Donald Trump ha sido una figura controversial durante años, y su más reciente incursión en el mundo de la moda y la relojería no ha hecho más que alimentar el debate. En septiembre de 2024, el ex presidente de Estados Unidos lanzó una colección de relojes que ha despertado tanto interés como escepticismo entre los aficionados a los relojes. Uno de los modelos destacados es un costoso reloj tourbillon, cuyo precio de venta alcanza la asombrosa cifra de 100,000 dólares. Sin embargo, expertos en la materia han comenzado a cuestionar la autenticidad y el valor de este artículo, sugiriendo que podría no ser lo que aparenta. La colección de relojes de Trump incluye modelos que van desde un reloj de buceo denominado "Fighter", con un precio entre 499 y 799 dólares, hasta el mencionado tourbillon de lujo.
A pesar de su precio elevado y el uso de materiales como oro y diamantes, las reacciones en el círculo de coleccionistas de relojes han sido abrumadoramente negativas. Ariel Adams, fundador y editor de "A Blog to Watch", una de las plataformas más reconocidas en el ámbito relojero, no escatimó críticas al afirmar que el producto es "una mezcla de piezas patently no originales y altamente sobrevaloradas". Según él, la marca de Trump se ha asociado con un "fabricante de marca blanca", lo que significa que el reloj podría ser una simple combinación de componentes sin ningún valor distintivo. Un profesional del marketing de una renombrada marca suiza, que prefirió mantenerse en el anonimato, también comentó sobre la situación. "Los primeros comentarios en nuestro grupo de coleccionistas fueron que el reloj tenía que ser falso.
Después, todos empezaron a reír", explicó. Este insider del sector afirmó que, a primera vista, la mayoría de los relojes parecen ser de fabricación china, y enfatizó que "ninguno de ellos vale el precio que se pide". Esto resulta sorprendente, especialmente para un producto que se promociona como suizo. La descripción del producto en el sitio web alude a su origen "suizo", aunque este tipo de afirmaciones pueden ser engañosas en el mundo de la relojería. Muchos fabricantes de relojes de gama baja emplean componentes fabricados en Suiza pero los ensamblan en otro lugar, lo que les permite utilizar la etiqueta "suizo" sin cumplir con los estrictos estándares de calidad que normalmente acompañan a esa designación.
Los expertos han señalado que el tourbillon, un mecanismo complicado utilizado para mejorar la precisión del reloj, parece ser una combinación de piezas suizas y chinas. Detalles como los tornillos azules en la jaula del tourbillon, considerados un signo distintivo de los relojes suizos, son en realidad comunes en productos de menor calidad provenientes de China. Este tipo de pruebas ha llevado a muchos a concluir que el valor real de este producto podría ser significativamente menor de lo que se publicita. Por si fuera poco, otros aspectos del reloj han despertado más dudas. Según el especialista en marketing, la calidad de la gemología parece ser bastante deficiente, y se notan detalles que dan la impresión de haber sido realizados de forma amateur.
Un video que muestra el reloj revela incluso la presencia de polvo en los tornillos, lo que refleja una falta de cuidado en su manufactura. Esta observación podría ser suficiente para desprestigiar la credibilidad del producto ante los ojos de los coleccionistas serios. Adams y otros expertos en relojería han indicado que el precio de 100,000 dólares es casi desproporcionado en relación con la calidad del reloj. Hace quince años, se podían encontrar mecanismos de tourbillon suizos por cerca de 50,000 dólares, pero la entrada de productos chinos ha permitido que hoy en día se puedan adquirir tourbillones por alrededor de 6,000 dólares. Sin embargo, estos deben ser completamente suizos para ser considerados de alta calidad, lo que claramente no es el caso de este modelo.
El descontento no se limita a la calidad del reloj. Además, el sitio web de Trump presenta un estilo de marketing que se aleja de las normas típicas de la industria relojera. Frases como "Estás usando la declaración absoluta de éxito" acompañan la publicidad del producto, lo que podría hacer que los coleccionistas y aficionados a la relojería se muestren escépticos. Un elemento clave que falta en la descripción del reloj es el tamaño de la caja, un detalle esencial para cualquier comprador. Esta omisión, junto con el peso total de los diamantes en el bisel, ha llevado a la especulación de que hay una intención deliberada de ocultar información que podría desentonar con la narrativa del alto valor del reloj.
La estrategia de ventas también ha sido objeto de crítica. Los relojes están disponibles solo como preventa, lo que significa que los consumidores deben pagar por adelantado sin garantías firmes de entrega. Esto le otorga a Trump y su equipo la ventaja de evitar costes iniciales en la fabricación, al mismo tiempo que eleva la incertidumbre para los compradores. Propuestas de este tipo han llevado a otros a referirse a este lanzamiento más como una campaña de financiamiento colectivo que una oferta de productos auténticamente lujosos. El enfoque creativo y poco convencional de Trump hacia los negocios, que ha incluido desde zapatillas de oro hasta criptomonedas, se refleja en su incursión en la relojería de esta manera.
Sin embargo, la falta de autenticidad y la percepción de que se trata más de un producto promocional que de un digno competidor en la industria del reloj ha dejado a muchos aficionados con una sensación amarga. Finalizando, aunque hay quienes podrían estar interesados en adquirir cualquiera de los relojes de Trump como una curiosidad o un objeto de colección, la mayoría de los expertos coinciden en que el verdadero valor de estos modelos se podría obtener más fácilmente al fundir el oro y las piedras preciosas, dejando el resto en la historia como un momento peculiar en la carrera empresarial de un ex presidente. La industria del reloj, con sus altos estándares y su rica tradición, parece estar lejos de aceptar lo que para muchos es simplemente un intento oportunista de capitalizar la notoriedad de Trump. Mientras la controversia continúa, el legado de estos relojes podría muy bien ser una colección de risas más que de admiración.