En los últimos meses, una preocupante tendencia viral ha captado la atención de escuelas, padres y autoridades en Estados Unidos: la llamada "Desafío Chromebook" en TikTok, una moda peligrosa en la que niños y adolescentes están manipulando sus computadoras escolares para que se sobrecalienten, se cortocircuiten o incluso se incendien. Esta conducta no solo pone en riesgo la integridad física de los jóvenes, sino que también ha derivado en hospitalizaciones y procesos legales, generando un estado de alerta nacional en los centros educativos. El origen de esta tendencia radica en la búsqueda de reconocimiento y popularidad entre sus pares en redes sociales. A través de videos cortos y llamativos, muchos jóvenes participan poniendo objetos metálicos como clips, ganchos, o incluso papeles doblados dentro de las conexiones y puertos de sus Chromebooks. El objetivo es provocar una reacción visible, como humo, chispas o fuego, para luego compartir el video y conseguir “me gusta” y comentarios.
Sin embargo, estas acciones pueden producir daños graves tanto a los dispositivos como a la seguridad de quienes los manipulan y de quienes están a su alrededor. Una de las zonas más afectadas ha sido la región de Connecticut, donde un niño de escuela media sufrió una intoxicación por inhalación de humo tras un incidente con un portátil. El evento desencadenó una investigación profunda por parte de autoridades escolares y la fiscalía, y abrió la puerta a posibles cargos legales contra el menor involucrado. Este caso puso en evidencia la gravedad de la situación y la necesidad urgente de medidas preventivas para evitar que la tendencia se propague aún más. Las escuelas de varios estados como Colorado, Nueva Jersey, Carolina del Norte y Washington están enviando cartas a los padres para alertarles sobre este fenómeno.
Los centros educativos están implementando políticas estrictas respecto al manejo y cuidado de los dispositivos, advirtiendo que el daño intencional a la propiedad escolar podría acarrear sanciones disciplinarias y hasta persecución penal. La preocupación va más allá del daño material, pues la integridad de los estudiantes y el ambiente escolar están en juego. TikTok, la plataforma donde nació esta tendencia, ha reaccionado bloqueando las búsquedas relacionadas con el "Desafío Chromebook", mostrando advertencias sobre los riesgos que implican las modas peligrosas. Sin embargo, la viralidad de estos retos hace que continúen circulando en otras redes sociales, lo que dificulta su control. La plataforma ha señalado la importancia de educar a los usuarios para que puedan evaluar los riesgos de ciertos desafíos antes de intentar imitarlos.
Este fenómeno no es un caso aislado dentro del ecosistema TikTok; se suma a una serie de retos virales que han demostrado ser peligrosos, como el "Reto Kia", que promovió robos masivos de vehículos, o el "Reto del Apagón", que consistía en provocarse pérdida de conciencia, así como el "Reto del Fuego", donde individuos se incendiaban a sí mismos. Todos estos casos evidencian cómo las redes sociales pueden influir en comportamientos juveniles de alto riesgo, generando situaciones que requieren atención desde especialistas en salud mental hasta autoridades legales. Analistas y profesionales de la salud mental están tratando de entender por qué los niños y adolescentes participan en estas actividades autodestructivas. Un estudio publicado en JAMA Psychiatry por psiquiatras de la Universidad de Tennessee destacó que los retos de TikTok representan una preocupación emergente en salud pública, especialmente en la población infantil y adolescente. La influencia del grupo, la búsqueda de identidad y aceptación, así como la falta de supervisión, son factores determinantes que empujan a los jóvenes hacia estas conductas.
Frente a esta realidad, la educación y el acompañamiento familiar se convierten en herramientas esenciales para prevenir estos comportamientos de riesgo. Padres y maestros deben establecer canales de comunicación abierta con los jóvenes, donde se expliquen las consecuencias negativas de participar en estos desafíos virales, no solo desde un punto de vista disciplinario, sino también en términos de seguridad personal y bienestar emocional. Las autoridades escolares están también reforzando medidas de seguridad en torno a la distribución y uso de dispositivos tecnológicos en las aulas. Algunas instituciones están optando por supervisar más directamente el manejo de las Chromebooks o implementar software que limite el acceso a ciertas aplicaciones y contenido viral durante las horas escolares. Además, en casos donde se detecta daño intencional, se están siguiendo procedimientos que incluyen la colaboración con la policía y servicios de salud para evaluar el estado del menor y evitar que haya riesgos mayores para sí mismo y para terceros.
El auge de la tecnología en la educación ha sido un gran avance, facilitando el acceso al conocimiento, la comunicación y la interacción. Sin embargo, esta nueva realidad también plantea desafíos en lo que respecta a la responsabilidad y seguridad de su uso. La apropiación de dispositivos escolares implica un compromiso ético por parte de los estudiantes para cuidar el material y utilizarlo correctamente. En contexto, la tendencia del "Desafío Chromebook" es un recordatorio de cómo las redes sociales pueden influir en la conducta de los jóvenes, y subraya la importancia de fomentar una cultura digital responsable desde edades tempranas. El trabajo conjunto entre plataformas tecnológicas, instituciones educativas, familias y especialistas es fundamental para mitigar estos riesgos y promover un entorno seguro y saludable en el que la tecnología se use para el aprendizaje y el crecimiento personal.
Finalmente, aunque el fenómeno esté siendo combatido, la velocidad con que surgen nuevas modas en internet hace imprescindible mantener una vigilancia constante. La prevención, la educación y la intervención oportuna son la clave para proteger a la juventud de caer en prácticas que puedan poner en peligro su salud física y psicológica. Estar informados y actuar con responsabilidad puede marcar la diferencia para frenar conductas arriesgadas y evitar que tendencias virales se conviertan en tragedias evitables.