En los últimos años, el auge de los activos digitales, especialmente los tokens no fungibles o NFT, ha revolucionado la forma en que se entiende la propiedad, la inversión y el coleccionismo en el ámbito digital. Marcas globales como Nike han incursionado en este intrigante universo buscando innovar, atraer nuevos mercados y generar valor para sus consumidores. Sin embargo, esta iniciativa no ha estado exenta de controversias y problemas legales que reflejan la complejidad y volatilidad de la industria cripto. En el centro de la tormenta se encuentra Nike, enfrentando una demanda colectiva en Estados Unidos por parte de compradores de NFT que acusan a la corporación de haberlos estafado mediante la venta de activos digitales ahora considerados sin valor debido al cierre de su filial especializada en este sector, RTFKT. Para comprender la magnitud y las raíces de esta disputa, es fundamental analizar el contexto en el cual Nike lanzó su proyecto Dunk Genesis CryptoKick, una colección limitada de NFT basada en la colaboración con RTFKT, empresa especializada en creación y comercialización de productos digitales relacionados con el mundo cripto y gamer.
La iniciativa comenzó a principios de 2022, dirigida a un grupo selecto de consumidores cuyas expectativas giraban en torno a la exclusividad y el potencial de valorización de estos activos. Sin embargo, con el cierre repentino de RTFKT, los coleccionistas se quedaron con tokens que, según alegan, carecen de valor práctico y monetario, lo que ha desencadenado una sensación de engaño y desconfianza. El centro de la demanda presentada en una corte federal de Nueva York gira en torno a las acusaciones de que Nike incentivó la inversión en estos activos sin una regulación ni registro adecuado, lo que podría constituir la venta de valores no registrados o un caso de prácticas comerciales engañosas. La palabra ‘‘rug pull’’ o estafa que implica un retiro abrupto del soporte a un proyecto crypto lo suficientemente grave como para generar pérdidas significativas para los inversores, ha sido acuñada en esta controversia y apunta directamente a esta operación. El efecto dominó generado por estas acusaciones pone sobre la mesa la incertidumbre regulatoria de los activos digitales y el papel de las grandes marcas cuando adoptan tecnologías novedosas sin parámetros legales claros.
Desde el punto de vista regulatorio, esta situación refleja un escenario en evolución donde la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) mantiene una postura cambiante respecto a si los NFTs y otros criptoactivos deben catalogarse como valores. Durante la administración Trump, esta posición se endureció, buscando proteger a los consumidores mediante estrictos controles que incluían la exigencia de registro y cumplimiento de normas estrictas. Sin embargo, en los años recientes, ha habido flexibilización y cierta ambigüedad que permite a las empresas explorar estos productos con menos supervisión federal, lo que ha dejado espacio para litigios a nivel estatal, especialmente bajo leyes de protección al consumidor. La demanda en contra de Nike ilustra un uso creciente de estas leyes locales como alternativa a la incertidumbre federal, buscando resarcimiento por presuntas pérdidas y daños. Esto no solo plantea un riesgo reputacional para las marcas que incursionan en activos digitales, sino que establece precedentes legales sobre la responsabilidad corporativa en el manejo de NFT y criptoactivos.
Otra dimensión importante de esta controversia es el papel del marketing y la comunicación en la promoción de activos digitales. Los compradores aseguran que Nike y RTFKT hicieron declaraciones y promociones excesivamente optimistas sobre el valor futuro y la exclusividad de los tokens, creando un ambiente propicio para la inversión masiva sin advertencias claras sobre los riesgos inherentes al mercado cripto. Este tipo de publicidad puede ser interpretado como engañosa desde una perspectiva legal, lo que agrava la situación para las empresas involucradas. Además, la volatilidad del mercado NFT agrega un nivel extra de complejidad. La percepción de valor en estos tokens depende en gran medida de la confianza colectiva, soporte tecnológico y utilidad práctica dentro de un ecosistema digital más amplio.
Cuando un proyecto se desvanece o una empresa filial se disuelve, como ocurrió con RTFKT, la confianza desaparece y con ella el valor de los activos que soportaban. Los compradores quedan entonces vulnerables y sin remedio claro, lo que fomenta la presentación de demandas en busca de justicia o compensación. Este caso también tiene un impacto significativo en la industria en general, generando un llamado de atención para que otros jugadores del mercado sean cautelosos, transparentes y cuidadosos en la emisión y promoción de activos digitales. Las grandes marcas deben ser conscientes de que la innovación tecnológica debe ir acompañada de un marco de gobernanza sólido, responsabilidad legal y comunicación honesta para evitar riesgos legales y preservar su reputación ante consumidores y reguladores. A nivel global, la disputa de Nike por los NFT se configura como un ejemplo paradigmático de las tensiones que atraviesa el sector entre la innovación disruptiva y la necesidad de regulación y protección.