En un giro inesperado que refleja la creciente tensión entre el gobierno de Estados Unidos y el gigante del comercio electrónico Amazon, la Casa Blanca criticó duramente la supuesta intención de la empresa de desglosar en sus plataformas el incremento en los precios de productos debido a las tarifas impuestas por la administración Trump. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, calificó esta acción como “hostil y política”, generando un nuevo episodio en las disputas comerciales que han marcado la agenda económica de los últimos años. Según fuentes cercanas a la situación, Amazon había considerado la posibilidad de mostrar de manera transparente cuánto de los precios de ciertos productos importados se debía a las tarifas arancelarias sin embargo, la compañía emitió una declaración donde niega que esta medida será implementada. Un portavoz de Amazon explicó que aunque el equipo encargado de la tienda Amazon Haul evaluó la idea, finalmente la propuesta no fue aprobada y no se llevará a cabo. La controversia surge en un contexto complicado donde el presidente Donald Trump ha impuesto aranceles de hasta un 145% en productos chinos, afectando especialmente a pequeñas y medianas empresas que dependen en gran medida de importaciones para surtir sus inventarios.
Amazon, que obtiene un 60% de sus ventas a través de estos minoristas, se ve directamente impactado por esta política comercial, lo que ha generado preocupación en los comercios y en el propio consumidor estadounidense. La administración Trump ha adoptado una postura agresiva que busca reducir el déficit comercial con China a través de estas repentinas alzas arancelarias, lo que ha desatado una guerra comercial global con reverberaciones en múltiples sectores económicos dentro y fuera de Estados Unidos. La suspensión de la exención "de minimis", que anteriormente permitía la importación de productos con un valor inferior a 800 dólares sin pagar impuestos o aranceles, ha marcado un punto clave de conflicto. Al levantar esta exención, productos de bajo costo provenientes de plataformas como Shein y Temu han experimentado aumentos significativos en sus precios. También se ha reportado un impacto en uno de los eventos más esperados del calendario comercial de Amazon: el Prime Day.
Vendedores que trabajan con productos fabricados en China han comenzado a ajustar sus inventarios y precios anticipándose al incremento de costos por tarifas. Algunos han optado por retrasar las ventas para evitar liquidar mercancías a precios reducidos y además están explorando nuevas estrategias para mover la producción a países con aranceles más suaves o nulos. Esta dinámica ha provocado que durante las semanas recientes se observe un aumento en los precios de ciertos productos en la plataforma Amazon, algunos con incrementos promedio del 29% desde inicios de abril de 2025. Sin embargo, la empresa subraya que este fenómeno afecta a una mínima fracción de sus artículos, reportando que menos del 1% de los productos estudiados tuvieron modificaciones significativas en sus costos. En medio de esta atmósfera de incertidumbre y reajustes, gigantes del retail estadounidense como Walmart, Target y Home Depot también han levantado la voz hacia la administración Trump, advirtiendo que sus políticas arancelarias podrían desestabilizar las cadenas de suministro, vaciar estantes y encarecer las compras para los consumidores.
Walmart ha rechazado públicamente la idea de desglosar aranceles en las facturas, comprometiéndose a mantener los precios lo más bajos posible pese a los ajustes impuestos desde Washington. El CEO de Amazon, Andy Jassy, ha reconocido abiertamente la difícil balanza que enfrentan tanto la empresa como sus vendedores frente a las tarifas. En declaraciones recientes destacó que, aunque intentarán mantener los precios competitivos mediante compras anticipadas y renegociaciones de contratos, finalmente los costos adicionales impuestos por los aranceles probablemente serán trasladados a los consumidores. Esta realidad refleja un desafío constante para la economía estadounidense, donde la presión por contener la inflación choca con políticas proteccionistas que encarecen productos importados. A nivel político, las críticas del Gobierno hacia Amazon también han traído a relucir la compleja relación entre autoridades y grandes corporaciones tecnológicas.
La portavoz Karoline Leavitt incluso cuestionó por qué Amazon no había aplicado esta transparencia en la visualización de precios cuando la inflación alcanzó niveles máximos durante la administración Biden, sugiriendo que la compañía estaría adoptando una postura crítica selectiva con motivaciones políticas. Este episodio evidencia además la delicada posición en la que se encuentran los minoristas y marketplaces digitales en Estados Unidos, atrapados entre obligaciones regulatorias, tensiones comerciales y la expectativa de mantener una base de clientes cada vez más exigente y sensible ante incrementos en los precios. No menos importante es el efecto sobre los consumidores que, frente a estos cambios, deben decidir entre aceptar aumentos en el costo de sus compras o buscar alternativas menos afectadas por las tarifas, aunque estas puedan conllevar disminución en la variedad o calidad de productos disponibles. La polémica también pone en evidencia la dificultad de comunicar adecuadamente al público las causas detrás de los cambios en los precios, tomando en cuenta que la carga política y económica está tan entrelazada que cualquier medida adoptada por gigantes como Amazon puede ser interpretada de múltiples maneras y usada como bandera en la discusión pública. En resumen, la polémica surgida por la propuesta de Amazon de mostrar en sus precios el desglosado de tarifas arancelarias ha servido de espejo para analizar las tensiones actuales en la economía global y local, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el difícil camino que enfrentan las empresas para equilibrar sus operaciones en medio de políticas económicas agresivas y un mercado consumidor cambiante.
El Gobierno, representado en su crítica ferrea por la Casa Blanca, ha dejado claro que cualquier acción que pueda interpretarse como un desafío o una crítica a sus políticas será recibido con rechazo, lo que añade un componente político altamente delicado a decisiones empresariales que hasta ahora se pensaban meramente comerciales. Esto pone en contexto la compleja intersección entre política, comercio y tecnología en la era contemporánea de la economía globalizada.