En los últimos años, especialmente tras la pandemia, se ha observado un cambio significativo en la estructura de los mercados crediticios tanto en Estados Unidos como a nivel global. Moody’s, la reconocida agencia de calificación crediticia, ha emitido una advertencia clara sobre los riesgos que supone el creciente interés y exposición de los inversores minoristas hacia el crédito privado. Este fenómeno, que ha ganado fuerza a partir de 2014 con un crecimiento explosivo de fondos alternativos, plantea desafíos importantes para la estabilidad financiera y el manejo adecuado del riesgo en un entorno económico aún volátil. El crédito privado, a diferencia del crédito tradicional gestionado por bancos públicos, implica la concesión directa de préstamos a empresas o proyectos sin pasar por canales abiertos o mercados públicos. Esta modalidad ha ganado popularidad debido al atractivo que ofrece en términos de rentabilidad y diversificación.
Sin embargo, junto con las oportunidades que representa, Moody’s destaca varios factores de riesgo que pueden afectar tanto a los inversores minoristas como al sistema financiero en general. Desde la llegada de la pandemia de COVID-19, la participación de los inversores individuales en fondos de crédito privado ha aumentado de manera significativa. Este crecimiento está impulsado principalmente por la expansión de fondos abiertos evergreen, que permiten una mayor flexibilidad para que los inversores ingresen o retiren fondos en comparación con los tradicionales fondos cerrados. A su vez, los fondos cotizados en bolsa (ETFs) especializados en crédito privado han llegado a representar una forma cada vez más popular de acceder a este tipo de activos, democratizando su alcance, pero a la vez generando preocupaciones por la adecuación de los mecanismos de protección y la gestión de liquidez. Moody’s subraya que esta mayor libertad para los inversores minoristas puede derivar en riesgos similares a los que experimentaron ciertos bancos regionales en el pasado reciente, como Silicon Valley Bank.
Uno de los principales riesgos radica en el desajuste entre las expectativas de liquidez de los inversores y las verdaderas condiciones de liquidez del fondo. Cuando los inversores esperan poder retirar sus fondos de forma rápida pero los activos no se pueden liquidar con agilidad, existe el peligro de una corrida financiera que puede dañar la confianza en el gestor del fondo y, en última instancia, en el mercado de crédito privado. Además de los riesgos de liquidez, Moody’s señala que los acuerdos de crédito que caracterizan a los fondos evergreen tienden a ser más laxos en cuanto a las restricciones (covenants) impuestas tanto a prestamistas como a prestatarios. Esto puede significar que los inversionistas estén asumiendo más riesgos de crédito de los que perciben, al estar menos protegidos ante posibles incumplimientos o deterioro financiero de las compañías a las que prestan dinero. En contraste, los fondos cerrados suelen incluir cláusulas más estrictas para limitar estos riesgos.
Con una participación creciente del capital minorista en mercados tradicionalmente reservados a inversores institucionales, Moody’s hace un llamado a la necesidad imperiosa de implementar estándares robustos de gestión de riesgos, mayor transparencia y adecuación en los términos de liquidez para evitar que la expansión del crédito privado se convierta en una amenaza para la estabilidad financiera. El crecimiento acelerado sin las debidas salvaguardas podría derivar en pérdidas inesperadas para inversores individuales y en consecuencias negativas más amplias para el sistema financiero. El crédito privado ha demostrado su capacidad para ofrecer retornos atractivos y diversificación a las carteras, especialmente en un contexto de bajas tasas de interés y volatilidad en los mercados públicos. No obstante, la aparición de nuevos instrumentos accesibles a un público masivo debe ser acompañada de un esfuerzo educativo para que los inversores entiendan los riesgos inherentes, así como de supervisión regulatoria adecuada para monitorear los posibles efectos sistémicos. La democratización del acceso al crédito privado a través de ETFs y fondos evergreen representa una evolución significativa en el panorama financiero.
Estos vehículos permiten a pequeños inversores integrarse en mercados que antes solo eran accesibles para grandes instituciones, pero su éxito a largo plazo dependerá de la implementación de mecanismos que armonicen la flexibilidad deseada por los inversores con la estabilidad y solidez operacional. Moody’s advierte también que los riesgos para los inversores minoristas no deben ser subestimados, dado que en situaciones de estrés económico pueden presentarse eventos de rápida retirada de fondos que generen presión sobre las instituciones involucradas, replicando escenarios de crisis bancarias o problemas de liquidez sistémica. Por tanto, tanto gestores de fondos como reguladores tienen la misión de crear un entorno que garantice mecanismos de control efectivos, que incluyan límites claros sobre la estructura de liquidez, transparencia en la información y educación financiera suficiente para que los inversores minoristas puedan tomar decisiones informadas y conscientes. En resumen, el auge del crédito privado y la creciente participación minorista marcan un cambio trascendental en los mercados financieros que podría favorecer el acceso a nuevas oportunidades de inversión. Sin embargo, Moody’s subraya que el equilibrio entre crecimiento, rentabilidad y seguridad es fundamental para evitar riesgos mayores para la economía y para los propios inversores.
La clave estará en gestionar adecuadamente la liquidez, garantizar la transparencia y mantener los estándares de protección para los inversores, de manera que esta expansión contribuya a un mercado crediticio robusto y sostenible en el tiempo.