En la búsqueda constante por fuentes de energía renovable, la integración de paneles solares en diferentes espacios ha cobrado gran relevancia. La idea de colocar paneles solares entre las vías de un ferrocarril activo puede parecer innovadora y atractiva a primera vista, especialmente en aquellos países que apuestan por la sostenibilidad, como Suiza. Sin embargo, un análisis detallado revela una serie de inconvenientes que hacen de esta práctica una opción poco recomendable y llena de complejidades técnicas y operativas. En Suiza, se llevó a cabo una prueba con 48 paneles instalados entre las vías de un tren activo en la ruta entre Neuchâtel y Buttes. La iniciativa fue bienvenida en ciertos círculos por promover el uso de energías limpias, pero al examinar el caso con mayor profundidad, surgen dudas importantes que conviene considerar antes de replicar esta práctica a gran escala.
Uno de los problemas principales tiene que ver con la ubicación en sí misma. Las vías ferroviarias están expuestas constantemente a una gran cantidad de suciedad, polvo de frenos, residuos y otros contaminantes que se acumulan en los paneles solares, disminuyendo su eficacia y vida útil. Este tipo de suciedad no es fácil de limpiar, y su acumulación reduce la capacidad de captación solar, afectando significativamente la producción energética. Además, la vibración constante causada por el paso de los trenes puede acelerar el deterioro de los paneles. Las instalaciones solares convencionales son diseñadas para ambientes relativamente estables.
En un entorno donde cada tren que pasa genera vibraciones intensas que se transmiten a la estructura y a los propios paneles, el desgaste y la fatiga del material aumentan notablemente, generando necesidades frecuentes de mantenimiento y reparaciones. Otro aspecto a considerar es el riesgo de daños físicos a los paneles debido a objetos que puedan caer desde los trenes, como por ejemplo hielo parcialmente derretido que en invierno puede desprenderse y caer directamente sobre estas estructuras fotovoltaicas. Esto no solo compromete la integridad de los paneles, sino que también puede derivar en problemas de seguridad e interrupciones en la operación ferroviaria. El mantenimiento del ferrocarril es otro factor crucial. Las vías requieren inspecciones y labores de conservación regulares, que en muchos casos implican la necesidad de remover o desplazar cualquier elemento instalado entre las ramas o traviesas.
Situar paneles solares en esta zona impide o complica muchísimo estas tareas esenciales, generando potenciales retrasos y costos adicionales que no se justifican económicamente. Existe la idea de que los propios trenes podrían estar equipados con cepillos o mecanismos de limpieza para mantener los paneles despejados de suciedad. Aunque puede parecer una solución ingeniosa, en la práctica esta alternativa es poco viable en líneas principales donde circula una diversidad de trenes de diferentes países, como Francia o Bélgica, donde los cepillos usados suelen ser metálicos y pueden dañar o rayar los delicados paneles solares. La variedad de equipos y normativas complica la implementación de un estándar universal para este tipo de limpieza. Si se observa con detenimiento el entorno del tramo suizo mencionado, no es difícil notar que existen múltiples opciones más razonables y eficaces para la instalación de paneles solares en contextos ferroviarios.
Por ejemplo, instalar los paneles a un costado de las vías puede evitar gran parte de la suciedad y riesgos asociados a la vibración directa de los rieles. Esa ubicación ofrece un acceso más sencillo para el mantenimiento y reduce la exposición directa a contaminantes. Otra innovadora opción que se ha explorado en países como Lituania consiste en incorporar paneles solares en las paredes de protección acústica que bordean muchas vías ferroviarias. Esta solución simultáneamente ayuda a mitigar el ruido generado por el tránsito de trenes y protege los paneles solares de la suciedad y daños mecánicos. Además, este tipo de infraestructuras puede ser diseñadas para tener un ángulo óptimo de captación solar, mejorando la eficiencia del sistema.
Un paso más allá en cuanto a aprovechamiento vertical es la colocación de paneles solares sobre postes, especialmente una idea que podría integrarse con la infraestructura ya existente para el tendido eléctrico aéreo de la red ferroviaria. Esta combinación permitiría optimizar el espacio y facilitaría inclinar correctamente los paneles para una mayor captación de energía solar, sin interferir con la operatividad ferroviaria. No menos importante, existen amplias superficies al lado de las vías o en zonas cercanas, muchas veces terrenos sin uso productivo, que podrían convertirse en campos solares que, además de generar energía renovable, pueden ser gestionados para fomentar la biodiversidad local. Esta solución equilibra la necesidad de producción eléctrica con la conservación ambiental. En estaciones ferroviarias pequeñas como Buttes, la instalación de paneles solares en los techos de las estaciones o en los terrenos adyacentes a los edificios representa una alternativa mucho más práctica y eficiente.
Esta metodología evita riesgos operativos y permite un acceso facilitado para el mantenimiento y la supervisión de las placas solares. En conclusión, la instalación de paneles solares directamente entre las vías de un ferrocarril activo muestra múltiples desafíos técnicos, operativos y de seguridad que la hacen poco recomendable. Para lograr un aprovechamiento óptimo de la energía solar en contextos ferroviarios, es necesario considerar alternativas que resulten más seguras, eficientes y económicas a largo plazo. El desarrollo de infraestructuras energéticas vinculadas al ámbito ferroviario debería buscar soluciones integradas y adaptadas a las particularidades de cada entorno, valorando todos los aspectos técnicos y las posibilidades reales de mantenimiento y operación. Aunque la idea de colocar paneles solares entre rieles puede parecer creativa y captar la atención mediática, en la práctica, lo que suele funcionar es una apuesta más conservadora, fundamentada en criterios de durabilidad, seguridad y eficiencia.