En un contexto económico donde la sostenibilidad y la inversión responsable se han convertido en elementos fundamentales para las instituciones financieras, la reciente salida de Erin Leonard, directora global de sostenibilidad en HSBC Asset Management, genera múltiples interrogantes sobre el futuro del compromiso de uno de los mayores gestores de activos del mundo en esta materia. Leonard, que había dirigido la oficina de sostenibilidad de HSBC desde su creación en 2021, deja un legado importante, pero también marca un punto de inflexión en la estrategia de HSBC en temas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). La noticia fue confirmada oficialmente por HSBC el 2 de mayo de 2025, en el marco de una restructuración profunda llevada a cabo bajo el liderazgo del nuevo consejero delegado del banco, Georges Elhedery. Esta salida se suma a la de la antigua directora de sostenibilidad, Celine Herweijer, quien dejó la entidad a finales de 2024, lo que indica un replanteamiento significativo en la forma en la que HSBC está abordando sus políticas y objetivos en materia de sostenibilidad. El contexto político y económico juega un papel crucial en esta reevaluación.
En Estados Unidos, una región clave para HSBC Asset Management, la presión política contra las iniciativas ESG ha incrementado a nivel legislativo y mediático, particularmente después del mandato del expresidente Donald Trump. Esta hostilidad ha provocado que varias firmas financieras disminuyan o reorienten sus compromisos con las inversiones sostenibles, enfocándose en otros aspectos o priorizando el rendimiento financiero sobre las metas ambientales inmediatas. Durante su mandato, Erin Leonard tuvo la responsabilidad de supervisar no solo las inversiones con enfoque sostenible sino también los esfuerzos en diversidad, equidad e inclusión dentro del grupo. Bajo su liderazgo, la oficina de sostenibilidad jugó un papel central en la alineación de las estrategias de HSBC Asset Management con los llamados a la acción global en cuanto a cambio climático y responsabilidad social. Tras su salida, HSBC ha comunicado que las funciones que dependían directamente de su oficina serán reasignadas a distintas áreas dentro de la división de asset management.
Paralelamente, iniciativas clave relacionadas con inversión responsable se han consolidado bajo la dirección del equipo Responsible Investment, que encabeza Cathrine de Coninck-Lopez. Este movimiento parece reflejar un cambio hacia una descentralización de las responsabilidades en sostenibilidad, quizás buscando integrar estas acciones de manera transversal en distintas unidades de negocio. Georges Elhedery, en su primer semestre como CEO, ha impulsado una política de optimización que incluye recortes en la alta dirección y una reorganización considerable en las estructuras operativas permitiendo eliminar roles redundantes. Según los últimos reportes, HSBC se encuentra en camino a alcanzar ahorros anuales de aproximadamente 1.5 mil millones de dólares para fines de 2026, cifra que corresponde a cerca del 8% de sus costos laborales totales.
Esta estrategia ha motivado una transformación en la cultura organizacional y operativa del banco, con un impacto directo en áreas como la sostenibilidad. Este enfoque pragmático también se refleja en la reciente retirada pública por parte de HSBC de su objetivo de obtener emisiones netas cero para 2030 en toda su actividad, una medida que había despertado críticas entre activistas y promotores de la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, el banco reafirmó su compromiso con la meta de alcanzar emisiones netas cero para 2050, adaptando sus políticas y revisando actualmente sus objetivos vinculados con las emisiones relacionadas con sus préstamos y actividades financieras. En paralelo a estos cambios, HSBC ha incorporado miembros destacados en su plantilla, incluido Danny Alexander, un ex político británico con experiencia en infraestructura financiera y proyectos relacionados con la transición energética baja en carbono. La creación de unidades especializadas en infraestructura y financiamiento de proyectos verdes denota un interés por mantener el impulso hacia una economía más sostenible, aunque quizás con un modelo de actuación más específico y orientado a resultados concretos.
En términos de cifras, HSBC Asset Management mantiene una posición relevante en la gestión de activos ESG. En 2024 administró aproximadamente 179 mil millones de dólares en estrategias de inversión sostenibles, lo que lo sitúa como un actor destacado en este segmento. A pesar de la reorganización y cambios en la cabeza de la dirección de sostenibilidad, la firma sigue siendo firmante del Net Zero Asset Managers Initiative, un grupo respaldado por la ONU que agrupa a gestores comprometidos con la alineación de sus inversiones hacia emisiones netas cero. La salida de una figura clave como Erin Leonard puede ser vista desde diferentes perspectivas. Por un lado, se percibe como parte de la dinámica habitual en procesos de cambio de liderazgo y reordenamiento de prioridades en grandes corporaciones.
Por otro lado, suscita preocupación entre analistas y defensores de la inversión sostenible respecto al nivel de compromiso real por parte de HSBC con la agenda ESG y la velocidad con la que se implementan sus políticas ambientales y sociales. La industria financiera está atravesando una encrucijada en donde la presión regulatoria, la demanda de los inversionistas y la urgencia climática chocan con desafíos internos y externos, incluyendo contextos políticos adversos. La capacidad de las grandes firmas para adaptarse, mantener su relevancia y cumplir con estándares internacionales de sostenibilidad es puesta a prueba de manera constante. El caso de HSBC ejemplifica estas tensiones. Mientras el grupo profundiza su reestructuración operativa y ajusta sus estrategias para asegurar eficiencia y rentabilidad, enfrenta simultáneamente la exigencia global sobre su responsabilidad ambiental y social.