El ecosistema Web3, que prometía revolucionar la forma en que los creadores monetizan su trabajo en internet, ha experimentado un duro golpe con el reciente lanzamiento del token ZORA, que no solo decepcionó a su comunidad sino que también evidenció las tensiones y desafíos actuales en la economía creativa basada en blockchain. En este nuevo escenario, los actores del sector empiezan a replantear estrategias, reconocen errores y exploran alternativas para retomar el impulso que los NFTs y otros activos digitales tuvieron antes de la caída de la burbuja especulativa. Zora, una red social onchain dirigida a artistas, músicos y creadores, había ganado popularidad por ofrecer una plataforma para monetizar contenido digital mediante la tecnología blockchain. Sin embargo, su airdrop de tokens ZORA, realizado el 23 de abril, estuvo rodeado de mala comunicación, confusión y descontento. El anuncio oficial de que el token ya estaba en circulación se hizo horas después de que comenzara a ser comerciado, lo que provocó caos en las redes sociales y una caída abrupta en su precio.
En cuestión de pocas horas, el valor inicial de alrededor de 0.037 dólares se desplomó por debajo de los 0.017, y desde entonces ha seguido perdiendo valor. Uno de los principales motivos de polémica fue la distribución del token. Un 45% del suministro quedó reservado para equipo e inversores, mientras que solo el 10% se destinó a la comunidad a través del airdrop, con un 25% adicional para la tesorería y solo un 20% para incentivos comunitarios.
Esta distribución generó críticas sobre la equidad y el compromiso de Zora con sus usuarios. Además, el token no ofrecía derechos de gobernanza ni participación en el capital de la plataforma, lo que alimentó el debate sobre su utilidad real. El equipo de Zora intentó calmar las aguas anunciando que agregarían nuevas funcionalidades al token, pero el daño ya estaba hecho. Algunos usuarios salieron en defensa del proyecto, haciendo hincapié en que la plataforma había logrado resultados financieros para ciertos creadores, mientras otros se limitaron a agradecer simplemente por obtener algún tipo de recompensa. Esta crisis de confianza en Zora refleja una tendencia más amplia dentro de la economía creativa Web3.
El entusiasmo inicial alrededor de los NFTs y otras herramientas blockchain para artistas ha disminuido considerablemente. Las ventas de NFTs, especialmente en el ámbito musical, han sufrido un retroceso dramático. Plataformas que antes lideraban este movimiento, como Sound.xyz, ahora están pivotando hacia modelos más flexibles que ocultan el aspecto blockchain para facilitar la experiencia del usuario y alejarse de la especulación que tanto daño hizo a la percepción del público. Muchos creadores han expresado que la especulación eclipsó el verdadero valor cultural y de conexión que debería perseguir la tecnología blockchain en el arte.
Vérité, una artista independiente y adoptante precoz de tecnologías Web3, comentó que los objetos digitales pueden mantener valor solo en contexto de experiencia y patrocinio, no meramente como herramientas especulativas. En línea con esto, se observa un cambio notable en el modelo de monetización. Zora, por ejemplo, dejó de utilizar NFTs tradicionales para convertir cada publicación en un “content coin” o memecoin, un token de contenido instantáneamente intercambiable que otorga a los creadores un porcentaje del suministro y parte de las comisiones de trading y liquidez. Este enfoque más orientado hacia la cultura viral y memética apunta a atraer a nuevas generaciones, especialmente las comunidades digitales emergentes que crean y remixan contenido de forma constante. Este cambio hacia memecoins representa una redefinición generacional del papel del creador en la economía digital y un intento de alinear la estructura tokenómica con las nuevas formas de participación y consumo cultural, más ligadas a la inmediatez y el fenómeno viral que a la propiedad tradicional de activos digitales.
A pesar de los problemas, muchos expertos creen que el potencial de blockchain para los creadores sigue siendo muy significativo, pero que es necesario reevaluar cómo se implementa la tecnología para que realmente responda a las necesidades y problemas de los artistas y su audiencia. Vérité ha expresado que no está interesada en forzar herramientas que simplemente sean blockchain por serlo, sino en buscar soluciones prácticas que beneficien a los creadores independientemente de la tecnología subyacente. Por otro lado, defensores como Adam Levy mantienen una convicción profunda en el poder de los NFTs y la criptomoneda, recordando que están en sus etapas iniciales y que la innovación todavía tiene un largo camino por recorrer. Para Levy, el fenómeno no es una moda pasajera, sino una evolución necesaria que transformará la creación y monetización de contenido en internet. Una de las lecciones aprendidas en esta fase es la importancia de mejorar la accesibilidad y experiencia de usuario.
La complejidad y dificultades asociadas al uso de wallets y la interacción directa con blockchain son aún una barrera considerable para la adopción masiva. Modelos como el del dúo Run The Jewels, que emplean tokens onchain ocultos bajo un sistema de recompensas de puntos para sus fans, demuestran que es posible integrar la tecnología sin que sea una fricción para el usuario final. Renata Lowenbraun, CEO de la plataforma Infanity, compara la adopción de blockchain con la historia del internet, un desarrollo que llevó décadas en consolidarse. En su opinión, los NFTs tuvieron un arranque prematuro antes de que la infraestructura y la comprensión general estuvieran preparadas. Sin embargo, esto no implica que la tecnología vaya a desaparecer o que no tenga aplicaciones revolucionarias, especialmente para la comunidad creativa.
Latashá, ex líder de comunidad en Zora y creadora comprometida con plataformas blockchain, destaca que la verdadera transformación estará en manos de los propios artistas, quienes comenzarán a construir sus propias plataformas y ecosistemas. Esta descentralización y apropiación genuina por parte de los creadores es vista como la vía más auténtica y sostenible para la economía creativa en Web3, superando la dependencia de plataformas que replican modelos centralizados y extractivos. En síntesis, el fiasco del airdrop de Zora ha puesto de manifiesto los retos actuales de un sector en transición, donde la decepción y la crítica conviven con la esperanza y la innovación. La visión compartida es que el blockchain seguirá siendo una herramienta valiosa, pero deberá adaptarse a las realidades culturales y económicas de los artistas, alejarse de la especulación desenfrenada y enfocarse en construir conexiones reales y sostenibles entre creadores y audiencias. La historia del Web3 y la economía creativa está lejos de haber terminado.
Los tropiezos como el de Zora representan aprendizajes valiosos que incentivarán modelos más inclusivos, justos y efectivos. En este proceso, la creatividad y el empoderamiento del artista serán las guías que marcarán el camino hacia un ecosistema digital más genuino y próspero.