La economía estadounidense está enviando señales importantes que indican una inminente recesión, según el economista veterano Steve Hanke. En un análisis que ha generado gran preocupación, Hanke observa una contracción en la oferta monetaria, una señal que solo se ha visto en cuatro ocasiones durante el último siglo. Este patrón histórico ha sido seguido de recesiones o depresiones en cada uno de esos casos. Hanke, profesor en la Universidad Johns Hopkins, ha compartido su perspectiva a través de una reciente entrevista en Wealthion, un firme dedicado a asesoría patrimonial. En sus declaraciones, Hanke destaca que la contracción de la oferta monetaria, especialmente el agregado M2, está comenzando a afectar la economía en general.
Este tipo de dinero incluye todo el efectivo en circulación y los depósitos a corto plazo, y a menudo se considera como un indicador clave de la salud económica. Durante la pandemia de COVID-19, la oferta monetaria M2 experimentó un crecimiento acelerado debido a las políticas monetarias laxas implementadas por la Reserva Federal. Sin embargo, en los últimos dos años, ese crecimiento se ha revertido. Según datos de la Reserva Federal, en junio la oferta monetaria M2 estaba alrededor de 21 billones de dólares, un 3% menos que su pico en 2022, cuando alcanzó aproximadamente 21.7 billones de dólares.
Este es un indicativo de que la economía podría estar enfrentando un enfriamiento. La historia nos ha enseñado que una contracción en la oferta monetaria es un fenómeno poco común y que, cuando ocurre, casi siempre precede a una recesión. De hecho, Hanke apunta que en cada una de las ocasiones que se ha registrado esta contracción desde 1913, el resultado ha sido un colapso económico. Esto genera inquietud entre economistas y analistas de mercado, quienes están monitoreando de cerca cada movimiento en la economía. Aunque la oferta monetaria M2 comenzó a expandirse nuevamente en junio, puesto que cualquier cambio en la cantidad de dinero disponible en la economía tiene un efecto retardado de uno a dos años, Hanke opina que esta expansión más reciente no es suficiente para cambiar la dirección que toma la economía.
"Entraremos en una recesión ya sea a finales de este año o a principios del próximo", predice Hanke. Al mirar otros indicadores económicos, la situación se torna aún más preocupante. El mercado laboral ha mostrado señales de debilidad. El aumento del desempleo al 4.3% en julio, el nivel más alto desde el auge de la pandemia, ha exacerbar las preocupaciones de que muchos estadounidenses están sintiendo la presión económica.
La disminución en el empleo generalmente es un signo de que las empresas están reduciendo costos en anticipación de un entorno económico más adverso. Además, los consumidores parecen estar cada vez más agobiados por la inflación. Con los precios subiendo para una variedad de bienes y servicios, muchos hogares han empezado a reducir sus gastos, lo que a su vez está afectando a las ventas minoristas que anteriormente habían crecido rápidamente. Esta desaceleración en las ventas se ha convertido en un tema recurrente en las discusiones económicas recientes, ya que los patrones de consumo son fundamentales para el crecimiento económico. Otro sector que ha estado sintiendo esta ralentización es el inmobiliario.
Las tasas de interés hipotecas han alcanzado niveles históricamente altos, lo que ha hecho que muchos potenciales compradores se echen atrás. El resultado ha sido una caída en la actividad de nuevas construcciones y ventas de vivienda, lo que afecta no solo a los constructores, sino también a un campo más amplio de industrias relacionadas. La manufactura no ha quedado exenta de las malas noticias. Datos del Instituto de Gestión de Suministro revelaron que la actividad del sector manufacturero se contrajo por el vigésimo mes consecutivo en julio. Esta tendencia se ha dado en medio de un contexto de alza de precios y escasez de insumos, lo que ha generado fricciones en las cadenas de suministro que aún intentan recuperarse de los efectos de la pandemia.
En el ámbito de los mercados financieros, los inversores están manteniendo una vigilancia constante. Según la herramienta CME FedWatch, existe un 62% de probabilidad de que la Reserva Federal recorte tasas de interés en 100 puntos básicos o más para finales de año. Esto señala que los traders están anticipando una modificación en la política monetaria de la Fed, lo que podría ser un intento por parte de la institución para suavizar la posible recesión a la que se enfrenta la economía. Todo este panorama no solo se refleja en las proyecciones económicas, sino también en el sentimiento general de los consumidores y las empresas. La confianza en el futuro está siendo puesta a prueba mientras las personas y las organizaciones evalúan su capacidad de adaptarse a la nueva realidad económica.
Hanke concluye que si se observa de cerca tanto el panorama macroeconómico como el microeconómico, se puede ver una coincidencia en la dirección que toma la economía. A medida que la economía estadounidense navega a través de estos tiempos inciertos, la atención se centra en la capacidad de los responsables de la política económica para mitigar los efectos negativos de una posible recesión. Si bien algunos creen que el uso de tasas de interés más bajas podría reactivar el crecimiento, otros argumentan que esto podría ser insuficiente frente a la magnitud de los desafíos que están surgiendo. Es un momento de gran expectación y preocupación en la economía, lo que ha llevado a muchos a cuestionar cómo se verá el panorama financiero en el futuro cercano. Las predicciones de Hanke y otros economistas son un llamado para que tanto los individuos como las empresas se preparen para los cambios que están por venir.
Con una mezcla de prudencia y planificación, es posible que el país pueda sortear la tormenta económica que se avecina.