A medida que las preocupaciones sobre una posible recesión continúan resonando en los Estados Unidos y alrededor del mundo, la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha alzado la voz con una nota de optimismo. En una reciente visita a Nevada, Yellen compartió su perspectiva sobre el estado de la economía estadounidense, a pesar de los desafíos que persisten en el horizonte. Yellen destaca que, a pesar de la inflación elevada y los riesgos asociados con la desaceleración de la economía china y la guerra en Ucrania, los fundamentos de la economía estadounidense permanecen robustos. La secretaria declaró que las políticas del presidente Joe Biden están impulsando un crecimiento histórico en el empleo y ayudando a reconstruir la competitividad del país. Durante su intervención en un sindicato cerca del famoso Strip de Las Vegas, Yellen afirmó: "Los estadounidenses están comenzando a ver en su vida cotidiana el impacto de estas políticas, pero hay mucho más por venir".
Sin embargo, no se puede ignorar que, a pesar de la esperanza que Yellen evoca, muchos americanos siguen escépticos sobre la efectividad de las políticas implementadas por la administración Biden. Encuestas recientes han mostrado que un número considerable de ciudadanos no comparte la visión optimista de la secretaria, a pesar de que una parte significativa de la población se siente satisfecha con su situación personal. Yellen subrayó que, mientras que la inflación y la tasa de desempleo han caído a menos del 4%, el crecimiento económico del país continúa su curso. Entre los factores de riesgo que Yellen mencionó, el crecimiento lento de China se destacó como un punto de atención. "La desaceleración de China tendrá el mayor impacto en sus vecinos asiáticos, pero también habrá algunas repercusiones en los Estados Unidos", expresó Yellen, subrayando que la economía global está interconectada y que las dificultades en una de las principales economías del mundo pueden tener efectos en cadena.
A pesar de estos riesgos, Yellen se muestra confiada en las perspectivas de la economía estadounidense. "Estamos viendo una desaceleración en el crecimiento, pero un crecimiento que sigue siendo saludable, un mercado laboral que es muy robusto y una inflación que está disminuyendo", afirmó. Esta afirmación se produce en un momento en que la economía estadounidense ha logrado sortear las advertencias de recesión, mostrando una tasa de desempleo históricamente baja y un crecimiento del PIB mejor de lo esperado. Yellen también se refirió a la legislación sobre la reducción de la inflación (Inflation Reduction Act, IRA), que incluye una inversión de 500 mil millones de dólares en nuevos gastos y recortes de impuestos. Según la secretaria, uno de los objetivos de esta ley es construir una cadena de suministro de energía limpia diversificada, así como mitigar interrupciones y proteger la seguridad económica.
Aunque aún no se conoce el impacto total de esta ley —ya que se espera que los contribuyentes reclamen sus créditos fiscales a fin de año— un funcionario del Tesoro mencionó que el sector privado ha anunciado más de 110 mil millones de dólares en nuevas inversiones en energía limpia desde la aprobación de la ley. A medida que se aproxima la elección presidencial de 2024, la situación económica se convierte en un tema crucial para los votantes. En este sentido, Yellen y Biden están tratando de impulsar la narrativa de que "Bidenomics" está funcionando, incluso cuando algunos votantes, que apoyaron al presidente en 2020, perciben que la economía se ha comportado de manera deficiente. Esto es evidente en una reciente encuesta de Reuters/Ipsos que muestra que muchos de esos votantes podrían no respaldar a Biden en su búsqueda de reelección. Mientras tanto, el presidente Biden describió los problemas económicos de China como una "bomba de tiempo" y criticó a los líderes del Partido Comunista, refiriéndose a ellos como "malos tipos".
Estas declaraciones, emitidas durante un evento de recaudación de fondos, resaltan no solo la preocupación de la administración sobre los problemas económicos de China, sino también la forma en que estos problemas podrían influir indirectamente en la economía estadounidense. El trasfondo de esta interacción entre las economías de Estados Unidos y China es cada vez más complicado, especialmente con la historia reciente de tensiones comerciales entre ambas naciones. La guerra comercial que surgió hace algunos años ha dejado sus huellas, y aunque los funcionarios de ambos países buscan maneras de estabilizar sus relaciones, los efectos de la desaceleración china se sienten al otro lado del océano. El futuro económico inmediato de los Estados Unidos dependerá en gran medida de varios factores, incluido el manejo de la inflación, la política monetaria y la capacidad para fomentar el crecimiento basado en innovaciones y sostenibilidad. La administración Biden ha afirmado su compromiso con el crecimiento económico a través de la inversión en infraestructura, energía limpia y tecnología, áreas que no solo crean empleos, sino que también buscan abordar las preocupaciones climáticas que se han convertido en una prioridad para muchos ciudadanos.
Es claro que, aunque Yellen y su equipo mantienen una visión optimista sobre el futuro económico, el camino por delante no está exento de obstáculos. La interacción entre la recuperación económica de EE.UU., las tensiones geopolíticas y las circunstancias mundiales seguirá siendo un tema de debate en los meses venideros. A medida que el 2024 se acerca y el ciclo electoral toma impulso, las palabras de Yellen y su confianza en la dirección de la economía estadounidense serán probadas por la realidad.