El póker es mucho más que un simple juego de cartas; representa una mezcla compleja de estrategia, intuición y habilidad psicológica. Sin embargo, ¿qué sucede cuando la tecnología se incorpora a esta ecuación? La revolución del póker con inteligencia artificial (IA) no comenzó hace unos pocos años, como comúnmente se piensa, sino que tiene raíces que se remontan a décadas atrás. Una interesante ventana a este pasado menos conocido la ofrecen unas cartas y documentos inéditos que revelan un evento único en el World Series of Poker (WSOP) en 1984, cuando una computadora diseñada para jugar póker se enfrentó a leyendas de este deporte. Estos relatos abren un capítulo fascinante sobre el nacimiento del póker impulsado por IA, mucho antes de que los bots dominaran las mesas modernas. En 2007, la comunidad científica y los entusiastas del póker fueron testigos de un hito cuando la Universidad de Alberta presentó a Polaris, un bot especializado en heads-up limit hold’em, que pese a su complejidad tecnológica se enfocaba en un formato específico.
Este proyecto, que tomó más de 16 años en desarrollarse, fue uno de los primeros en demostrar que una máquina podía competir al máximo nivel contra jugadores profesionales como Phil Laak y Ali Eslami. Sin embargo, esta hazaña no fue pionera, sino un eco moderno de lo ocurrido varias décadas antes. Mike Caro, conocido en el ambiente como el “Genio Loco del Póker”, reveló con cierta molestia en una columna años después que estos desarrollos modernos habían pasado por alto la existencia de Orac, un programa para Apple II Plus creado por él mismo durante principios de los años 80. Orac fue el primer programa de póker con inteligencia artificial que desafió a profesionales como Doyle Brunson y Tom McEvoy en la antesala del Main Event del WSOP de 1984. La correspondencia histórica que se conserva en la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV), a través de los archivos de Binion’s Horseshoe Casino, ofrece detalles significativos sobre esta innovadora iniciativa.
En esas cartas se puede reconstruir todo el proceso de planificación de la “Primera Competencia Mundial de Computadoras” en póker, que llevó al programa Orac a enfrentarse a algunas de las figuras más renombradas del póker de la época. La historia comienza con una carta enviada en febrero de 1984 por Caro a Henri Bollinger, quien era el responsable de relaciones públicas del casino Binion’s y dominaba la agenda mediática del WSOP. En la misiva, Caro introducía su creación tecnológica y sus múltiples funcionalidades: un programa desarrollado en lenguaje Apple Pascal para la Apple II Plus capaz de leer cartas a través de un escáner óptico con códigos de barras especiales impresos en naipes diseñados para tal efecto. Esta era una innovación sorprendente, ya que permitía que la computadora recibiera información de las cartas sin que un humano interviniera en la lectura, otorgándole una especie de “visión artificial” en tiempo real. Por supuesto, la computadora no solo reconocía las cartas, sino que podía gestionar la mecánica del juego, incluyendo la distribución de fichas, imposición de apuestas legales y determinación automática del ganador después de varias rondas de apuestas.
Caro enfatizaba en sus cartas que el programa era capaz de adoptar una estrategia para cada jugador en particular, aprovechando datos sobre oponentes famosos como Brunson y McEvoy, aunque reconocía que el desarrollo del ‘cerebro’ de Orac estaba todavía en proceso. El plan, apoyado por Binion’s Horseshoe y con la expectativa de una amplia cobertura mediática, contemplaba realizar demostraciones durante la tarde del 13 de mayo de 1984, justo antes del inicio del esperado Main Event. En estos eventos, se mostrarían diversas capacidades del programa: desde la lectura de cartas con el escáner óptico hasta su versión casera ideal para jugadores aficionados, con gráficos de colores y la capacidad para simular partidas desde casa. Una característica singular de Orac era que el programa incluía retardos intencionados a la hora de tomar decisiones para parecer humano y además, para usar estas pausas como armas psicológicas, un detalle que añade una dimensión fascinante a los inicios de la IA en el póker. La máquina, equipada con mensajes “psicológicos” digitales, podía enviar mensajes para “despistar” o intimidar a sus oponentes humanos, algo muy avanzado para los estándares tecnológicos de la época.
Cuando llegó el momento del desafío, el póker se transformó en un campo de batalla entre hombre y máquina. Entre los profesionales invitados a jugar contra Orac figuraban leyendas como Doyle Brunson, Tom McEvoy, Stu Ungar, Slim Preston, Jack Straus y Puggy Pearson. Sin embargo, solo Brunson y McEvoy acudieron a la cita, poniendo a prueba la eficacia del programa en partidas reales. El enfrentamiento mostró las limitaciones y al mismo tiempo las fortalezas tempranas de la inteligencia artificial en este entorno tan particular. Orac perdió su primer enfrentamiento contra McEvoy debido a una mano inferior, producto de una estrategia bien planeada que incluyó llamar una apuesta con un par o una mano que contuviera Ás-Jota, en anticipación a un posible farol por parte de Brunson.
Aun así, este proceso reveló el nivel avanzado del bot para la época, ya que el programa logró empatar los enfrentamientos posteriores con Brunson, demostrando que era capaz de competir al más alto nivel. Estas partidas históricas no solo marcaron un precedente para la evolución del póker con inteligencia artificial, sino que también fueron un reflejo de cómo la tecnología comenzaba a irrumpir en industrias aparentemente alejadas del mundo digital. La idea de una máquina capaz de leer el lenguaje no verbal del póker y responder con jugadas estratégicas inteligentes no solo era un concepto futurista, sino una realidad que Mike Caro y su equipo promovían con entusiasmo. Más allá del ámbito estrictamente lúdico, Orac tuvo ocasionalmente presencia en otros medios, incluido un desafío televisado en el programa Ripley’s Believe It or Not donde se enfrentó al magnate Bob Stupak, aunque circunstancias técnicas resultaron controvertidas y afectaron el desarrollo del reto. El contexto más amplio de la época ayuda a entender la magnitud del evento.
En 1984, Apple lanzaba anuncios icónicos como el famoso comercial del Super Bowl, un símbolo de la innovación que estaba transformando el mundo tecnológico. La colaboración y el interés de Apple por el proyecto Orac, manifestado en cartas intercambiadas entre sus directivos y el equipo de Binion’s, puntualiza el cruce entre tecnología emergente y entretenimiento tradicional. Aunque posteriormente proyectos como Polaris, Libratus y más recientemente Pluribus han llamado la atención mundial por sus avances en la inteligencia artificial del póker, no se debe olvidar que Orac fue pionero en sentar las bases. Su importancia puede perderse fácilmente en la narrativa actual, pero las cartas y documentos recuperados muestran que la idea de que máquinas y humanos compitan en póker no es un fenómeno nuevo sino una evolución tecnológica con profundas raíces históricas. La relevancia del desafío del 1984 va más allá de los resultados individuales en la mesa y representa un cambio de paradigma cultural y tecnológico.