El Cementerio Nacional de Arlington es uno de los lugares más emblemáticos de Estados Unidos y representa un sitio de profundo respeto y recuerdo para los miembros de las fuerzas armadas que han servido al país. Dentro de su vasto paisaje de tumbas y monumentos, destaca especialmente el Monumento al Soldado Desconocido, un homenaje solemne y permanente a aquellos soldados cuyas identidades se han perdido en la guerra. Este monumento simboliza no solo la memoria de los soldados caídos, sino también el sacrificio colectivo y la incertidumbre que acompaña a los conflictos bélicos. El Monumento al Soldado Desconocido fue inaugurado el 11 de noviembre de 1921, precisamente en el aniversario del Armisticio de la Primera Guerra Mundial. Su origen está ligado a la necesidad de rendir tributo a los soldados estadounidenses que murieron en combate pero cuyos restos no pudieron ser identificados.
La tumba alberga los restos de un soldado desconocido de la Primera Guerra Mundial y, con el tiempo, se agregaron también criptas para soldados desconocidos de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y, durante un periodo, de la Guerra de Vietnam. El proceso para seleccionar al Soldado Desconocido de la Primera Guerra Mundial fue profundamente simbólico. Cuatro soldados no identificados fueron exhumados de diferentes cementerios en Francia, cada uno representando a distintas batallas y regiones donde lucharon las tropas estadounidenses. Un veterano de guerra, el sargento Edward F. Younger, fue encargado de hacer la selección final.
Él escogió el soldado colocando un ramo de rosas blancas en una de las cuatro cajas, en un acto que expresó el respeto y el honor que el país debía a todos aquellos cuyos nombres se habían perdido en el conflicto. La tumba original de 1921 consistía en una estructura de tres niveles hecha principalmente de granito y piedra. Sin embargo, en 1931 se concluyó el diseño actual, creado por el arquitecto Lorimer Rich y el escultor Thomas Hudson Jones después de un concurso en el que participaron 73 propuestas. El monumento está compuesto por un sarcófago de mármol blanco de Yule Marble, extraído en Colorado, con símbolos tallados que representan la valentía, la paz y la victoria. Cada uno de los lados del monumento está adornado con inscripciones y símbolos que remiten a las batallas más significativas en las que participaron las tropas estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial.
Destacan las coronas de laurel que representan la memoria de esas batallas y figuras griegas que encarnan conceptos como la paz, la victoria y el valor. La inscripción principal, visible en uno de los paneles, reza: “Aquí descansa en glorioso honor un soldado americano conocido solo por Dios”, encapsulando el misterio y la reverencia hacia quienes yacen bajo el monumento. Una característica esenciales de este monumento es la guardia continua que se mantiene alrededor del reloj. Desde 1937, la Guardia del Soldado Desconocido, compuesta por soldados profesionales de la 3.° Infantería de los Estados Unidos conocida como “The Old Guard”, vigila y honra el monumento ininterrumpidamente todos los días del año, sin importar las condiciones climáticas ni situaciones extraordinarias.
La disciplina y el protocolo que envuelven a la guardia simbolizan el compromiso nacional con la memoria y el respeto hacia los soldados caídos. El ritual de la guarda incluye movimientos específicos y un recorrido sobre un tapete negro que tiene una longitud que simboliza múltiples aspectos del servicio militar. Cada paso y pausa en la rutina de los guardias tiene un significado cuidado, desde el número de pasos hasta el posicionamiento del arma. Esta ceremonia, conocida como el Cambio de Guardia, puede apreciarse por el público en horarios específicos a lo largo del año y es una de las tradiciones militares más solemnes y reconocidas. Uno de los episodios más notables relacionados con el Monumento al Soldado Desconocido fue la inclusión, y posterior identificación, del soldado desconocido de la Guerra de Vietnam.
En 1984, se enterró un soldado no identificado de este conflicto, que fue honrado con las mismas ceremonias y respeto que los otros soldados desconocidos. Sin embargo, gracias a avances en la tecnología de ADN, en 1998 se pudo identificar al soldado como el primer teniente Michael Joseph Blassie. Sus restos fueron retirados y reubicados, y la cripta del soldado desconocido de Vietnam quedó vacía como un símbolo de compromiso hacia todos los soldados cuyas identidades aún son desconocidas. El monumento ha enfrentado retos relacionados con el desgaste natural causado por el tiempo y los elementos. Desde la década de 1960 se han detectado grietas significativas en la estructura de mármol.
Durante años, se ha debatido entre reparar o reemplazar la piedra dañada. Tras numerosos estudios y deliberaciones, la decisión ha sido mantener el monumento original mediante reparaciones cuidadosamente ejecutadas para preservar su integridad histórica y simbólica. El Cementerio Nacional de Arlington y el Monumento al Soldado Desconocido poseen un gran valor emotivo y cultural para Estados Unidos, siendo un lugar de encuentro para la reflexión y el agradecimiento hacia quienes entregaron sus vidas por la nación. Eventos conmemorativos, especialmente en días como el Día de los Caídos y el Día de los Veteranos, atraen a miles de visitantes que buscan honrar la memoria de los soldados desconocidos y afirmar el compromiso con la paz y el sacrificio. Además, el monumento forma parte de una red internacional de tumbas y memoriales dedicados a soldados desconocidos en varios países, como Inglaterra, Francia, Canadá e Italia.
Estos sitios comparten un propósito común: reconocer el valor de aquellos que lucharon y murieron sin que sus nombres pudieran ser recuperados, manteniendo viva la historia y el agradecimiento generalizado más allá de las fronteras. En suma, el Monumento al Soldado Desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington no solo es un sitio de recuerdo, sino también un símbolo poderoso de la identidad colectiva, la historia militar y el respeto hacia el sacrificio anónimo. Es un lugar donde el pasado se une con el presente, invitando a cada visitante a reconocer la magnitud del costo humano de la guerra y la importancia de honrar a quienes descansan en la eternidad, conocidos solo por Dios.