En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado innumerables aspectos de la vida y el trabajo. Entre las profesiones emergentes que captaron atención se encontraba el prompt engineering, un rol especializado destinado a optimizar la interacción con grandes modelos de lenguaje (LLM) mediante la creación de preguntas o comandos precisos que mejoraran la calidad y eficiencia de las respuestas de la IA. Sin embargo, esta función que parecía prometedora y con gran perspectiva de crecimiento, ha experimentado un declive acelerado, planteando interrogantes sobre la evolución del mercado laboral en la era digital y el verdadero impacto disruptivo de la inteligencia artificial en la creación o desplazamiento de empleos. Al inicio del auge corporativo de la IA, muchas empresas buscaron contratar especialistas que actuaran como traductores entre humanos y máquinas. Estos profesionales tenían la misión de diseñar prompts lo suficientemente claros y elaborados para extraer resultados óptimos de los sistemas de IA, tales como ChatGPT o modelos similares.
Su valor radicaba en que producen un puente efectivo que maximiza la productividad y la precisión de las respuestas generadas por la inteligencia artificial. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta función ha quedado integrada y normalizada dentro de muchas otras posiciones profesionales, eliminando la necesidad de un puesto exclusivo dedicado a ello. La principal razón de esta rápida desaparición radica en la automatización de la propia tarea de creación de prompts. Los modelos de IA actuales no solo responden a órdenes, sino que también pueden ayudar a formular las preguntas o instrucciones perfectas para sí mismos. En otras palabras, la IA está sustituyendo su propia intermediación humana.
Esta circunstancia ha provocado que el prompt engineering se transforme en una habilidad transversal esperada dentro de múltiples puestos laborales en lugar de un rol específico dentro de una organización. Este fenómeno, criticado y definido metafóricamente como que «la IA se está comiendo a sí misma», representa un cambio paradigmático importante. Las profesiones que inicialmente parecían revolucionarias y fáciles de ingresar, debido a que no requerían grandes conocimientos técnicos, están siendo absorbidas por la propia tecnología que pretenden controlar o complementar. Esta situación se asemeja a otros casos históricos en los que herramientas o habilidades muy valoradas en un momento dado, como ser expertos en Excel o presentaciones PowerPoint, dejaron de ser empleos independientes para ser consideradas competencias básicas y necesarias para cualquier profesional. El impacto del declive del prompt engineering se extiende más allá de un solo puesto de trabajo: es un indicativo claro del rumbo que seguirá la integración de la IA en el sistema productivo.
En lugar de generar empleos completamente nuevos, la inteligencia artificial está conformando una transformación profunda al interior de los roles existentes. Esto significa que la mayoría de las tareas consideradas rutinarias, repetitivas o poco especializadas serán automatizadas o gestionadas en parte por agentes de IA, mientras que los trabajadores deberán incorporar nuevas aptitudes para potenciar su desempeño en un entorno donde la inteligencia artificial es un aliado cotidiano y no un complemento ocasional. Expertos en la materia han manifestado que el verdadero valor de la IA no se encuentra en la creación de una extensa lista de trabajos emergentes o de nicho, sino en la significativa mejora en productividad que puede ofrecer en sectores ya consolidados y tradicionales. En el caso particular de la ingeniería de prompts, esta labor que inició como un trabajo original de bajo umbral de acceso, ha pasado a ser una competencia fundamental para cualquier profesional que quiera trabajar con diferentes aplicaciones de inteligencia artificial. Esta transición implica que empleados de áreas tan variadas como marketing, desarrollo de software, atención al cliente y análisis de datos, deben aprender a formular consultas efectivas para obtener los mejores resultados posibles de la IA.
Sin embargo, la automatización no se limita únicamente a la creación de prompts. Existen ya agentes de IA avanzados que realizan tareas que previamente requerían intervención humana directa, desplazando de manera progresiva roles de bajo nivel o tareas muy especializadas que antes parecían imposibles de automatizar. La imagen del “Pac-Man” que devora una a una distintas habilidades y tareas laborales ilustra cómo esta inteligencia se expande y modifica el mercado de trabajo. El entusiasmo inicial por el prompt engineering como una profesión nueva también reflejó la esperanza de que la inteligencia artificial no solamente reemplazaría trabajos existentes, sino que también abriría oportunidades totalmente nuevas y especializadas. No obstante, esa expectativa parece estar siendo reemplazada por realidades más pragmáticas, donde la IA potencia y redefine roles tradicionales, en lugar de discontinuarlos por completo o crearlos de cero.
Esto plantea el desafío para trabajadores y organizaciones de adaptarse rápidamente a una era donde las habilidades interpersonales, técnicas y la capacidad para colaborar con la inteligencia artificial son esenciales para mantener la competitividad. Los cambios tecnológicos provocados por la IA están remodelando el panorama laboral global. Mientras que algunos pronósticos prevén la creación simultánea de empleos para compensar aquellos desplazados, los datos y testimonios actuales sugieren que, al menos en el corto plazo, la adaptación será la clave para la supervivencia profesional. Especialmente para aquellos trabajadores que desempeñaban funciones técnicas o semiabrasivas como el prompt engineering, la capacidad de evolucionar hacia roles integrados que combinen dominio humano con soporte de IA resulta fundamental. En conclusión, el prompt engineering representa un microcosmos del impacto que la inteligencia artificial tiene sobre las profesiones emergentes y la transformación del mercado laboral.