En los últimos meses, Corea del Sur ha sido escenario de un intenso debate político y financiero alrededor del tema de las stablecoins, particularmente aquellas vinculadas al won surcoreano (KRW). Esta controversia ha llegado a un punto álgido con la intervención directa del Banco Central de Corea del Sur (Bank of Korea, BOK), que subraya su posición sobre quién debe tener la autoridad para aprobar la emisión de estas monedas digitales estables. En pleno periodo preelectoral, la entrada del BOK añade una dimensión crucial a la discusión sobre el futuro de la regulación financiera y las tecnologías emergentes en el país. Las stablecoins se han convertido en un elemento polémico en el escenario electoral coreano, posicionándose como un tópico que divide posturas entre los principales candidatos presidenciales y los organismos regulatorios. El candidato que lidera la contienda, Lee Jae-myung, ha sido un defensor abierto de la creación y adopción rápida de stablecoins ligadas al won, argumentando que Corea del Sur necesita ingresar en este mercado para evitar la fuga de capital nacional hacia otras monedas digitales o economías extranjeras.
Su propuesta, sin embargo, ha generado fuertes críticas por parte de sus rivales políticos y las autoridades financieras. El Banco Central de Corea, por su parte, ha sido explícito en su mensaje. Koh Kyung-chul, jefe de la unidad de finanzas electrónicas del BOK, resaltó que la emisión de stablecoins ligadas a la moneda nacional debe contar con la aprobación legal exclusiva del banco. Este argumento está fundamentado en la preocupación sobre las consecuencias que podrían derivarse de la proliferación de una stablecoin nacional sin una supervisión adecuada, la cual podría afectar la implementación efectiva de la política monetaria, la estabilidad financiera y los sistemas de pago y liquidación establecidos. Una de las principales inquietudes del BOK es que una stablecoin atada al won tenga el potencial de reemplazar la demanda por moneda legal física o electrónica emitida por el banco, lo que podría socavar la autoridad monetaria y complicar la regulación macroeconómica.
En años recientes ya se ha observado cómo stablecoins ancladas al dólar estadounidense, como Tether (USDT), han sido utilizadas en operaciones comerciales transfronterizas, eludiendo ciertos controles regulatorios tradicionales. Esta experiencia internacional alerta sobre los riesgos que Corea del Sur puede enfrentar si no regula adecuadamente el ecosistema de stablecoins. Además, el Banco Central remarcó la importancia de su participación desde las etapas más tempranas en el diseño legislativo y la formulación de normativas específicas para las stablecoins. Koh hizo hincapié en que una legislación adecuada es indispensable para crear un ecosistema de pagos digitales que sea sostenible y estable a largo plazo, capaz de proteger tanto a los consumidores como a la integridad del sistema financiero nacional. Por otro lado, la propuesta de Lee Jae-myung ha generado respuestas encontradas dentro del ámbito político.
Lee Jun-seok, candidato por el Partido de la Reforma, criticó duramente la iniciativa, calificándola como una promesa económica experimental y peligrosa. Este rechazo se fundamenta en la memoria fresca del colapso del ecosistema Terra y su stablecoin anclada al won en 2022, un fracaso que dejó lecciones amargas en el manejo de monedas digitales estables y cuyos ecos han servido como advertencia en el debate actual. La polémica no termina ahí, pues algunos aliados del candidato demócrata buscan defender la propuesta, argumentando que sus críticos carecen de entendimiento sobre las dinámicas del mercado global y la regulación financiera internacional. Este choque de perspectivas pone en evidencia la creciente relevancia política del tema, que va más allá de un simple debate técnico para afectar decisiones que podrían modelar el rumbo económico y tecnológico del país en la próxima década. Asimismo, un factor adicional que añade complejidad al escenario es el proyecto de ley presentado por Min Byung-deok, también de la agrupación demócrata, que propone otorgar la autoridad para aprobar stablecoins al Comité de Servicios Financieros (FSC), una entidad reguladora independiente, en lugar del Banco Central.
Esta iniciativa legislativa promete encender aún más las disputas entre el ejecutivo, el legislativo y las autoridades financieras. La llegada inminente de las elecciones presidenciales en Corea del Sur intensifica la urgencia de resolver estas diferencias. La política monetaria del país, que tradicionalmente ha mantenido un fuerte control sobre la oferta y la circulación del won, se enfrenta ahora al desafío de adaptarse a una economía digitalizada y globalizada, donde las stablecoins pueden cambiar radicalmente las reglas del juego. Más allá de ideologías, la necesidad de balancear la innovación tecnológica con la estabilidad financiera y la protección del consumidor aparece como el reto principal para quienes asumirán la conducción del país. El gobernador del Banco Central, Lee Chang-yong, no ha dudado en emitir advertencias sobre el posible impacto de stablecoins en eludir regulaciones de capital y de divisas.
Estas preocupaciones subrayan la urgencia de establecer un marco regulatorio que pueda anticipar y mitigar riesgos no solo internos sino también transfronterizos. En un mundo en el que la digitalización financiera supera las fronteras nacionales, la colaboración con organismos internacionales y la adecuación a estándares globales serán vitales para Corea del Sur. La discusión en Corea del Sur también refleja un fenómeno global donde múltiples países enfrentan desafíos similares respecto a las stablecoins y las monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC). Mientras algunos gobiernos exploran el lanzamiento de sus propias monedas digitales, otros son cautelosos ante los impactos que estas podrían ocasionar en sus sistemas monetarios tradicionales y en la protección de sus economías nacionales. En última instancia, el debate coreano pone en el foco la necesidad de construir un equilibrio entre el aprovechamiento del potencial innovador de las stablecoins y la salvaguarda de la soberanía monetaria y la estabilidad económica.