El fondo soberano de Noruega, conocido como Norges Bank, es uno de los mayores fondos de riqueza a nivel mundial con activos aproximados de 1.7 billones de dólares. Sin embargo, en el primer trimestre de 2025, reportó una pérdida de 40 mil millones de dólares, en gran parte atribuida a la caída significativa de las acciones tecnológicas de Estados Unidos. Este fenómeno ha generado un debate intenso sobre cómo debería diversificar y administrar el riesgo el fondo, especialmente considerando la volatilidad actual del mercado y el aumento de tensiones económicas y geopolíticas a nivel mundial. La caída en el valor del portafolio de acciones tecnológicas ha evidenciado los riesgos de tener posiciones demasiado concentradas en ciertos sectores y regiones específicas.
Noruega ha basado gran parte de sus inversiones en la renta variable, que representaba en el último reporte el 71.4% de su asignación total. Dado que la mayoría de estas acciones pertenecen a mercados norteamericanos, especialmente empresas tecnológicas, la exposición a la volatilidad de este sector es considerable. Entre las inversiones indirectas del fondo soberano, destaca la exposición a Bitcoin a través de acciones en empresas que poseen criptomonedas en sus balances. A finales de 2024, Norges Bank tenía una exposición no directa a Bitcoin valorada en aproximadamente 356 millones de dólares, distribuidos en compañías como Strategy, Mara Holdings, Coinbase y Riot Platforms.
Estas empresas son conocidas por tener importantes reservas de Bitcoin, lo que implica que, aunque Norges Bank no invierte en Bitcoin directamente, sí tiene cierta relación con la criptomoneda a través del mercado accionario. Frente a estas dinámicas, surge la pregunta: ¿debería el fondo soberano de Noruega aumentar su exposición directa a Bitcoin o a instrumentos relacionados para diversificar y protegerse contra futuras pérdidas? Un argumento a favor de esta estrategia es que el Bitcoin ha ganado reconocimiento como un activo alternativo para la cobertura de riesgos, similar al oro. El creciente interés de otros fondos soberanos, como Mubadala Investments de Abu Dhabi, que posee 437 millones de dólares en un fondo cotizado en bolsa (ETF) de Bitcoin, indica que algunas entidades públicas están viendo esta criptomoneda como una forma válida de almacenar valor y mitigar riesgos en momentos de incertidumbre económica. Además, ejemplos como el Estado de Wisconsin en Estados Unidos, que tiene inversión en ETFs de Bitcoin por valor de más de 300 millones de dólares, demuestran que incluso entidades institucionales tradicionales están adoptando la criptomoneda como una herramienta de cobertura. Esta realidad podría motivar a Norges Bank a reconsiderar su estrategia para incluir al menos una exposición mínima en Bitcoin u otros activos digitales.
Sin embargo, existen varios factores que podrían impedir un aumento en la participación directa de Norges Bank en Bitcoin. En primer lugar, el mandato del fondo y sus regulaciones internas limitan las clases de activos en las que puede invertir. La adquisición directa de Bitcoin o ETFs de criptomonedas podría requerir cambios regulatorios o una reconsideración profunda de la política de inversión. Además, el fondo ha mantenido una postura conservadora a lo largo de los años, evadiendo activos volátiles o no tradicionales, como el oro, del que se desprendió completamente en 2004, cuando el precio aún era bajo. Otra cuestión crucial es la volatilidad e incertidumbre inherentes al mercado de criptomonedas.
Aunque Bitcoin ha mostrado un fuerte crecimiento en la última década y se ha consolidado como el principal activo digital, su naturaleza volátil podría representar un riesgo considerable para un fondo que prioriza la preservación y crecimiento estables del capital a largo plazo. Muchos gestores institucionales todavía son cautos respecto a la asignación significativa a criptomonedas debido a regulaciones, riesgos tecnológicos, y la percepción pública. No obstante, desde una perspectiva estratégica, el potencial de Bitcoin como activo no correlacionado con la renta variable tradicional puede servir como un diversificador muy valioso. Los datos sugieren que, si se hubiera incluido un 5% hipotético de Bitcoin desde 2018 en la cartera de ETFs que sigue Norges Bank, el rendimiento de la inversión podría haber mejorado considerablemente, en torno a un 56% más en comparación con solo renta variable. Este hecho no puede ser ignorado, especialmente en tiempos en que la volatilidad y la tensión geopolítica pueden afectar negativamente los retornos tradicionales.
Por otra parte, los responsables de la gestión del fondo han indicado que planean aumentar las inversiones en acciones estadounidenses, lo que implica un mayor riesgo de concentración, aunque también refleja confianza en ciertas oportunidades de mercado. Aunque no se ha manifestado una intención clara de aumentar exposición a Bitcoin, la flexibilidad para inversiones activas dentro del mandato ofrece cierto espacio para considerar nuevas opciones, incluyendo la participación en acciones de empresas relacionadas con blockchain y criptomonedas. El contexto macroeconómico global también juega un papel fundamental en esta discusión. El escenario actual de guerra comercial entre grandes potencias, junto con preocupaciones recurrentes sobre una posible recesión mundial, obliga a los gestores de fondos a buscar activos que puedan resguardar el valor. Bitcoin, a pesar de las críticas, ha sido calificado como una suerte de "oro digital" y ha captado la atención de inversionistas que buscan protegerse frente a la inflación y la depreciación de monedas fiduciarias.
Es importante mencionar que la diversificación de activos del fondo soberano de Noruega también incluye inversiones en bienes raíces industriales, renovables y logísticos alrededor del mundo, buscando crear un portafolio equilibrado que no dependa exclusivamente de los mercados financieros tradicionales. No obstante, la integración de activos digitales en un fondo tan grande y tradicional aún está en una etapa incipiente y con muchas incertidumbres. En términos de regulaciones, la apertura de mercados financieros para fondos institucionales hacia criptomonedas está avanzando con la aprobación y proliferación de ETFs de Bitcoin en varias jurisdicciones. Esto facilita a actores tradicionales como Norges Bank considerar inversiones indirectas en Bitcoin sin tener que manejar directamente la custodia de activos digitales, lo que mitiga ciertas barreras legales y operacionales. En definitiva, las pérdidas sustanciales de Norges Bank en el primer trimestre de 2025 evidencian la necesidad de mantener un portafolio diversificado para mitigar riesgos futuros.
Aunque la inversión directa en Bitcoin mediante ETFs parece poco probable en el corto plazo por las políticas actuales del fondo, la exposición indirecta a través de acciones de empresas vinculadas a la criptomoneda ya existe y podría incrementarse de forma moderada. El debate en torno a la inclusión de Bitcoin como parte de la estrategia financiera de grandes fondos soberanos como Norges Bank continúa abierto. Los beneficios potenciales en términos de diversificación, cobertura de riesgos y oportunidades de crecimiento no pueden ser ignorados, pero las dudas sobre volatilidad, regulación y mandato de inversión siguen siendo obstáculos relevantes. Finalmente, queda claro que el mundo de las inversiones está en constante evolución. El impacto de las tecnologías disruptivas y los activos digitales está modificando esquemas tradicionales y puede llevar a que fondos soberanos reconsideren sus estrategias para adaptarse a escenarios económicos más complejos y dinámicos.
El camino que elija Norges Bank será observado de cerca como un indicativo del futuro rol que Bitcoin y otros activos digitales pueden tener en las carteras de inversión globales.