Kalshi, la plataforma de mercados de predicción que está revolucionando el modelo tradicional de apuestas, acaba de conseguir una importante victoria legal en Nevada, un estado pionero en la regulación del juego en Estados Unidos. Un juez federal dictaminó recientemente que Kalshi puede continuar operando con sus contratos basados en eventos deportivos en el estado mientras se desarrolla su batalla legal contra los reguladores de Nevada. Esta decisión no solo representa un alivio temporal para la empresa, sino que también encarna un punto de inflexión en la creciente tensión entre la supervisión federal y las leyes estatales sobre el juego. El caso Kalshi en Nevada gira en torno a una cuestión fundamental: ¿Quién tiene la autoridad para regular los mercados de predicción? Kalshi sostiene que sus operaciones ya se encuentran bajo la tutela de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), la agencia federal encargada de supervisar el comercio de derivados financieros. Desde su fundación, Kalshi se ha presentado como un mercado de swaps —contratos financieros que permiten a los usuarios apostar sobre resultados que van desde elecciones políticas hasta eventos deportivos—, diferenciándose explícitamente de los sportsbooks tradicionales.
Según Tarek Mansour, cofundador de Kalshi, “Somos un mercado de swaps, no un sportsbook”. Sin embargo, esta visión es rechazada con firmeza por la Nevada Gaming Control Board (NGCB), que impuso a Kalshi una orden de cese y desistimiento en marzo al considerar que los contratos deportivos ofrecidos por Kalshi violan las leyes estatales de apuestas. Para ellos, la definición es clara: si algo se parece y funciona como una apuesta, debe ser regulado como tal. El juez Andrew P. Gordon decidió bloquear temporalmente esta orden, justificando que la supervisión federal preempa state las leyes estatales de juego, lo que pone sobre la mesa un complejo debate de jurisdicciones.
Este conflicto no se limita a Nevada. En el último año, estados como Nueva Jersey, Illinois, Ohio y Montana han emitido órdenes similares contra Kalshi. Incluso asociaciones con otros actores del mercado, como Robinhood y Crypto.com, han provocado investigaciones regulatorias. Por ejemplo, la Comisión de Control de Casinos de Ohio y la Junta de Juego de Illinois están indagando si los productos de Kalshi constituyen apuestas deportivas sin licencia.
Connecticut también ha iniciado una investigación sobre Kalshi desde fines de 2024, demostrando la expansión del problema a lo largo de todo el país. Como respuesta, Kalshi no se ha quedado de brazos cruzados. En abril, la empresa demandó a Nevada y Nueva Jersey, argumentando que los reguladores estatales están excediendo sus competencias. Mansour sostiene que los mercados de predicción representan una innovación del siglo XXI que está siendo malinterpretada. Un triunfo en Nevada tendría un efecto ejemplarizante, debilitando las acciones de otros estados.
Además, hay que recordar que un juez federal ya autorizó los contratos electorales de Kalshi a finales de 2024, sentando un precedente en la categoría. La CFTC, aliado federal de Kalshi, también ha mostrado cambios en su actitud. En febrero de 2025, la comisionada interina Caroline Pham anunció un giro hacia la protección contra fraudes en lugar de una aplicación estricta, lo que fue bien recibido por operadores de mercados de predicción. Recientemente, la CFTC cerró una investigación sobre los contratos relacionados con el Super Bowl sin imponer sanciones, un claro signo de un enfoque más benevolente. Sin embargo, esta permisividad no es absoluta.
La CFTC sigue exigiendo que Kalshi se registre como mercado designado de contratos (DCM), lo que implica cumplir con reglas importantes como límites de posición y salvaguardas contra la manipulación del mercado. Los críticos alegan que estas regulaciones son mucho menos rigurosas que las licencias estatales para juegos de azar, que implican exhaustivos controles de antecedentes y acuerdos de reparto de ingresos con tribus y casinos. Desde el punto de vista de las autoridades estatales, las regulaciones tradicionales del juego buscan prevenir fraudes, proteger a los consumidores y garantizar ingresos fiscales, objetivos que el modelo peer-to-peer de Kalshi podría poner en riesgo. La regulación estatal suele incluir medidas para compartir una parte significativa de los ingresos con la administración pública; por ejemplo, Nevada exige que los sportsbooks aporten hasta un 6.75% de sus ingresos.
