En un contexto económico global marcado por tensiones comerciales y políticas arancelarias, las declaraciones de Jane Fraser, CEO de Citigroup, han generado amplio interés y debate. Fraser señaló que la mayoría de los clientes empresariales del banco podrían absorber un arancel del 10% impuesto a los socios comerciales de Estados Unidos sin que ello representara un golpe devastador para su operatividad. Sin embargo, puntualizó que un aumento a un 25% cambiaría considerablemente ese panorama, dificultando la capacidad de muchas compañías para mantener sus niveles actuales de inversión y contratación. La postura de Fraser emerge en un momento en que la economía norteamericana se encuentra en una encrucijada. Tras tres años de crecimiento ininterrumpido, el primer trimestre de 2025 mostró una contracción económica, una señal que no es menor para los analistas.
Esta caída ha sido atribuida en parte a las importaciones masivas producto del intento por adelantar compras y evadir futuras tarifas. La incertidumbre derivada de estas medidas ha llevado a muchas empresas a pausar decisiones críticas de inversión (capex) y a retrasar contrataciones, generando un efecto paralizante en varios sectores. El contexto comercial global está influido por múltiples factores, pero los aranceles juegan un rol central en la dinámica actual. Para las compañías, la imposición de un tributo adicional sobre sus productos representa un incremento de costos que, según Fraser, en un 10% es manejable. Esto se debe a que muchas firmas previamente han adoptado estrategias financieras y operativas que les permiten amortiguar estos impactos.
Algunas han fortalecido sus balances y ajustado sus cadenas de suministro, buscando diversificar sus fuentes y minimizar riesgos. No obstante, la CEO de Citigroup advierte que, a medida que los aranceles se incrementen más allá de ese umbral, la capacidad de absorción se reduce abruptamente. Los costos más altos se traducen en mayores precios para los consumidores finales o en reducciones de márgenes para las empresas. La presión sobre la cadena de valor puede generar efectos en cascada, afectando la demanda y ralentizando el crecimiento económico. En este escenario, el aplazamiento de inversiones y contratación de personal se convierte en una estrategia común para preservar liquidez y evitar riesgos excesivos.
Fraser también señala que las compañías están preparadas para enfrentar vientos en contra, ajustando sus estrategias financieras para mantener la resiliencia en tiempos inciertos. Fortalecer el balance general se convierte en una prioridad para muchas, en espera de mayor certeza económica que permita retomar con confianza proyectos de expansión y desarrollo. El efecto de las tarifas sobre los precios y la oferta es una variable clave que determina el comportamiento de los mercados. Un arancel del 10% puede provocar ajustes, pero dentro de márgenes que las empresas y consumidores están dispuestos a tolerar. Si esta cifra aumenta, el impacto sobre los costos de producción repercute en los precios al por menor, lo que puede bajar la demanda o llevar a un aumento de la inflación.
Esta dinámica tiene implicaciones directas para la política económica y la formulación de estrategias empresariales. En paralelo, Citigroup y otras entidades financieras están participando activamente en financiamientos privados y alianzas estratégicas para apoyar operaciones comerciales y adquisiciones significativas. Un ejemplo es la colaboración con Apollo Global para ofrecer paquetes de crédito privados que fortalecen las capacidades financieras de empresas clave, como la reciente financiación para la adquisición de unidades estratégicas en sectores tecnológicos y de navegación aérea. Este tipo de acciones muestra la importancia de la colaboración entre bancos tradicionales y nuevas entidades financieras para enfrentar un escenario económico complejo. En términos generales, la visión expresada por la CEO de Citigroup subraya la importancia de la gestión prudente y la capacidad de adaptación empresarial frente a las decisiones políticas que afectan el comercio internacional.
La incertidumbre sigue siendo un factor determinante para muchas compañías, que optan por la cautela en sus decisiones de inversión y contratación hasta que el entorno muestre señales de mayor estabilidad. Por otro lado, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) proyectado para Estados Unidos en 2025, fijado en 1.8% por el Fondo Monetario Internacional, refleja un ritmo moderado que se ve influido por estos factores comerciales y económicos. Este escenario exige que las empresas sean estratégicas y flexibles para poder navegar en aguas turbulentas sin perder competitividad. En conclusión, la capacidad de la mayoría de las empresas para absorber un arancel de 10% muestra una resiliencia importante, pero también pone en evidencia los límites de esta tolerancia.
Los aranceles representan un arma de doble filo que puede proteger ciertos intereses nacionales, pero también frena el dinamismo económico si se aplican en niveles demasiado altos o de manera prolongada. La clave para las compañías está en la preparación financiera, la diversificación y la apuesta por la innovación, que les permita mitigar riesgos y aprovechar oportunidades en un entorno internacional cada vez más volátil y competitivo.