El gigante chino de vehículos eléctricos BYD ha iniciado la construcción de una planta de ensamblaje en Camboya, un movimiento estratégico que refleja la creciente importancia que tiene el mercado del sudeste asiático en la industria global de la movilidad eléctrica. Esta nueva instalación se ubicará en la Zona Económica Especial de Sihanoukville y promete transformar la dinámica local al integrar las tecnologías más avanzadas para la fabricación de vehículos eléctricos (EV) y vehículos híbridos enchufables (PHEV). La inversión inicial de BYD para esta planta es de aproximadamente 32 millones de dólares, destinados a la fase de construcción de un centro dedicado a ensamblar vehículos bajo el sistema Completely Knocked Down (CKD), es decir, con piezas que serán importadas y ensambladas localmente. Esta modalidad permite optimizar costes y adaptar la producción a las características y demandas específicas del mercado camboyano y de países vecinos. Con una extensión de 12 hectáreas, la planta está diseñada para alcanzar una capacidad de producción anual de 10,000 vehículos, una cifra significativa para un país donde la infraestructura de la industria automotriz aún está en desarrollo pero con un potencial de crecimiento acelerado.
Se espera que las operaciones de producción comiencen en noviembre del mismo año en que se inició la construcción, la cual está prevista para completarse en octubre. El evento de inauguración contó con la presencia de representantes gubernamentales como Wang Wenbin, embajador chino en Camboya, y Sun Chanthol, primer vicepresidente del Consejo para el Desarrollo de Camboya (CDC). Chanthol destacó la confianza de los inversionistas extranjeros en la estabilidad política y económica del país, subrayando la importancia de políticas claras y un ambiente amigable para las inversiones. El respaldo oficial y la colaboración directa con autoridades locales evidencian la relevancia que tiene este proyecto no solo para BYD, sino para el desarrollo económico de Camboya. La planta contribuirá a diversificar la economía nacional, crear empleo y fomentar la transferencia tecnológica, especialmente en un sector tan dinámico como el de los vehículos eléctricos que responde a la creciente demanda mundial de transporte sostenible.
En los últimos años, Camboya ha mostrado un notable crecimiento en la adopción de vehículos eléctricos, pese a ser un mercado emergente. Las matriculaciones de EV se dispararon de 313 unidades en 2023 a 2,253 en 2024, un incremento que refleja la evolución de hábitos de consumo hacia alternativas más ecológicas, así como el apoyo gubernamental para el desarrollo del sector mediante la implementación de políticas e incentivos para los usuarios. La decisión de BYD de establecer su segunda planta en el sudeste asiático tras su instalación en Tailandia en 2024, con una capacidad mucho mayor de 150,000 vehículos anuales, muestra una apuesta clara por la región. Además, la empresa está culminando una inversión de mil millones de dólares en una planta en Indonesia, prevista para finalizar a finales de 2025, que también tendrá una capacidad para producir 150,000 vehículos eléctricos anuales. Estas operaciones apuntan a convertir a BYD en un actor clave en la distribución de vehículos eléctricos no solo para el mercado local sino con una clara estrategia de exportación.
El proyecto en Camboya se enmarca dentro de un contexto global donde los fabricantes de vehículos eléctricos están expandiendo su presencia en mercados emergentes, apostando por la proximidad a grandes centros de consumo y aprovechando acuerdos comerciales para optimizar costos y tiempos de entrega. La estrategia de BYD implica localizar operaciones para responder a la demanda regional de manera más ágil y competitiva frente a otros actores del sector automotriz. El enfoque ambiental y la apuesta por la electrificación en Camboya también se alinea con tendencias globales de reducción de emisiones contaminantes y la transición hacia energías limpias. Al producir en suelo camboyano, BYD no solo facilita el acceso a sus vehículos a una base de consumidores en crecimiento, sino que también impulsa una industria más sostenible en la región. Desde el punto de vista económico, esta planta contribuirá a fortalecer la cadena de valor local, generando un efecto multiplicador que beneficiará a proveedores, transportistas y servicios asociados, además de brindar oportunidades de capacitación y empleo en un sector altamente tecnológico.
En cuanto a la rentabilidad, BYD reportó una ganancia neta atribuible a los accionistas de 9.15 mil millones de yuanes (alrededor de 1.3 mil millones de dólares) en el primer trimestre del año fiscal 2025, un aumento interanual del 100.4%. Esta robusta salud financiera permite a la empresa continuar con su agresiva expansión internacional y con el desarrollo de nuevas tecnologías para mantenerse competitiva en un mercado cada vez más exigente.
Por otro lado, la presencia de BYD en Camboya también podría ser un estímulo para otros fabricantes de la industria automotriz que ven en el sudeste asiático una región con gran potencial de crecimiento para vehículos eléctricos, espoleando una cadena de innovación y desarrollo tecnológico local más sólida. La transformación de la industria automovilística en Camboya con la llegada de BYD responde a una tendencia global de descentralización de la producción, donde Asia se posiciona no solo como un mercado emergente, sino también como un centro neurálgico para la fabricación y exportación de vehículos eléctricos. Esto genera una competencia saludable que puede traducirse en mejores opciones para los consumidores, precios más competitivos y una oferta más amplia de modelos y tecnologías verde. Es importante destacar que la planta de BYD también apoya la iniciativa camboyana de integrar energías renovables y reducir la dependencia de combustibles fósiles, ya que la producción de vehículos eléctricos es un componente esencial para alcanzar objetivos medioambientales y compromisos internacionales. En suma, la inversión de BYD en Camboya marca un paso relevante tanto para la empresa como para la región.
Estimula el desarrollo industrial, proporciona un impulso a la adopción masiva de vehículos eléctricos y posiciona al país como un actor emergente en la cadena global de suministro automotriz verde. La alianza entre el sector privado y el gobierno local es crucial para el éxito de esta iniciativa y para sostener un crecimiento económico inclusivo y sostenible. A medida que la planta avance hacia su inauguración y operación plena, se espera que la influencia de BYD en Asia crezca, consolidando a la empresa como pilar fundamental de la revolución de la movilidad eléctrica y contribuyendo al cambio hacia un futuro más limpio y eficiente en el transporte.