Al operar mediante contratos swap que no pasan por una licencia estatal tradicional, Kalshi evita estas cargas, lo que representa una pérdida potencial de recursos para los estados. Otros estados como Arizona y Carolina del Norte están vigilando esta situación con atención, preocupados por operadores no autorizados que podrían socavar sus mercados legales. Además, la preocupación no es solo fiscal: las comunidades tribales, que dependen en gran medida de los ingresos generados por los casinos, temen que estas nuevas plataformas puedan afectar la estabilidad económica de sus operaciones. Desde el punto de vista económico, la proliferación de los mercados de predicción y plataformas similares podría alterar significativamente el panorama de las apuestas deportivas, una industria multimillonaria. Estados como Nueva York y Pensilvania recaudan cientos de millones de dólares anualmente por impuestos derivados del juego legal, y el funcionamiento de Kalshi al margen de ese marco podría disminuir esas recaudaciones.
También preocupa que los accesos globales a través de VPNs y otras tecnologías permitan eludir regulaciones locales, ampliando la complejidad del control. La protección al consumidor es otro asunto de debate. Los sportsbooks tradicionales están sometidos a estrictas regulaciones para garantizar equidad y prevenir fraudes, incluidas medidas contra el lavado de dinero y controles exhaustivos de verificación de edad. En cambio, los mercados de predicción funcionan con salvaguardas menos estrictas, lo que genera inquietudes sobre la posible manipulación del mercado o prácticas injustas. Kalshi defiende que su plataforma cuenta con mecanismos integrados para evitar estas irregularidades y que mantiene un nivel adecuado de transparencia y seguridad, aunque los expertos en regulación discrepan sobre si estas medidas alcanzan los estándares exigidos por las comisiones estatales de juego.
En un contexto más amplio, el caso de Kalshi representa una historia en desarrollo sobre el futuro de los mercados de predicción. A medida que estos ganan popularidad, obligan a reguladores y legisladores a replantear la clasificación y supervisión de nuevos instrumentos financieros en la era digital. La confrontación entre regulaciones estatales y federales es solo una parte del proceso, ya que internacionalmente la situación es también compleja. Países como Australia y Canadá ya han comenzado a enfrentar estos desafíos regulatorios. La Comisión Australiana de Valores e Inversiones (ASIC) ha emitido directrices claras sobre la necesidad de proteger a los consumidores en el contexto de los mercados de predicción, mientras que en Canadá, los reguladores provinciales adoptan un enfoque más cauteloso y mantienen vigilancia sobre las últimas innovaciones.
Estas experiencias internacionales evidencian la necesidad de una colaboración global que permita establecer estándares consistentes y protección efectiva para los usuarios. En el terreno tecnológico, los mercados de predicción están integrando rápidamente innovaciones como blockchain y finanzas descentralizadas (DeFi), lo que promete mayor transparencia y seguridad, pero también añade una capa adicional de complejidad regulatoria. Kalshi, por ejemplo, está invirtiendo considerablemente en tecnología blockchain para mejorar la eficiencia y seguridad de su plataforma, lo que difumina aún más las fronteras entre instrumentos financieros tradicionales y productos de juego tradicionales, complicando la tarea de los reguladores. La percepción pública también es un factor determinante en esta controversia. Mientras que muchos usuarios disfrutan de estas plataformas como una forma entretenida de involucrarse con eventos deportivos y políticos, otros alertan sobre los riesgos para los mercados de apuestas tradicionales y la posible falta de protección a los consumidores.