La reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) programada para los días 6 y 7 de mayo de 2025 ha despertado una gran expectativa tanto en el ámbito político como en el financiero. De un lado, el expresidente Donald Trump ha manifestado de manera enfática su deseo de que la Reserva Federal (Fed) recorte las tasas de interés. Del otro, los inversionistas mantienen una vigilancia estrecha, atentos a cualquier señal que pueda afectar los mercados bursátiles y la economía en general. Sin embargo, el consenso entre economistas y analistas apunta a que probablemente la Fed no cumplirá con estas expectativas, lo que podría resultar en una sensación de decepción para ambos sectores. Donald Trump ha sido claro respecto a su postura sobre la política monetaria.
En varias ocasiones ha expresado que un recorte en las tasas de interés es necesario para fomentar una mayor liquidez en la economía estadounidense, beneficiar el crecimiento económico y, de paso, mejorar el desempeño del mercado bursátil. En su reciente publicación en Truth Social, Trump clamó en mayúsculas que "¡SIN INFLACIÓN, LA FED DEBE BAJAR SU TASA!", reflejando la intensa presión que ejerce para que la Fed adopte una postura más expansiva. Para comprender por qué la Reserva Federal probablemente no cumplirá con este pedido, es importante analizar el contexto económico y las señales que la institución ha venido enviando en reuniones anteriores. Desde la última fase de 2024, la Fed inició un ciclo de reducción de tasas. Sin embargo, esta estrategia se moderó con el tiempo.
En septiembre de 2024, la Fed sorprendió al mercado recortando tasas, y luego continuó con ajustes adicionales en noviembre y diciembre. No obstante, durante la reunión de diciembre, el presidente Jerome Powell adelantó que la velocidad y cantidad de los recortes en 2025 sería menor a lo esperado originalmente. El llamado "dot plot" de la Fed, que indica las expectativas de los miembros del FOMC sobre las tasas, reflejó una reducción estimada de 50 puntos base para 2025, en contraste con los 100 puntos base proyectados meses antes. Esta señal causó una caída significativa en el índice S&P 500, lo que evidenció la sensibilidad del mercado a las decisiones y perspectivas de la Fed. Una de las razones fundamentales para esta moderación en los recortes es la preocupación que la Fed tiene sobre la inflación y el impacto de políticas económicas no convencionales, como la imposición de tarifas arancelarias más altas y restricciones migratorias.
Dichas políticas pueden alimentar presiones inflacionarias o generar incertidumbre económica que podría hacer que un recorte rápido o agresivo sea contraproducente. La Fed parece estar priorizando la estabilidad y un manejo cuidadoso de la política monetaria, manteniendo las tasas en un rango de referencia actual del 4.25% al 4.50%. Este nivel, según los reportes oficiales y las minutas de reuniones previas, es considerado por el banco central como un punto que equilibra la necesidad de contener la inflación sin sofocar el crecimiento económico.
Desde la perspectiva de los inversionistas, la ausencia de un recorte de tasas esperado puede generar tensiones en el mercado. Durante la reciente racha alcista que duró nueve días, el S&P 500 logró recuperarse notablemente, ganando más del 10% y recuperando el terreno perdido tras la emisión de planes arancelarios en abril. Sin embargo, la falta de una postura más acomodaticia por parte de la Fed podría congelar estos avances o incluso revertirlos, afectando la confianza en los activos de riesgo. Steve Sosnick, estratega jefe de Interactive Brokers, cuestiona si el mercado ha sido demasiado optimista o acomodaticio respecto a las acciones de la Fed, considerando las actuales incertidumbres económicas derivadas de la política comercial y otras variables. Esta interrogante resalta el riesgo potencial de una corrección bursátil significativa en el mediano plazo.
En un contexto global donde la volatilidad económica persiste, la Fed debe equilibrar cuidadosamente sus acciones para evitar desencadenar incertidumbre adicional o alimentar burbujas financieras. La decisión de no reducir las tasas rápidamente puede percibirse como un freno al dinamismo económico inmediato, pero también busca preservar la salud macroeconómica a largo plazo. Además, el escenario político añade complejidad a esta dinámica. La presión pública del expresidente Trump, que busca resultados favorables para la economía y los mercados que en su opinión podrían beneficiar su imagen política, contrasta con la independencia y prudencia que la Fed enfatiza como fundamentales para la conducción de la política monetaria. La separación entre política y decisiones económicas autónomas es vital para mantener la credibilidad del banco central.