El Senado de Estados Unidos fue escenario de un profundo revés para la regulación de las criptomonedas cuando el proyecto GENIUS Act, una legislación emblemática respaldada por la senadora Cynthia Lummis, no logró avanzar en la votación. La iniciativa buscaba establecer un marco regulatorio sólido para los stablecoins, un tipo de criptomoneda vinculada al dólar estadounidense, con la intención de promover la innovación tecnológica, facilitar el comercio seguro y proteger la economía nacional contra riesgos financieros y actividades ilícitas como el lavado de dinero. Sin embargo, a pesar del intenso trabajo parlamentario y los ajustes realizados tras un proceso de varios meses, la propuesta naufragó en la cámara alta, poniendo en jaque la ambición de Lummis de colocar a Estados Unidos a la vanguardia en regulación digital. La votación definitiva fue reñida pero terminó con 48 votos a favor y 49 en contra, siendo insuficiente para alcanzar la mayoría calificada requerida de 60 votos. Este resultado sorprendió incluso a algunos dirigentes, y reflejó la polarización política y las complejidades que enfrenta el sector cripto para conseguir un consenso bipartidista.
La senadora Lummis, conocida como la “Reina del Cripto” por su liderazgo en el tema, expresó su profunda decepción por el revés y señaló que, a pesar del fracaso temporal, está convencida de que los activos digitales representan el futuro del sistema financiero y que Estados Unidos debe liderar esta transformación. La legisladora explicó que el proyecto no era una cuestión partidista y destacó la importancia de una regulación que brinde seguridad y claridad tanto a los inversores como a los consumidores. Sin embargo, el proyecto enfrentó una inesperada oposición democrática que se incrementó en los días previos a la votación. Parte de la resistencia surgió en torno a preocupaciones sobre conflictos de interés e implicaciones políticas, especialmente vinculadas a la presencia y negocios relacionados con criptomonedas del expresidente Donald Trump y su familia. La semana antes de la votación estuvo marcada por intensos debates y evidencias presentadas por congresistas demócratas sobre la incursión de Trump en el mercado de criptomonedas, incluyendo monedas de memes como $TRUMP y $MELANIA, y plataformas de trading ligadas a su entorno.
Estas controversias generaron dudas sobre la idoneidad de avanzar con una legislación que algunos consideraban podía favorecer intereses poco transparentes. Esta atmósfera contribuyó a que algunos demócratas que inicialmente apoyaban la iniciativa hicieran un giro drástico y votaran en contra, incluyendo a destacadas senadoras como Kirsten Gillibrand y Angela Alsobrooks, originalmente coautoras del proyecto. La maniobra fue tan crítica que incluso el líder republicano John Thune cambió su voto para quedar en la mayoría y así facilitar una posible futura reconsideración del proyecto, aunque no hay fechas definidas para ello. El GENIUS Act, cuyo nombre hace referencia a Guiding and Establishing National Innovation for U.S.
Stablecoins, venía desarrollándose desde hace años y había superado la etapa del Comité Bancario con apoyos de ambas bancadas. Su objetivo era construir una estructura regulatoria integral que asegurara que los stablecoins - un segmento en auge con cientos de miles de millones de dólares en circulación - pudieran usarse para facilitar transacciones comerciales sin los riesgos de volatilidad típicos de otras criptomonedas. Además, el proyecto integraba mecanismos para reforzar la supervisión contra fraudes financieros y asegurar el cumplimiento de las leyes contra el lavado de dinero y financiamiento ilícito. No obstante, la versión final del proyecto que fue sometida a votación incorporaba modificaciones que no convencieron a ciertos sectores, quienes señalaban que la ley no iba lo suficientemente lejos en la transparencia y prevención de corrupción. En este contexto, demócratas presentaron otras iniciativas legislativas dirigidas a combatir específicamente los posibles conflictos y delitos en el mundo cripto, tales como la End Crypto Corruption Act y la Modern Emoluments and Malfeasance Enforcement Act, que apuntan directamente a conductas vinculadas con Trump y su entorno.
A nivel político, la derrota del GENIUS Act revela las dificultades para consolidar una estrategia común sobre regulación cripto en un Congreso cada vez más dividido y permeado por tensiones partidistas. Aunque el mercado de activos digitales continúa su rápida expansión e impacto global, la ausencia de un marco regulatorio claro y consensuado genera incertidumbre para usuarios, empresas y autoridades, con riesgos de proliferación de actividades fraudulentas y descontrol financiero. La senadora Lummis, quien ha dedicado años a perfeccionar la legislación, indicó que pese a este contratiempo no abandonará su esfuerzo por lograr un ambiente regulatorio adecuado y competitivo para Estados Unidos. Como líder de la subcomisión del Senado sobre activos digitales, ha reiterado la importancia estratégica de que el país establezca reglas claras para preservar la innovación tecnológica, proteger a los consumidores y asegurar la competitividad internacional. La derrota también obliga a reflexionar sobre la relación entre política y tecnología en la era digital, donde conflictos personales o empresariales pueden interferir en debates técnicos esenciales para la salud económica.
Además, el caso pone de manifiesto la necesidad de mayor transparencia y mejores mecanismos de gobierno corporativo en el sector de las criptomonedas. Más allá de la coyuntura estadounidense, lo ocurrido tiene repercusiones globales, pues Estados Unidos mantiene un papel central en la definición de estándares regulatorios para las criptomonedas. La ausencia de una legislación decisiva podría abrir espacio a otras jurisdicciones para asumir liderazgo en innovación y regulación, modificando el mapa competitivo mundial. En conclusión, la caída del GENIUS Act marca un hito significativo en el camino hacia la regulación de criptomonedas en Estados Unidos, ilustrando tanto los retos para construir consenso político en temas tecnológicos, como la presión derivada de controversias políticas unidas al sector. La senadora Cynthia Lummis enfrenta un importante revés, pero su compromiso con la causa digital parece firme.
El futuro de la regulación cripto queda abierto a nuevas propuestas y negociaciones que deberán reconciliar la innovación financiera con la necesidad de transparencia y responsabilidad. Solo el tiempo dirá cuándo y cómo volverá a presentarse un marco legislativo que logre integrar los intereses variados y garantice un desarrollo seguro y eficiente de los activos digitales en la economía estadounidense y mundial.