Durante años, la creencia generalizada ha sostenido que los huevos son más resistentes cuando caen apoyados sobre sus extremos, una idea que ha influido en actividades educativas, como el clásico reto del huevo o egg drop challenge. Sin embargo, un grupo de estudiantes e investigadores del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha desmontado este mito con un estudio científico riguroso que revela que, contrariamente a lo que se pensaba, los huevos son en realidad más resistentes cuando caen de lado. Esta revelación no solo corrige una percepción popular, sino que ofrece una nueva comprensión sobre cómo los materiales distribuyen y absorben energía durante impactos, con repercusiones más allá de la física básica, incluyendo aplicaciones en ingeniería y materiales estructurales. El equipo del MIT, dirigido por el profesor Tal Cohen de los departamentos de Ingeniería Civil y del Medio Ambiente y de Ingeniería Mecánica, decidió investigar este popular mito tras varias discusiones con estudiantes que participaban en la competencia anual de caída de huevos del departamento. En un principio, se esperaba confirmar la idea de que la resistencia máxima del huevo se alcanzaba cuando este caía por sus extremos, pero los resultados iniciales generaron dudas al no evidenciar una diferencia clara en la fuerza necesaria para romper el huevo según su orientación.
El rigor científico se aplicó realizando dos tipos principales de experimentos. Primero, con pruebas de compresión estática, el equipo aplicó force controlada a huevos colocados tanto en posición vertical como horizontal, midiendo la fuerza necesaria hasta que la cáscara comenzaba a agrietarse. Sorprendentemente, la fuerza para iniciar una fisura fue similar en ambas posiciones, pero la diferencia surgió al observar cuánto se comprimía el huevo antes de fracturarse. Los huevos colocados horizontalmente se deformaban más, presentando mayor complacencia y flexibilidad, en contraste con los huevos en posición vertical que eran más rígidos y menos flexibles. Posteriormente, los investigadores realizaron pruebas dinámicas que simulaban caídas desde diferentes alturas, diseñando un mecanismo de liberación simultánea de huevos con soportes 3D impresos para garantizar la precisión en la orientación y en el momento de la caída.
Los experimentos demostraron que los huevos que caían de lado se rompían con menor frecuencia que aquellos que caían sobre sus puntas, confirmando que la capacidad de deformarse y absorber energía es crucial para resistir impactos bruscos. La explicación física detrás de este fenómeno se basa en la diferencia entre rigidez y tenacidad. La rigidez se relaciona con la resistencia a la deformación bajo una carga estática, mientras que la tenacidad implica la capacidad de un material para absorber energía antes de fracturarse. En este contexto, los huevos caen en dos categorías: cuando están verticales, su cáscara es rígida pero frágil, y cuando están horizontales, su caparazón es menos rígida pero más tenaz debido a su capacidad de deformarse y absorber la energía del impacto. Una analogía ilustrativa empleada por los investigadores es la de las articulaciones humanas al caer.
Cuando las rodillas están rígidas durante una caída, el choque se transmite bruscamente, aumentando el riesgo de daño. En cambio, si las rodillas están flexionadas, absorben el impacto progresivamente, protegiendo el cuerpo. De forma similar, el huevo colocado horizontalmente actúa como un amortiguador natural que reduce el daño estructural durante el impacto. Este hallazgo tiene varias implicaciones. En primer lugar, desafía una verdad aceptada universalmente, ilustrando cómo incluso ideas ampliamente difundidas pueden ser desmentidas con experimentación cuidadosa y pensamiento crítico.
Además, ofrece una perspectiva educativa valiosa para estudiantes de física, ingeniería y diseño, quienes pueden aprender la importancia de cuestionar suposiciones e investigar con apertura conceptual. Por otro lado, la investigación puede inspirar aplicaciones prácticas en ingeniería, especialmente en el diseño de estructuras y materiales que deben soportar cargas dinámicas y absorción de impactos. La capacidad de materiales o diseños para deformarse controladamente y disipar energía, como lo hacen los huevos cayendo de lado, es fundamental para mejorar la resistencia y durabilidad de productos, desde cascos hasta estructuras arquitectónicas. El estudio también subraya el valor de la interdisciplinariedad, combinando ingeniería mecánica, física aplicada, diseño experimental y modelado numérico para comprender un fenómeno cotidiano pero científicamente complejo. Los estudiantes involucrados aprovecharon técnicas como simulaciones por computador junto con experimentos físicos, fortaleciendo sus habilidades traslacionales entre teoría y práctica.
Los autores de la investigación, que incluye tanto a estudiantes pregrado como avanzados y postdoctorados, han publicado sus hallazgos en la revista Communications Physics en acceso abierto, promoviendo la difusión y el debate en la comunidad científica y educativa. Además, este descubrimiento destaca la importancia de la curiosidad y la humildad intelectual en la ciencia. Tal Cohen comenta que la voluntad de no aceptar simplemente lo que “se sabe” y de poner a prueba esas verdades permite avanzar en el conocimiento y descubrir matices escondidos. La enseñanza que emana esta investigación es clara: las ciencias no son estáticas y siempre es posible aprender más a través de la observación y el cuestionamiento. En resumen, la investigación del MIT pone en evidencia que la resistencia del huevo al impacto no depende solamente de la rigidez de su cáscara, sino también de su capacidad para deformarse y absorber energía.
Caer sobre sus lados convierte al huevo en un sistema más resiliente, gracias a su comportamiento parecido a un amortiguador, lo que lo hace menos propenso a fracturarse. Este hallazgo no solo renueva un conocimiento cotidiano, sino que se convierte en un ejemplo destacado de cómo la ciencia puede sorprendernos cuando desafiamos ideas establecidas desde un enfoque riguroso. Con este estudio, los estudiantes e investigadores del MIT invitan a educadores, científicos y público general a reflexionar sobre la importancia de evaluar críticamente lo que damos por sentado y a mantener viva la curiosidad que impulsa el avance del conocimiento en cualquier área. Después de todo, incluso un objeto tan común como un huevo puede convertirse en una ventana fascinante hacia los secretos de la física y la ingeniería.