La jubilación suele ser vista como el momento de disfrutar los frutos del trabajo acumulado a lo largo de los años, pero no necesariamente como el fin de la construcción de riqueza. De hecho, es posible seguir generando y conservando patrimonio para legar a futuras generaciones, siempre con una planificación adecuada y estrategias inteligentes. La riqueza generacional no es solo responsabilidad de quienes están en su etapa productiva, sino que puede expandirse y consolidarse también durante la jubilación, a través de métodos que se adaptan al estilo de vida y objetivos de las personas mayores. El primer paso para mantener el crecimiento financiero en la jubilación es adoptar una mentalidad de progreso. Retirarse no significa dejar de generar ingresos o de hacer que el dinero trabaje para uno, sino cambiar el enfoque hacia estrategias más inteligentes y menos laboriosas.
Por ejemplo, implementar una estrategia de retiro que priorice sacar fondos de activos con menor rendimiento para preservar aquellos con mayor potencial es fundamental. Así, el patrimonio sigue creciendo mientras se minimizan riesgos. Esta metodología requiere asesoría y un monitoreo constante, pero puede aportar tranquilidad y estabilidad financiera. Otra vía que merece atención son los negocios con baja demanda de tiempo y esfuerzo operativo. Muchos jubilados optan por involucrarse en franquicias ya establecidas, mantienen participación en empresas de confianza o aprovechan proyectos familiares donde pueden contribuir sin la presión de un trabajo a tiempo completo.
De esta forma, se mantiene una fuente adicional de ingresos, se diversifica el portafolio y se protegen los activos ante la volatilidad de los mercados. Además, existen herramientas financieras poco exploradas pero muy poderosas, como las líneas de crédito respaldadas por valores o cuentas colaterales. Estas opciones permiten acceder a liquidez sin la necesidad de vender inversiones y enfrentar así impuestos o pérdidas. En situaciones de emergencia o cuando aparece una oportunidad de negocio, contar con estas alternativas financieras puede marcar la diferencia entre aprovechar el momento o perderlo. Los retiros mínimos requeridos y otros aspectos fiscales también deben ser considerados para optimizar los beneficios.
Un recurso innovador y cada vez más popular para aumentar el patrimonio son las unidades de vivienda accesoria, conocidas comúnmente como “granny flats” o viviendas para familiares. Estas pequeñas estructuras construidas dentro de la propiedad principal pueden servir para alojar a seres queridos, facilitar el envejecimiento en el propio hogar y, muy importante, generar ingresos mediante rentas. Las modificaciones recientes en las regulaciones urbanísticas han facilitado su construcción, lo que convierte a estas unidades en un activo valioso que no solo incrementa el valor de la propiedad, sino que además asegura un flujo constante de recursos. La versatilidad de estas casas secundarias permite a muchos jubilados vivir en ellas y rentar la vivienda principal, combinando comodidad con beneficios económicos. Este tipo de soluciones habitacionales también suele atraer a futuros compradores, lo que contribuye a mantener o aumentar la ganancia de capital cuando deciden vender el inmueble.
Invertir en activos financieros diversificados es otra clave para construir riqueza a largo plazo. En la etapa de retiro, la prudencia obliga a contemplar opciones que ofrezcan rentabilidad compatible con la tolerancia al riesgo. Bonos, fondos indexados y productos que generen ingresos pasivos deben estar presentes en la cartera, balanceando la necesidad de preservación del capital con el crecimiento moderado. Lipiar el portafolio con activos que generan importantes cargas tributarias o comisiones elevadas ayuda a maximizar la rentabilidad neta. El uso de estrategias fiscales inteligentes también contribuye notablemente.
La planificación adecuada de las donaciones y transferencias puede reducir impuestos, permitiendo que más recursos queden disponibles para el patrimonio familiar. Opciones como las donaciones calificadas o el aprovechamiento de exenciones específicas posibilitan la transferencia de riqueza de manera eficiente, ofreciendo beneficios tanto para quien transmite como para quien recibe. Por último, mantener una educación financiera continua y contar con el respaldo de asesores especializados es indispensable. El mundo financiero es dinámico y las leyes cambian, por lo que estar informado y adaptarse es la mejor manera de proteger y maximizar el patrimonio. Además, compartir estos conocimientos con los miembros más jóvenes de la familia asegura que las buenas prácticas se perpetúen.
En resumen, la construcción de riqueza generacional durante la jubilación es una tarea completamente viable mediante una combinación de estrategias que incluyen la gestión inteligente de activos, la inversión en propiedades con potencial de renta como las granny flats, la diversificación financiera, la optimización fiscal y la educación constante. Más que un simple objetivo económico, este proceso representa una oportunidad para dejar un legado duradero que beneficie a las futuras generaciones y garantice estabilidad financiera y bienestar familiar a lo largo del tiempo.