Las jibias, pertenecientes al género Sepia, son famosas en el reino animal por su asombrosa capacidad de modificar la apariencia de su cuerpo mediante cambios cromáticos rápidos y complejos. Estas habilidades han fascinado durante mucho tiempo a científicos y observadores por igual, ya que no solo les permiten camuflarse eficazmente en diversos entornos marinos, sino que también facilitan la comunicación entre individuos. Recientemente, nuevas investigaciones han revelado un componente inexplorado en su repertorio comunicativo que combina movimientos físicos y señales visuales, denominado 'señales de ondas de brazo'. Estas manifestaciones multimodales podrían transformar nuestra comprensión sobre cómo estos cefalópodos se relacionan y se perciben dentros de su entorno social. El estudio centrado en las especies Sepia officinalis y Sepia bandensis ha introducido descripciones detalladas de estas señales específicas que involucran movimientos rítmicos y prolongados de los brazos.
Más allá de la complejidad visual que sus cuerpos exhiben fácilmente, las jibias utilizan estos patrones musculares en ejercicios coordinados y repetitivos que no solo son visualmente llamativos, sino que también provocan ondas mecánicas en el agua. Este componente físico añade una dimensión táctil a la comunicación, sugiriendo que las jibias no dependen exclusivamente de su sistema visual para enviar o recibir mensajes. Los experimentos realizados para evaluar la naturaleza de estas señales han empleado técnicas innovadoras y no invasivas en el comportamiento animal. Los investigadores registraron videos de estas señales específicas y los reprodujeron a individuos aislados. Un hallazgo clave fue que las jibias respondían con un gesto similar de ondas de brazo en respuesta a las imágenes.
Más interesante aún, estas repuestas fueron mucho más frecuentes cuando las imágenes conservaban su orientación natural, lo que indica que la percepción visual de la posición y el contexto es crucial para el reconocimiento social. Esta capacidad para discriminar estímulos visuales complejos guarda paralelismos con el procesamiento de rostros en humanos y puede reflejar altos niveles de sofisticación cognitiva. El aspecto más sorprendente del estudio apunta hacia la multimodalidad de la comunicación de las jibias. Al detectar que los movimientos de los brazos también emitían ondas mecánicas en el agua, se exploró la hipótesis de que estos patrones se percibieran a través de órganos sensibles a vibraciones y movimientos en el entorno acuático, como la línea lateral y los estatocistos. La línea lateral es un sistema sensorial presente en muchos animales acuáticos que detecta cambios en el flujo de agua circundante, mientras que los estatocistos informan sobre el equilibrio y la orientación espacial.
La combinación de señales visuales y mecanosensoriales permitiría a las jibias transmitir mensajes complejos y relevantes incluso en aguas turbias o ambientes con poca visibilidad. Esta dualidad comunicativa abre la puerta a nuevas teorías sobre la evolución convergente de los sistemas de comunicación entre invertebrados y vertebrados. La comunicación por señales vibratorias se ha estudiado intensamente en peces y anfibios, donde el sistema de línea lateral juega un papel crítico, pero su presencia en cefalópodos destaca una ruta evolutiva paralela y sofisticada para resolver desafíos ecológicos similares. Comprender cómo distintos organismos desarrollan mecanismos para transmitir información en su hábitat ayuda no solo a apreciar la biodiversidad, sino también a diseñar tecnologías inspiradas en la naturaleza para la detección y comunicación subacuáticas. Desde un punto de vista ecológico, estas señales de ondas de brazo contribuyen también a la dinámica social de las jibias, influenciando comportamientos relacionados con el cortejo, la competencia y la cooperación.
La posibilidad de una comunicación multimodal asegura que el mensaje se transmita con mayor precisión y efectividad, reduciendo posibles malentendidos o interferencias ambientales. En un entorno marino donde la visibilidad puede variar considerablemente, la capacidad para transmitir información a través de diferentes canales sensoriales es esencial para la supervivencia y el éxito reproductivo. El descubrimiento y análisis de estas señales abren además un camino prometedor para el estudio de la cognición animal en cefalópodos. Las jibias son consideradas entre los invertebrados más inteligentes, destacando por su memoria, aprendizaje y resolución de problemas. Las señales de ondas de brazo podrían ser una manifestación tangible de esta inteligencia, mostrando un sistema de comunicación simbólico y flexible que va más allá de la mera transmisión de estados emocionales o advertencias.
Futuros estudios podrían explorar si estas señales poseen un componente semántico o si se adaptan a contextos específicos mediante la combinación de patrones de movimiento y variaciones cromáticas. Además del interés biológico y etológico, este conocimiento tiene implicaciones para la conservación y manejo de poblaciones marinas. Entender cómo las jibias se comunican facilita la creación de ambientes artificiales o protegidos que respeten sus necesidades sociales y sensoriales. También ayuda a identificar cómo actividades humanas, como el ruido submarino y la contaminación lumínica, pueden interferir con sus canales de comunicación, afectando su comportamiento y supervivencia. Finalmente, el estudio de la comunicación multimodal en jibias contribuye a una comprensión más amplia sobre el lenguaje animal y la evolución de la comunicación en general.