La administración pública y la toma de decisiones en políticas gubernamentales son procesos complejos, donde la incertidumbre, la diversidad de actores y la limitación de recursos juegan un papel crucial. En este contexto, la obra seminal de Charles E. Lindblom titulada "La Ciencia de 'Muddling Through'" (1959) surge como un punto de inflexión para entender cómo los responsables políticos enfrentan estos desafíos a través de un método incremental y pragmático, lejos de modelos racionales extremos y rígidos. Lindblom propuso que la toma de decisiones en la administración pública rara vez sigue un análisis completo y detallado de todas las opciones posibles. En contraste con la visión clásica centrada en la toma de decisiones optimizadoras, donde se busca la mejor solución racional mediante una evaluación exhaustiva, Lindblom argumentó que los decisores públicos suelen navegar a través de ajustes graduales y sucesivos, adaptando políticas mediante pequeños cambios en lugar de revoluciones abruptas.
Este enfoque fue denominado "muddling through", una expresión que se puede traducir como "seguir adelante a tientas" o "avanzar a medias". La naturaleza incrementalista de "muddling through" responde a las limitaciones cognitivas y prácticas que enfrentan los gestores públicos. En la realidad, recopilar y analizar la totalidad de datos necesarios para una decisión verdaderamente racional es, muchas veces, imposible debido a la complejidad social, la diversidad de intereses y la incertidumbre del entorno. Por ello, los responsables optan por comparar un número limitado de alternativas cercanas a la política vigente y escogen aquellas que representan mejoras marginales, evitando riesgos de cambios drásticos que podrían desestabilizar el sistema o generar consecuencias imprevistas. Este modelo incremental tiene implicaciones directas en la manera en la que se entienden las políticas públicas.
Frente a la idea tradicional de un plan maestro o programa global, lindblom sugirió que las políticas se construyen poco a poco, con base en la experiencia, el aprendizaje y la retroalimentación continua. Así, el proceso es más flexible y receptivo a las variaciones del contexto, adaptación crucial en escenarios de alta complejidad y dinamismo. El enfoque de "muddling through" también reconoce la importancia de la negociación y el compromiso entre múltiples actores involucrados en la gestión pública. En un entorno donde diferentes intereses compiten y colisionan, las decisiones perfectas en el plano racional muchas veces resultan imposibles o ineficaces. El incrementalismo permite que las partes encuentren territorios comunes mediante ajustes parciales y concesiones sucesivas, facilitando la gobernabilidad.
Sin embargo, es fundamental comprender que la incrementalidad no implica falta de racionalidad o irresponsabilidad. Por el contrario, refleja un uso realista y práctico de la razón dentro de las limitaciones existentes. Aunque las decisiones no sean óptimas en un sentido ideal, suelen ser suficientemente buenas y viables para mantener la continuidad y estabilidad del sistema. Lindblom criticó las propuestas de planeamiento omnisciente y destacó que el incrementalismo se basa en la experiencia acumulada, la observación de efectos concretos y la corrección gradual. En términos históricos, "The Science of Muddling Through" llegó en un momento en que la teoría de la administración pública buscaba un equilibrio entre la planificación centralizada y el empirismo fragmentado.
La obra influyó en múltiples disciplinas, desde la economía hasta la ciencia política, e inspiró un cambio hacia modelos más flexibles y pragmáticos de análisis de políticas. Su vigencia se refleja en la constante actualización que requieren las políticas públicas, donde la implementación, evaluación y reajuste forman parte de un ciclo dinámico. Por ejemplo, en políticas urbanas, ambientales o sociales, donde la incertidumbre y la resistencia institucional son altas, el incrementalismo permite avanzar con cautela, evaluando resultados parciales y ajustando estrategias sin generar una ruptura excesiva. En contraste, intentar soluciones radicales sin esta etapa puede ocasionar rechazo, fallos o impactos negativos. Además, la dinámica de conflictos políticos se modera gracias a la gradualidad, promoviendo acuerdos parciales y colaboración.
El enfoque de Lindblom también tiene implicancias en la tecnología y la innovación dentro del sector público. Cuando nuevas herramientas o metodologías necesitan incorporarse, una adopción incremental permite mitigar riesgos y fomentar aprendizajes, evitando despliegues masivos que no consideren posibles fallos o resistencias. Así, se construyen capacidades institucionales y se ajustan los procesos administrativos con mayor efectividad. Es relevante señalar que "muddling through" no debe interpretarse como una invitación a la improvisación o la indefinición. Requiere disciplina analítica y capacidad de evaluación continua.
Los cambios incrementales deben estar sustanciados en información relevante y una visión clara de los objetivos generales, aunque estos se acomoden y ajusten con el tiempo. El éxito de este método radica en su equilibrio entre el pragmatismo y la racionalidad limitada. Asimismo, el incrementalismo no descarta en todos los casos la necesidad de decisiones audaces o transformaciones profundas, pero señala que estas suelen ser excepcionales y están precedidas por un proceso gradual de acumulación de experiencia y aprendizaje institucional. Este entendimiento ofrece una perspectiva más realista del comportamiento de las organizaciones públicas y la evolución de sus políticas. En el contexto actual, marcado por la complejidad global, los cambios rápidos y la demanda creciente de respuestas eficientes, el enfoque de "muddling through" sigue siendo de suma importancia.
Las administraciones que adoptan una visión incremental pueden adaptarse mejor a los problemas multifactoriales, contando con herramientas para evaluar el impacto de cada paso y corregir el rumbo en función de resultados concretos. Finalmente, el legado de Charles E. Lindblom invita a repensar la manera en que concebimos la toma de decisiones públicas, alejándonos de modelos absolutos y reconociendo la naturaleza humana y organizacional limitada en el procesamiento de información. La ciencia de "muddling through" no solo explica cómo se toman las decisiones en la práctica, sino que también ofrece una guía para mejorarlas desde una óptica realista y aplicable a múltiples niveles de gobernanza.