En los últimos años, el auge de los tokens no fungibles (NFTs) ha revolucionado la manera en que las marcas y consumidores interactúan con activos digitales únicos. Nike, un gigante mundial en el sector deportivo y de moda, se unió a esta tendencia con la adquisición de RTFKT, una empresa especializada en tokens digitales vinculados a zapatillas virtuales y coleccionables. Sin embargo, esta aventura comercial que comenzó con mucho entusiasmo ahora enfrenta un serio revés: una demanda colectiva interpuesta por clientes que adquirieron estos NFTs, alegando que Nike vendió valores no registrados y que actuó con mala fe al cerrar abruptamente el proyecto digital. El proyecto RTFKT fue uno de los movimientos estratégicos de Nike para incursionar en el mercado de activos digitales, con el objetivo de crear una nueva experiencia para los aficionados a la marca mediante zapatillas digitales que además servían como elementos coleccionables en videojuegos como EA Sports. En teoría, esta innovación buscaba capitalizar la creciente popularidad del metaverso y las experiencias virtuales, proyectando un modelo de negocio donde lo digital y físico convergían, abriendo una nueva fuente de ingresos y fidelización para la empresa.
No obstante, esta visión optimista se vio truncada cuando Nike anunció a principios de 2025 el cierre definitivo de RTFKT y, con él, la suspensión de sus operaciones en el mercado de NFTs. Este movimiento generó una ola de insatisfacción entre los consumidores que habían invertido grandes sumas en estos tokens. La comunidad afectada denunció que la firma habría realizado un 'rug pull', un término usado en el ámbito cripto para describir la retirada súbita de una inversión o proyecto, dejando a los compradores con activos vacíos y sin respaldo. La demanda interpuesta en el Distrito Este de Nueva York expone que múltiples clientes de Nike en estados como California, Florida, Nueva York y Oregon han sufrido pérdidas millonarias debido a esta acción. Exigen compensaciones por daños no especificados, pero que se estima en al menos cinco millones de dólares.
Según los demandantes, la empresa no solo incumplió su compromiso con la comunidad, sino que también violó leyes de protección al consumidor, además de emplear instrumentos financieros que califican como valores sin la adecuada inscripción ante las autoridades regulatorias. El reclamo más fuerte radica en la acusación de que los tokens digitales vendidos eran valores no registrados. En los Estados Unidos, bajo la supervisión de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), la venta de valores debe pasar por procesos de registro que garantizan la transparencia y protección al inversionista. En este sentido, las NFTs de Nike al ofrecer derechos y expectativas económicas podrían entrar en esta clasificación, algo que no fue contemplado ni declarado adecuadamente por la compañía. Desde la irrupción de los NFTs en 2021, muchas firmas intentaron capitalizar la tendencia, esperando beneficiarse del auge inicial del mercado digital.
Sin embargo, el desenlace fue distinto para compañías como Nike que, a pesar de tener un poderoso respaldo de marca, no lograron consolidar un modelo de negocio sostenible en este segmento. La volatilidad de los valores digitales, sumada a la caída abrupta en la valoración de los NFTs en 2023, provocó que numerosos proyectos perdieran relevancia y valor, dejando a muchos compradores en situación vulnerable. Este fenómeno no es exclusivo de Nike. Otras grandes marcas como Starbucks cerraron sus iniciativas NFT tras evaluar los riesgos y la baja demanda. Asimismo, empresas como Yuga Labs enfrentan sus propias controversias legales motivadas por reclamaciones de inversionistas descontentos.
El caso Nike refleja un patrón global sobre los desafíos regulatorios y comerciales que enfrenta la industria de los NFTs, especialmente cuando confluyen grandes cantidades de dinero y expectativas no cumplidas. Los expertos en derecho financiero destacan que la ausencia de claridad regulatoria en torno a los NFTs es un factor clave que ha puesto a empresas y consumidores en situaciones complejas. La ambigüedad en la categorización de estos tokens dificulta su tratamiento legal y genera incertidumbre sobre los derechos y obligaciones de cada parte. En este sentido, la demanda contra Nike podría sentar precedentes importantes sobre cómo deben manejarse y regularse estos activos digitales en el futuro. Más allá de las implicaciones legales, el caso Nike pone en evidencia la velocidad con la que algunas compañías adoptaron tecnologías emergentes sin medir completamente los riesgos asociados.
La combinación de entusiasmo por la innovación con la falta de preparación estratégica y regulatoria puede derivar en consecuencias negativas tanto para los inversionistas como para la reputación corporativa. La situación actual puede incentivar una mayor cautela y análisis profundo en cualquier iniciativa que involucre activos digitales y blockchain. Para los consumidores interesados en NFTs, este episodio sirve como una advertencia sobre la importancia de entender la naturaleza legal y financiera de estos productos digitales antes de invertir cantidades significativas de dinero. El desplome del mercado y la imposibilidad de recuperar los fondos invertidos evidencian que la compra de NFTs no está exenta de riesgos, y que la ausencia de regulaciones claras puede complicar aún más los procesos de reclamo y reparaciones. Nike se encuentra ahora en una posición delicada, enfrentando no solo demandas legales, sino también el impacto en su imagen de marca relacionado con su incursión en el mundo digital y la respuesta hacia sus clientes.
La resolución de este caso podría influir en la percepción pública sobre la seriedad con la que las grandes corporaciones gestionan innovaciones tecnológicas, sobre todo en sectores que involucran altos montos de inversión por parte de los consumidores. En definitiva, la demanda hacia Nike por la supuesta venta de valores no registrados mediante sus NFTs evidencia los complejos desafíos que emergen al cruzar las fronteras entre mercados tradicionales y digitales. Este fenómeno también subraya la necesidad urgente de establecer marcos regulatorios específicos que protejan a los inversionistas y consoliden un terreno seguro para la innovación. La experiencia de Nike podría marcar un antes y un después en la relación entre grandes marcas, consumidores y nuevas tecnologías basadas en blockchain. A medida que el interés en el metaverso y los activos digitales continúa, los ojos del mundo empresarial y jurídico estarán atentos a las decisiones y resultados de esta disputa.
La integración de la creatividad, tecnología y finanzas requiere equilibrio, transparencia y responsabilidad para evitar consecuencias que afecten tanto a las compañías como a sus comunidades de seguidores y compradores. Por lo tanto, el caso de Nike y sus 'zapatillas digitales' es un claro ejemplo de las lecciones que debe aprender la industria para avanzar hacia un futuro más seguro y sostenible en el universo de los NFTs.