En el mundo de las criptomonedas y la financiación descentralizada, la confianza y la transparencia son pilares fundamentales para el éxito y la consolidación de cualquier proyecto. Sin embargo, recientes hallazgos publicados por el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) han puesto bajo la lupa a los fundadores de Bankera, un proyecto fintech dedicado a ofrecer servicios bancarios basados en tecnología blockchain. Según el informe, los creadores de Bankera habrían utilizado casi la mitad de los fondos recaudados durante su Oferta Inicial de Monedas (ICO) en 2018 para la compra de bienes inmuebles de lujo alrededor del mundo, desviando así recursos que originalmente iban destinados a financiar el ecosistema del proyecto. Bankera recaudó aproximadamente 100 millones de euros, equivalentes a unos 114 millones de dólares en 2018, convirtiéndose en una de las ICO más prominentes de su momento. Sin embargo, un análisis detallado basado en documentos internos, declaraciones bancarias filtradas y registros financieros ha revelado que cerca de la mitad de estos capitales fueron transferidos a un banco ubicado en Vanuatu, una nación insular del Pacífico.
Lo curioso e inquietante es que este banco fue adquirido por los propios fundadores del proyecto: Vytautas Karalevičius, Justas Dobiliauskas y Mantas Mockevičius. La maniobra financiera permitió que el banco emitiera millones de euros en préstamos a compañías propiedad de los mismos individuos para la construcción y adquisición de una cartera de propiedades inmobiliarias de alto valor. Entre estas destacan una lujosa villa en la Riviera Francesa y diversos inmuebles de lujo en Lituania, país donde se originó Bankera. Es importante destacar que, según la investigación, el origen de estos préstamos era justamente el dinero recaudado durante la ICO, lo cual despierta señalamientos sobre la ética y legalidad de estas operaciones. Además, parte de estos fondos se usaron para otorgar préstamos directos a los tres fundadores para uso personal.
Desde el punto de vista legal y comunicacional, los abogados que representan a los fundadores han negado categóricamente que la ICO fuera un fraude, aunque no quisieron brindar comentarios específicos sobre las transacciones señaladas en el informe. Mientras tanto, los representantes de Bankera no han emitido comunicados oficiales ni respuestas públicas frente a estas acusaciones, lo que ha generado incertidumbre y desconfianza entre inversores y observadores del mercado cripto. La promesa inicial de Bankera era ambiciosa: convertirse en el “banco para la era blockchain,” ofreciendo una plataforma integral que incluyera servicios para retail e institucionales, intercambio de criptomonedas y un ecosistema financiero eficaz, seguro y moderno. Muchos inversores se sintieron atraídos por la oferta debido a la posibilidad de acceder a servicios de bancarización criptográfica con tarifas reducidas y la opción de recibir pagos semanales en tokens BNK como parte de un esquema de reparto de ingresos. Sin embargo, con el tiempo el cumplimiento de estas promesas empezó a desvanecerse.
Usuarios y participantes del ICO reportaron que los pagos semanales en BNK comenzaron a disminuir considerablemente, incluso hasta detenerse completamente en 2022. Esto generó frustración y denuncias al interior de la comunidad cripto, afectando gravemente la reputación del proyecto. Otro aspecto destacado es que Bankera aseguró que lograría obtener una licencia bancaria europea para operar bajo regulaciones formales, algo que hasta la fecha no se ha materializado. Este incumplimiento ha marcado la trayectoria del emprendimiento y ha contribuido a la caída en el valor de su token, que actualmente tiene una valoración totalmente diluida muy inferior a lo recaudado durante la ICO, rondando los 975 mil dólares según datos de CoinGecko. A pesar de todo esto, Bankera continúa operando y ofreciendo servicios relacionados con criptomonedas y banca digital, aunque su presencia en redes sociales y plataformas oficiales se ha moderado, especialmente en canales como LinkedIn y Twitter, donde mantiene una comunicación limitada con sus usuarios.
La situación de Bankera refleja uno de los mayores retos dentro de la industria cripto: la necesidad de transparencia y responsabilidad en el manejo de fondos recaudados durante ofertas iniciales y otros mecanismos de financiación. La opacidad en el uso de capitales puede generar desconfianza, pérdidas para inversores y dificultades para la adopción masiva de soluciones basadas en blockchain. Esta historia también pone en evidencia cómo ciertas estructuras financieras pueden ser empleadas para trasladar recursos desde inversionistas hacia activos personales de los fundadores, aprovechando jurisdicciones con regulaciones flexibles como Vanuatu. Para la comunidad internacional, es vital fortalecer los marcos regulatorios y la supervisión para mitigar el riesgo de fraudes o malversación dentro del ecosistema cripto. La evolución de Bankera se convierte así en un caso de estudio para emprendedores, inversores y reguladores interesados en el desarrollo saludable de las tecnologías financieras.