La industria del calzado se encuentra en una encrucijada financiera y estratégica con la reciente adquisición del gigante estadounidense Skechers por la firma de capital privado 3G Capital. La operación, valorada en más de 9 mil millones de dólares, supone que Skechers dejará de cotizar en bolsa para pasar a formar parte de un portafolio privado respaldado por una de las mayores firmas de inversión global. Este movimiento llega en un contexto económico y político complejo, donde las guerras comerciales y las políticas arancelarias internacionales representan un gran desafío para empresas con cadena de suministro globalizada. Skechers, reconocida mundialmente por su amplia oferta de calzado deportivo y casual, ha sido uno de los jugadores clave en el mercado durante las últimas dos décadas, compitiendo con gigantes como Nike y Adidas gracias a su oferta accesible y su posicionamiento en varios segmentos de consumidores. La firma tiene aproximadamente 5,300 tiendas en todo el mundo, de las cuales cerca de 1,800 son propiedad directa de la empresa, cimentando un sólido canal de distribución global.
La oferta pública de compra de 3G Capital fijó un precio por acción de 63 dólares, lo que representa un premio del 30% sobre el precio promedio ponderado por volumen en los últimos 15 días antes del anuncio. Este incremento significativo en la valoración reflejó confianza y expectativa positiva por parte de los inversionistas, lo que se tradujo en un aumento del 25% en las acciones de Skechers en la jornada bursátil posterior al anuncio. El rol de 3G Capital en esta operación no es casual. Esta firma de capital privado es reconocida por su experiencia en la adquisición y reestructuración de grandes empresas internacionales, especialmente en sectores de consumo masivo y manufactura. La decisión de llevar a Skechers a un entorno privado permitirá implementar estrategias operativas más flexibles y tomar decisiones a largo plazo sin la presión constante de los mercados públicos.
Una de las principales motivaciones que rodean esta compra son las complicaciones derivadas de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la cual ha generado grandes incertidumbres para empresas que dependen de la manufactura asiática. Skechers genera aproximadamente dos tercios de sus ingresos fuera del mercado estadounidense, con una proporción significativa de sus productos fabricados en China, país que representa el 15% de sus ventas globales. En meses recientes, el presidente Donald Trump ejecutó aumentos considerables en los aranceles a productos importados chinos, alcanzando tasas de hasta el 125% en algunos casos, lo que encareció significativamente los costos de producción para compañías como Skechers que dependen de insumos y manufactura de ese país. Estos incrementos arancelarios han obligado a Skechers a revisar su estrategia de costos y producción. El director financiero de la compañía, John Vandemore, reconoció la dinámica cambiante del entorno y la dificultad para proyectar resultados financieros claros bajo estas condiciones.
En lugar de proporcionar guías financieras tradicionales, la empresa se está enfocando en optimizar su cadena de suministro, buscando alternativas en países con costos laborales más competitivos y menores barreras arancelarias. La estrategia incluye también negociar compartición de costos con proveedores y ajustar precios para mitigar el impacto de los aranceles. Esta capacidad de adaptación será crucial para mantener la rentabilidad y el posicionamiento de la marca en un mercado donde los consumidores pueden ser sensibles a los aumentos de precios derivados de impuestos externos. Adicionalmente, Skechers enfrenta el reto de mantener la competitividad ante rivales que también están ajustando sus estrategias, algunos de los cuales están desarrollando nuevas líneas de producción nacional o regional para reducir la exposición a tarifas. El traslado de Skechers a un estatus privado bajo 3G Capital puede, por ende, facilitar la implementación de estas medidas estratégicas, ya que un entorno no divulgado públicamente libera a la gerencia de presiones trimestrales excesivas y de la volatilidad del mercado, favoreciendo la toma de decisiones a mediano y largo plazo.
Por otra parte, la elección de 3G Capital también puede interpretarse como una respuesta directa a las dificultades económicas globales actuales. La firma tiene un historial de convertir empresas bajo presión en organizaciones más eficientes y rentables a través de mejoras en la gestión de costos y la optimización operativa. Este enfoque puede beneficiar a Skechers al lograr mayor resiliencia frente a la inestabilidad comercial y económica. Sin embargo, también hay desafíos inherentes a la toma de una compañía como Skechers del mercado público. La transparencia y la supervisión regulatoria que caracterizan a las empresas cotizadas disminuyen cuando cambian a propiedad privada, lo que puede generar incertidumbre a inversores tradicionales y afectar la percepción pública a corto plazo.
Además, el apalancamiento financiero que a menudo acompaña este tipo de adquisiciones puede incrementar los riesgos si no se maneja cuidadosamente. A pesar de estos retos, analistas coinciden en que la operación es un reflejo del interés continuo en la industria del calzado y en marcas establecidas con reconocimiento global. A medida que el consumo global se estanca o ralentiza en mercados maduros, las marcas buscan fortalecerse a través de innovación, expansión internacional y optimización de sus estructuras corporativas. El caso de Skechers también ejemplifica el impacto tangible de las políticas comerciales internacionales en las decisiones corporativas. El aumento de tarifas y las tensiones comerciales están reconfigurando modelos de negocio y cadenas de suministro a escala global, acelerando la búsqueda de alternativas de producción y estrategias diversificadas para mitigar riesgos.