La educación en línea ha experimentado una evolución profunda en los últimos años, gracias al auge de plataformas como YouTube y el avance de las tecnologías basadas en inteligencia artificial. Sin embargo, a pesar de la abundancia de contenido disponible, aprender de manera efectiva a través de videos aún enfrenta desafíos significativos relacionados con la pasividad y la falta de interacción. Miyagi Labs emerge como una solución innovadora que revoluciona este panorama, transformando los videos de YouTube en cursos interactivos que facilitan un aprendizaje dinámico y personalizado. Miyagi es una plataforma basada en inteligencia artificial fundada por Tyrone y Guang, dos exalumnos del MIT con gran experiencia en ciencias de la computación y educación. Su producto se centra en convertir videos educativos de YouTube en cursos completos y estructurados con ejercicios, preguntas, resúmenes y retroalimentación en tiempo real.
La idea nació de una observación simple pero poderosa: aunque YouTube es uno de los recursos más valiosos para el autoaprendizaje, el hecho de consumir contenido de forma pasiva reduce notablemente la eficacia para realmente entender y retener el conocimiento. Utilizando modelos de lenguaje extensivos (LLMs) y técnicas avanzadas de procesamiento de texto, Miyagi toma la transcripción de cualquier video o playlist en YouTube y la convierte en un material formativo organizado, segmentado y acompañado de evaluaciones para practicar. Este proceso incluye la fragmentación del texto, la generación automática de resúmenes y preguntas, y la creación de respuestas que permiten al estudiante recibir feedback inmediato. Esta metodología fomenta que el usuario se involucre activamente en el proceso, pasando de una simple visualización a un aprendizaje interactivo y efectivo. Uno de los grandes retos de la educación en línea ha sido replicar la efectividad del tutor personalizado, algo que tradicionalmente ha generado hasta un aumento del 2 sigma en el rendimiento académico, como indica la conocida “Problema 2-Sigma” de Bloom.
Miyagi apunta precisamente a acercarse a este ideal mediante la personalización y la adaptabilidad de su IA, ofreciendo soporte no solo en temas técnicos como algoritmos, matemáticas o ajedrez sino también en áreas más diversas como botánica o idiomas. La interfaz de Miyagi se asemeja a plataformas clásicas de cursos masivos abiertos (MOOCs), pero se diferencia por un nivel mucho más alto de interactividad y fácil acceso a herramientas de ayuda como el “tutor AI”, que puede responder preguntas o corregir errores en tiempo real. Esta función representa un avance significativo con respecto a cursos estáticos donde el diálogo es imposible. Además, Miyagi busca crear una comunidad y reducir la barrera de entrada para quienes desean aprender, permitiendo navegación intuitiva, contenidos personalizados y la creación de cursos propios sin necesidad de inicio de sesión para la mayoría. Desde su lanzamiento hace aproximadamente tres meses, Miyagi ha desarrollado más de 400 cursos y ha establecido colaboraciones confirmadas con creadores destacados y empresas.
Algunos ejemplos notables incluyen colaboraciones con 3Blue1Brown, conocido por sus videos de matemáticas, y con el canal “Crime Pays But Botany Doesn’t” en botánica, además de programas reconocidos como “How to Start a Startup” de Y Combinator. La plataforma también brinda soporte para diferentes tipos de recursos como documentos PDF, presentaciones y videos alojados directamente, ampliando así su aplicabilidad. Uno de los temas recurrentes entre usuarios y expertos es la cuestión del respeto a los derechos de autor y la compensación justa a los creadores de contenido. En este sentido, Miyagi se ha comprometido a realizar acuerdos de participación en ingresos con los creadores cuando se monetiza su contenido. Además, los creadores pueden solicitar la retirada de su contenido en cualquier momento, lo cual garantiza un respeto activo y transparente hacia quienes generan el material base.
Esta postura ha sido apoyada y valorada dentro de la comunidad de creadores, tratando de evitar conflictos éticos sobre el uso y monetización de videos. La generación automática de evaluaciones, como quizzes y tarjetas de memoria, ha suscitado también debates respecto a su diseño y utilidad. Mientras que muchos usuarios valoran las múltiples opciones para practicar y reforzar conceptos, también se reconoce que áreas como la gamificación y la personalización de la tutoría AI pueden mejorarse para ofrecer una experiencia más atractiva y eficaz. De hecho, el equipo de Miyagi trabaja constantemente en mejorar estos aspectos y manifiesta apertura para recibir sugerencias y colaboraciones. Además, la plataforma reconoce que no todos los temas requieren la misma metodología de aprendizaje.
Asuntos técnicos y matemáticos demandan más ejercicios y razonamientos profundos, mientras que disciplinas más narrativas o artísticas pueden beneficiarse de otro tipo de dinámicas. Para ello, utilizan modelos de razonamiento avanzados que adaptan el contenido generado para maximizar la comprensión en distintas áreas. El uso de transcripciones automáticas es una pieza clave en el flujo de trabajo de Miyagi, aunque en la actualidad solo procesan la transcripción textual y no extraen información directamente de los fotogramas del video. Sin embargo, hay planes para incorporar capacidades multimodales que interpreten también elementos visuales, gráficos o diapositivas, lo que ampliaría aún más la riqueza y precisión del contenido generado. En cuanto a la experiencia del usuario, se ha recibido retroalimentación interesante sobre la usabilidad e interfaz.
Por ejemplo, algunos usuarios sugieren mejorar la organización de los contenidos del curso para evitar listas abrumadoras y simplificar la navegación entre lecturas y ejercicios. También proponen integrar mejor las funciones de tutoría, notas y flashcards, para concentrar la experiencia educativa en un espacio más racionalizado y accesible. El futuro de Miyagi parece prometedor, especialmente porque busca equilibrar la innovación tecnológica con el respeto a la experiencia humana y la comunidad educativa. Al apostar por complementar y potenciar el trabajo de los creadores de contenido, no sustituirlos, su modelo puede impactar favorablemente tanto en el aprendizaje autodidacta como en entornos académicos formales. Entre las áreas potenciales para crecimiento, se destaca el interés por incluir más temas específicos, desde oficios hasta áreas científicas poco frecuentes, e integrar modalidades de aprendizaje más adaptativas y colaborativas, como las cohortes y grupos de estudio dentro de la plataforma.
Igualmente, el contenido multilingüe y la localización son caminos para ampliar el alcance global, considerando que el inglés domina la mayoría de los recursos en la red. Finalmente, Miyagi representa un ejemplo tangible de cómo la inteligencia artificial puede transformar el aprendizaje en línea al hacer que el contenido existente sea más accesible, interactivo y efectivo. En un mundo saturado de información, pasar de la simple absorción pasiva a la práctica activa es un cambio fundamental para potenciar el verdadero conocimiento. La plataforma refleja tanto una visión de futuro en el desarrollo educativo como un compromiso real con los creadores y usuarios, posicionándose como una herramienta vital en la próxima generación de educación digital.