En un paso sin precedentes para la transición energética de España, el día 16 de abril de 2025 marcó un hito histórico al conseguir por primera vez que la red eléctrica peninsular funcionara íntegramente con fuentes de energía renovables durante un día laborable. Este logro fue confirmado por el operador nacional del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España, y resalta el acelerado crecimiento y la integración eficiente de energías limpias como la eólica, solar e hidroeléctrica en el mix energético del país. Las cifras que acompañan este suceso son notables. Durante esa jornada, el viento generó 256 gigavatios hora (GWh), representando el 45.8% del total eléctrico producido.
La energía solar aportó 151 GWh, equivalente al 27%, mientras que las centrales hidroeléctricas añadieron otros 129 GWh, alcanzando el 23.1%. Además, la energía solar térmica contribuyó con 11 GWh, y otras fuentes renovables aportaron casi el 2% restante, incluyendo residuos renovables. Esta combinación diversificada y robusta permitió que la demanda eléctrica de todo el territorio peninsular se cubriera completamente con energía limpia durante varias horas, un logro especialmente relevante porque ocurrió en un día laborable, momento en el que el consumo suele ser elevado y constante. El 16 de abril, específicamente a las 11:15 de la mañana, se alcanzó un punto donde la energía eólica y la fotovoltaica combinadas superaron el 100.
63% del consumo total, una primera vez en la historia energética española. Este dato no solo simboliza un avance tecnológico y operativo sino que también refleja un cambio cultural y estratégico en el modelo de producción energética del país. Tan solo cinco días después, el 21 de abril, España volvió a batir récords con la energía solar fotovoltaica. Ese día, a la 1:35 de la tarde, el sistema produjo un máximo instantáneo de 20.120 megavatios (MW), superando en 0.
7% la marca anterior establecida en julio de 2024. En ese momento, la energía solar fotovoltaica cubrió el 61.5% de la producción eléctrica nacional y abasteció el 78.6% de la demanda del sistema. Este impresionante porcentaje subraya el notable avance en capacidad instalada y gestión de redes, que ha logrado manejar de forma eficiente una provisión tan elevada de energía variable.
Este suceso no solo tiene un impacto simbólico sino que además representa un paso fundamental hacia la descarbonización de la matriz energética española. España, con abundantes recursos naturales para la generación eólica y solar gracias a su posición geográfica, ha apostado firmemente por políticas que promueven la generación renovable. Esta orientación estratégica permite reducir la dependencia de combustibles fósiles, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia el cumplimiento de compromisos internacionales sobre cambio climático. El contexto de este triunfo también destaca la capacidad técnica y operacional del sistema eléctrico español. La integración masiva de fuentes renovables, caracterizadas por su intermitencia, requiere sofisticados sistemas de gestión, previsión y flexibilidad, además de mecanismos de almacenamiento y respaldo.
La experiencia mostrada en este evento señala que España está progresando en la construcción de una red inteligente y resiliente que puede manejar picos de generación renovable sin comprometer la estabilidad del suministro eléctrico. Sin embargo, a pesar de este avance, el camino hacia un sistema 100% renovable permanente aún presenta desafíos significativos. La necesidad de asegurar la estabilidad y la fiabilidad de la red implica contemplar soluciones como el almacenamiento de energía a gran escala, el despliegue de tecnologías de respuesta a la demanda y la interconexión europea que permita exportar y recibir electricidad en función de la disponibilidad y la demanda. La incorporación paulatina de estas tecnologías será clave para garantizar que episodios como este se conviertan en una norma y no en una excepción. Adicionalmente, el logro ha generado discusión y debate en diversos sectores.
Algunos sectores remarcan las ventajas ambientales y económicas, subrayando cómo la reducción de la huella de carbono impacta positivamente en la salud pública y en la competitividad del país. Otros resaltan la importancia de la planificación y la inversión continua para evitar posibles apagones o problemas técnicos, especialmente cuando disminuya la producción solar al caer la noche o en días poco soleados. El crecimiento de la energía renovable en España también tiene implicaciones en el mercado eléctrico y en la política energética. Se observa una transformación en los modelos económicos tradicionales, con una mayor entrada de pequeños y medianos productores, ciudadanos y empresas que apuestan por la generación distribuida y la auto-consumo. Esto fomenta una democratización energética y la creación de nuevos empleos verdes, a la vez que puede contribuir a estabilizar o disminuir los precios de la electricidad a largo plazo.
La apuesta de España por las energías renovables está en sintonía con la ambiciosa agenda europea para 2030 y más allá, que pretende lograr cero emisiones netas y dependencia nula de combustibles fósiles. Países como Alemania, Francia, Italia y otros miembros de la Unión Europea también avanzan hacia objetivos similares, y la experiencia española puede servir como ejemplo y referente regional. En conclusión, la jornada del 16 de abril de 2025 es un excelente indicador de que un sistema eléctrico confiable, sostenible y plenamente abastecido con energía renovable es alcanzable. No obstante, ese día debe leerse como un punto de partida para seguir desarrollando la infraestructura necesaria, fomentar la innovación tecnológica y consolidar políticas públicas que impulsen la transición energética. El futuro energético de España se vislumbra lleno de oportunidades para transformar la economía, crear empleo sostenible y proteger el medio ambiente, desafíos que ahora parecen más cercanos gracias a este logro histórico.
La evolución energética española continuará siendo observada con interés por expertos, gobiernos y ciudadanos, pues los avances y lecciones aprendidas servirán para allanar el camino hacia un modelo energético que responda a las demandas actuales y futuras del planeta.