Durante los primeros meses de 2025, las acciones internacionales han superado ampliamente el rendimiento de las acciones estadounidenses, capturando la atención de inversores y analistas en todo el mundo. La diferencia en el desempeño entre ambos mercados ha generado un debate acerca de si el tradicional dominio de las empresas estadounidenses en Wall Street se mantiene o si estamos presenciando un cambio estructural en el mercado global. Sin embargo, los expertos de Morgan Stanley, una de las firmas de inversión más reconocidas a nivel internacional, consideran que esta tendencia alcista de los activos internacionales es en gran medida cíclica y que la ventaja podría regresar con fuerza hacia las acciones estadounidenses en los próximos meses. Durante este periodo, uno de los principales índices que refleja el comportamiento de las acciones internacionales, el iShares MSCI EAFE ETF (que agrupa compañías líderes de Europa, Australia y el Lejano Oriente), ha avanzado un 14% en 2025. En contraste, el índice S&P 500, representante de las mayores empresas de Estados Unidos, presenta una reducción de aproximadamente un 3%.
Este contraste genera interrogantes profundos en el mundo financiero respecto a dónde deberían posicionarse los inversores para maximizar su rentabilidad. Mike Wilson, estratega jefe de mercados en Morgan Stanley, señala que muchos inversores están centrados en identificar si el desempeño superior de las acciones internacionales significa un cambio estructural duradero que socave el concepto de excepcionalismo estadounidense en los mercados. Sin embargo, él y su equipo interpretan que la situación actual obedece más a factores cíclicos que a cambios estructurales fundamentales. Esto quiere decir que las condiciones temporales del ciclo económico, la política monetaria y factores externos como el fortalecimiento o debilitamiento del dólar juegan un papel clave en este movimiento. Desde la perspectiva de Morgan Stanley, nos encontramos en una fase tardía del ciclo económico global caracterizada por un crecimiento más lento y un entorno macroeconómico desacelerado.
Además, con la Reserva Federal estadounidense manteniendo una postura de pausa en las tasas de interés, el contexto favorece a las empresas de calidad y con crecimiento sólido. Según Wilson, las compañías estadounidenses de gran capitalización presentan justamente estas características: tienen un crecimiento más estable, márgenes sólidos y menor volatilidad en su evolución de ganancias. Esto les permite resistir mejor las fases de incertidumbre económica. Otro factor que apuntala la preferencia por las acciones estadounidenses es la expectativa de un dólar estadounidense más débil. Un dólar debilitado potencia a las empresas estadounidenses que generan ingresos en monedas extranjeras, aumentando su competitividad frente a rivales internacionales.
Esta dinámica puede ser desfavorable para las compañías extranjeras que dependen de exportaciones o tienen costos en dólares, erosionando sus márgenes y rentabilidades. Morgan Stanley también identifica indicadores técnicos que serán claves para determinar la continuidad o reversión de la tendencia alcista en el S&P 500. En particular, el estratega estadounidense menciona la importancia de las medias móviles a 100 y 200 días. La capacidad del índice para mantenerse por encima de estos niveles técnicos será fundamental para que la cotización consolide un rally sostenible. Para ello, se espera que se concreten avances en negociaciones comerciales con China y que las revisiones a las ganancias empresariales continúen estabilizándose.
La posición de la Fed también será decisiva en el proceso. Un viraje hacia una política monetaria más acomodaticia, con posibles recortes en la tasa de interés o señales claras de no subirlas más, podría dar el impulso necesario para llevar al S&P 500 a nuevos niveles. Igualmente, la reducción en la tasa de rendimiento del bono a 10 años por debajo del umbral del 4% es otro escenario que las firmas de inversión consideran propicio para una mayor subida en los precios de las acciones. Por otro lado, si bien la solidez del mercado laboral parece mantenerse con evidencias de que las empresas no están realizando recortes significativos en su plantilla, Morgan Stanley advierte que existen riesgos latentes, especialmente para pequeñas empresas que podrían estar más vulnerables ante la desaceleración económica debido a su menor flexibilidad en estructura de costos. Un deterioro en el mercado laboral o inestabilidad en sectores específicos podrían generar correcciones o incluso presionar a la baja a las acciones estadounidenses.
En el contexto global, las acciones internacionales han sido impulsadas por varios factores positivos como el avance en la recuperación económica post-pandemia, la estabilización política en regiones clave y el crecimiento en mercados emergentes. Sin embargo, Morgan Stanley sugiere que conforme el ciclo económico avance, el mercado estadounidense podría recuperar su atractivo debido a su ventaja competitiva, estabilidad regulatoria y posición como refugio en momentos de incertidumbre mundial. Los inversores que hayan estado aprovechando las ganancias del mercado internacional deben estar atentos a estos posibles cambios y considerar la diversificación y la calidad en sus carteras. La estrategia de enfocar la inversión en empresas sólidas, con fundamentos robustos y capacidad para generar ganancias sostenibles en etapas de volatilidad puede significar la diferencia entre mantener rentabilidad o enfrentar pérdidas. Además, la revisión de las políticas económicas y comerciales en Estados Unidos será un factor que influirá directamente en la confianza de los inversores.
En particular, la relación con China y la próxima evolución de los aranceles y acuerdos serán clave para el desempeño de muchas multinacionales presentes en ambos mercados. Por último, el escenario global plantea retos como la inflación persistente en varias regiones, los ajustes en las políticas fiscales y monetarias, así como posibles tensiones geopolíticas que podrían afectar los flujos de capital. En medio de este panorama, contar con un análisis claro y actualizado permitirá a los inversores tomar decisiones acertadas y aprovechar las oportunidades que se presenten tanto en los mercados internacionales como en EEUU. En conclusión, aunque las acciones internacionales han dominado el primer trimestre de 2025, expertos de Morgan Stanley argumentan que nos encontramos en una fase del ciclo donde los títulos estadounidenses de gran calidad pueden recuperar terreno y ofrecer mejores rendimientos. La combinación de un dólar más débil, recuperación en las revisiones de ganancias, estabilización del mercado laboral y posibles movimientos favorables desde la Fed son elementos que apuntan a una reversión en la tendencia actual.
Por ello, estar informado y adoptar una estrategia orientada hacia la calidad y la diversificación resulta fundamental para quienes buscan capitalizar en los mercados bursátiles en este momento crucial.