El mercado accionario de Estados Unidos experimentó un desplome significativo en la jornada más reciente, con el Dow Jones Industrial Average perdiendo cerca de 950 puntos, mientras que el S&P 500 y el Nasdaq también se desplomaron considerablemente. Estas caídas se vieron impulsadas principalmente por las duras críticas que el expresidente Donald Trump ha dirigido nuevamente hacia el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en medio de un panorama económico ya afectado por las tensiones comerciales y la incertidumbre política. La interacción entre el presidente Trump y la Reserva Federal ha sido una fuente constante de volatilidad en los mercados. En esta ocasión, Trump reaccionó con fuertes mensajes en sus redes sociales y declaraciones públicas, exigiendo que Powell reduzca las tasas de interés de manera inmediata, bajo la advertencia de que la economía estadounidense podría desacelerarse peligrosamente si las tasas no bajan «YA». La insistencia de Trump en presionar a la Reserva Federal ha aumentado el nerviosismo entre inversores y analistas, dado que se percibe como una amenaza a la independencia de una institución clave para la estabilidad monetaria del país.
La Reserva Federal, liderada por Jerome Powell, ha adoptado hasta ahora un enfoque cauteloso frente a la política monetaria, buscando equilibrar el control de la inflación con el fomento del crecimiento económico. Sin embargo, la presión política provocada por la administración actual ha puesto en duda su autonomía y ha generado preocupaciones en los mercados globales. Si se percibe que la Fed responde a influencias políticas, la credibilidad del dólar estadounidense podría verse comprometida, afectando la confianza de los inversores extranjeros y provocando salidas de capital. La jornada de mercado reflejó un amplio impacto negativo, donde el sector tecnológico fue uno de los más afectados. Empresas prominentes como Tesla, Nvidia y Amazon sufrieron caídas significativas.
Tesla, en particular, añadió a su ya considerable pérdida anual con una caída cercana al 6% solo en un día, ante expectativas bajas por sus resultados trimestrales y preocupaciones relacionadas con la competencia y la regulación. Nvidia enfrentó presiones adicionales debido a nuevas restricciones de exportación que limitan sus ventas de chips avanzados en China, mientras que otras grandes compañías tecnológicas también reportaron pérdidas importantes. En paralelo, el índice del dólar estadounidense alcanzó su nivel más bajo en años, afectado por la creciente percepción de debilidad de la moneda ante la tensión política. El debilitamiento del dólar suele tener implicaciones mixtas para los mercados: puede beneficiar a las compañías exportadoras debido a la mejora en la competitividad internacional, pero también puede reflejar incertidumbre y menor atractivo del mercado estadounidense para capitales extranjeros. Además de la presión sobre las bolsas, otros activos mostraron movimientos destacados.
El oro alcanzó un nuevo máximo histórico, superando la barrera de los 3,400 dólares por onza, impulsado por la búsqueda de refugio de los inversores que evitan la volatilidad accionaria y la incertidumbre económica. De manera similar, Bitcoin presentó una notable resistencia, cotizando en sus niveles más altos desde el inicio de las recientes disputas comerciales y políticas. Esta divergencia refleja la creciente consideración de las criptomonedas como alternativas en tiempos de turbulencia. La temporada de reportes trimestrales continúa siendo un foco de atención para los mercados. Más de 120 compañías del S&P 500 están próximas a revelar sus resultados, incluyendo gigantes tecnológicos como Tesla y Alphabet.
El desempeño de estas compañías podría ser determinante para marcar el rumbo de las bolsas en las próximas semanas. Los analistas advierten que los resultados de Tesla serán especialmente observados para discernir si su caída ya ha descontado las malas noticias o si existe mayor espacio para descensos. Por otro lado, el entorno global se mantiene cargado de incertidumbre debido a las negociaciones comerciales entre Estados Unidos, China e Irán. A pesar de avances recientes en los diálogos nucleares con Irán, que ayudaron a contener la caída de los precios del petróleo, las tensiones comerciales siguen vigentes y afectan la confianza económica. China advirtió sobre la posibilidad de que otros países no se unan a Estados Unidos en la imposición de nuevos aranceles, lo que podría profundizar la guerra comercial y sus repercusiones en las cadenas globales de suministro.