En medio de un creciente interés por parte de la industria criptográfica local y la sociedad suiza, el presidente del Banco Nacional Suizo (BNS), Martin Schlegel, ha descartado de manera contundente las propuestas para incorporar Bitcoin como parte de las reservas oficiales del banco. Este rechazo se fundamenta en preocupaciones profundas relacionadas con la estabilidad de esta criptomoneda, su liquidez y los riesgos de seguridad que aún plantea. La postura del BNS surge en un momento donde el escenario macroeconómico mundial se vuelve cada vez más turbulento, con una presión considerable para que las entidades financieras centrales consideren nuevas estrategias para preservar el valor de sus activos. El debate sobre la inclusión de Bitcoin en las reservas del Banco Nacional Suizo no es nuevo, sin embargo, ha cobrado renovada intensidad durante el último año. La propuesta más destacada busca modificar el artículo 99 de la Constitución Suiza para incorporar explícitamente a Bitcoin junto con el oro como parte de las reservas oficiales.
Actualmente, este apartado señala que las reservas se constituyen en su mayoría con ingresos y una parte importante se mantiene en oro, pero con la nueva iniciativa, se solicita añadir que también se mantengan en Bitcoin. Esta campaña está impulsada por varias organizaciones del ecosistema cripto, incluyendo el grupo sin fines de lucro 2B4CH y figuras clave de la industria, en un intento de posicionar a Suiza a la vanguardia de la adopción de nuevas tecnologías financieras. Martin Schlegel, presidente del BNS, ha reiterado en diversas ocasiones que aunque comprende la importancia y el atractivo de Bitcoin, considera que la criptomoneda no cumple con los requerimientos fundamentales que debe tener un activo para formar parte de las reservas oficiales de un banco central. Entre estos requisitos, destacó la necesidad de estabilidad en el valor, alta liquidez para poder manejar enormes volúmenes sin afectaciones graves al mercado y un nivel de seguridad óptimo para resguardar los fondos del Estado y de sus ciudadanos. Para el BNS, Bitcoin todavía no alcanza estos estándares, razón por la cual no consideran pertinente integrarlo como un activo de reserva.
La preocupación sobre la estabilidad de Bitcoin es particularmente relevante cuando se considera su alta volatilidad. En ocasiones, la criptomoneda ha tenido fluctuaciones extremas que podrían poner en riesgo el valor total de las reservas nacionales y, por consiguiente, afectar la economía local. Contrario a eso, los activos tradicionales, como el oro o las monedas fuertes, presentan una estabilidad que permite a los bancos centrales planificar a largo plazo sin sorpresas financieras abruptas. Además, Schlegel ha hecho mención a los posibles riesgos de seguridad asociados con la custodia de criptomonedas a gran escala. Si bien la tecnología blockchain garantiza cierta integralidad en las operaciones, la infraestructura para almacenar y proteger grandes sumas en Bitcoin puede estar sujeta a vulnerabilidades externas, así como a la necesidad de protocolos extremadamente sofisticados que seguramente añadirían un nivel de complejidad no deseado en la gestión del patrimonio público.
El contexto de la economía global actual, marcada por tensiones geopolíticas, la presión sobre el valor del dólar y el debilitamiento de otras monedas principales como el euro, ha generado un debate intenso sobre la necesidad de diversificar las reservas nacionales. Algunos miembros de la industria criptográfica, como Luzius Meisser, defensor activo de la iniciativa, argumentan que Bitcoin representa una herramienta idónea para defenderse de la influencia política que pueden tener las monedas tradicionales, especialmente ante la imprenta ilimitada de dinero que ciertos gobiernos podrían aplicar para financiar sus planes económicos, generando inflación y depreciación del valor monetario. El argumento de Meisser es que, en un mundo que se está dirigiendo hacia un orden multipolar, apoyar a Bitcoin puede brindar independencia financiera y proteger el valor de las reservas suizas de las crisis económicas provenientes del extranjero. En la visión de estos defensores, Bitcoin es un activo deflacionario, es decir, no se puede crear de manera arbitraria, lo que garantiza que su valor no se diluya con el tiempo como sucede con las monedas fiduciarias sujetas a políticas monetarias expansivas. No obstante, la propuesta enfrenta resistencia por parte del Banco Nacional Suizo y ciertos sectores tradicionales que consideran que la inclusión de Bitcoin podría introducir una volatilidad innecesaria en un portafolio de reservas diseñado para ser lo más seguro posible.
La estabilidad macroeconómica y financiera siguen siendo prioridades para las autoridades y limitar la exposición a activos volátiles es parte fundamental de su estrategia para proteger la economía helvética. La iniciativa constitucional para incluir Bitcoin fue presentada a finales de 2024 y necesita reunir más de 100,000 firmas para activar un referéndum nacional que podría cambiar la estructura legal de las reservas monetarias suizas. Esa marea de firmas hacía vislumbrar un fuerte apoyo popular y una discusión pública acerca del futuro de las finanzas nacionales en la era digital. Suiza se ha consolidado como uno de los centros mundiales más relevantes para la innovación blockchain, con la conocida “Crypto Valley” ubicada en Zug, cuna de Ethereum y múltiples proyectos de criptomonedas y tecnologías descentralizadas. La economía suiza ha visto en la tecnología blockchain un pilar estratégico para el desarrollo tecnológico y la diversificación económica, creando un ambiente favorable para el ecosistema de startups y empresas relacionadas con criptoactivos.
El impacto económico de Crypto Valley se refleja en su valoración de más de 593 mil millones de dólares y la creación de diversos unicorns tecnológicos durante el año pasado. Además, la adopción generalizada de pagos en Bitcoin, como el lanzamiento de sistemas para transacciones con criptomonedas en puntos de venta tradicionales, evidencia el avance en la integración de estas tecnologías. Sin embargo, a pesar de la fuerte irrupción y el entusiasmo en torno a las criptomonedas, el Banco Nacional Suizo mantiene una visión prudente y centrada en preservar la estabilidad del sistema financiero nacional. La exclusión de Bitcoin de sus reservas refleja un equilibrio entre la innovación y la cautela, buscando proteger a la economía suiza de posibles riesgos externos e internos derivados de la volatilidad inherente a los activos digitales. En términos más generales, el debate suizo constituye un caso emblemático que refleja protagonistas y tensiones actuales dentro de los bancos centrales y la comunidad global sobre el papel de las criptomonedas en las finanzas públicas.