La estabilidad financiera es un pilar fundamental para el crecimiento económico sostenido y la confianza en los mercados. Sin embargo, en el contexto económico global actual, la percepción sobre los riesgos ha cambiado de manera considerable. Un reciente estudio bianual realizado por la Reserva Federal de Estados Unidos ha arrojado luz sobre cuáles son los principales factores que amenazan la estabilidad financiera del país. Entre ellos destacan las disputas comerciales internacionales y la incertidumbre relacionada con la política gubernamental, aspectos que han ganado relevancia en medio de un panorama global cada vez más complejo. Este informe de la Fed, publicado en abril de 2025, revela que un 73% de los participantes en la encuesta consideran las tensiones en el comercio global como un factor crítico de riesgo, cifra que prácticamente duplica el porcentaje registrado solo unos meses antes.
Este cambio refleja la creciente preocupación entre expertos, inversionistas y académicos acerca de cómo las medidas comerciales restrictivas y las posibles guerras arancelarias pueden afectar la economía estadounidense y, por extensión, la financiera mundial. El contexto político en Estados Unidos, especialmente tras el regreso del expresidente Donald Trump a la administración, ha sido un elemento clave detrás de esta percepción de riesgo. La ejecución de agresivas políticas de imposición de aranceles ha generado incertidumbre en los mercados, sociabilizando la idea de que los cambios en las reglas comerciales podrían generar interrupciones significativas en las cadenas de suministro y en la economía doméstica. Sin embargo, el informe señala que, aunque algunos participantes consideran que los aranceles incrementales podrían ser absorbidos con solo una perturbación moderada, existe preocupación sobre la posibilidad de una escalada que podría tener consecuencias más profundas y duraderas. La incertidumbre política general también ocupa un lugar prominente en la lista de riesgos, con aproximadamente la mitad de los encuestados señalándola como una amenaza crítica.
No se refiere únicamente a las políticas comerciales, sino también a la imprevisibilidad frente a cambios en el gasto público y la participación internacional de Estados Unidos. En este sentido, la dirección que tome el gobierno en materia fiscal, regulatoria y diplomática resulta fundamental para la percepción de estabilidad y confianza entre los agentes económicos. Otro aspecto relevante destacó en el informe relacionado con los mercados financieros. La preocupación por el funcionamiento de los mercados de bonos del Tesoro norteamericano aumentó, alcanzando un 27% de los encuestados que lo mencionaron como un factor de inestabilidad, frente al 17% en la encuesta anterior. Los mercados del Tesoro, considerados un refugio seguro, son fundamentales para el financiamiento del Estado y su correcto funcionamiento es vital para la economía.
La inquietud surge de la volatilidad observada y la posible reducción en la liquidez, lo que podría complicar la gestión financiera a nivel macro. Adicionalmente, se observa una creciente atención hacia la venta de activos estadounidenses por inversores extranjeros y la fluctuación en el valor del dólar. Estas dinámicas afectan la posición financiera del país y pueden reverberar en la estabilidad del sistema bancario y la inversión externa. La importancia de mantener una moneda fuerte y atractiva contribuye a mitigar riesgos externos y favorecer apreciación económica. El informe también menciona que la mayoría de respuestas fueron recibidas antes del 2 de abril de 2025, fecha en la que se anunciaron una nueva ronda de aranceles globales.
La consiguiente suspensión por 90 días de estas medidas en un intento de renegociar acuerdos comerciales reflejó la volatilidad y la capacidad de respuesta del Gobierno ante las preocupaciones planteadas por los mercados y actores económicos. A pesar de los riesgos identificados, la Fed apunta a algunas señales positivas. Por ejemplo, los precios del sector inmobiliario comercial, que desde la pandemia del COVID-19 habían sido una fuente constante de inquietud, muestran indicios de estabilización, lo que podría reflejar una mejora en la confianza y condiciones económicas más resilientes. Asimismo, aunque la liquidez en los mercados de acciones y bonos del Tesoro experimentó tensiones a comienzos de abril, tanto las bolsas como el mercado de deuda mantuvieron un funcionamiento ordenado. No obstante, persisten retos importantes como la sobrevaloración de activos y el nivel elevado en los precios de bienes raíces residenciales, factores que podrían representar fuentes latentes de vulnerabilidad en la economía a mediano plazo.
El sistema bancario estadounidense fue evaluado como sólido y resistente, gracias a la robustez de los coeficientes de capital que mantienen las entidades financieras. Sin embargo, la creciente participación de entidades no reguladas y los compromisos crediticios hacia estas «non-banks» amplían el espectro de riesgo, dada su menor supervisión y posible impacto en la estabilidad general. Este panorama indica que la estabilidad financiera está protegida, pero enfrenta desafíos significativos en un entorno de incertidumbre y riesgo global. Las decisiones en materia de política comercial, presupuestaria y regulatoria tendrán un impacto crucial en cómo evolucionen estas amenazas y en la capacidad de Estados Unidos para sostener su posición económica. En conclusión, la encuesta de la Reserva Federal pone en evidencia que los riesgos derivados de las disputas comerciales y la incertidumbre política son actualmente los factores más destacados que podrían desestabilizar el sistema financiero estadounidenses y global.
La gestión de estos riesgos requiere un enfoque prudente y coordinado entre autoridades, mercado y sociedad para mitigar las posibles consecuencias negativas y fomentar un entorno económico estable y prospero. Mantener el equilibrio en las relaciones internacionales, la claridad en las políticas públicas y la vigilancia constante en los mercados será esencial para asegurar la continuidad del crecimiento y la solidez financiera en los próximos años.