Los virus en murciélagos que son ancestrales al SARS-CoV y al SARS-CoV-2 han sido objeto de un escrutinio científico exhaustivo en los últimos años, dadas sus implicaciones para la salud global y su papel en el desencadenamiento de pandemias recientes. Entender la recencia y el origen geográfico de estos virus es fundamental no solo para la epidemiología sino también para la prevención y el manejo de futuras emergencias sanitarias. Los murciélagos son un reservorio natural de una diversidad impresionante de coronavirus, incluidos aquellos que eventualmente han saltado a poblaciones humanas provocando enfermedades graves. La región geográfica en la cual estos virus se encuentran y su evolución temporal está vinculada estrechamente con las condiciones ecológicas, la biodiversidad y las interacciones entre especies. Diversos estudios científicos han identificado que tanto el SARS-CoV, responsable del brote de Síndrome Respiratorio Agudo Severo en 2002-2003, como el SARS-CoV-2, que causó la pandemia de COVID-19, tienen un origen muy relacionado con coronavirus de murciélagos que habitan principalmente en Asia.
En particular, regiones del sur de China y áreas cercanas en el sudeste asiático son consideradas zonas críticas donde se han detectado virus estrechamente relacionados a estos patógenos humanos. La recencia de estos virus indica que los precursores virales de SARS-CoV y SARS-CoV-2 emergieron en varias décadas recientes. Las investigaciones filogenéticas, que analizan las relaciones evolutivas entre virus, sugieren que la divergencia entre estos virus de murciélagos y sus versiones humanas ocurrió relativamente cerca en el tiempo. Esto implica patrones recientes de adaptación y transmisión zoonótica, lo cual resalta la importancia de la vigilancia continua de virus en reservorios animales. Un punto esencial en la investigación sobre el origen de estos virus es el estudio de los coronavirus relacionados colgados en murciélagos del género Rhinolophus, también conocidos como murciélagos de herradura.
Estos murciélagos albergan una variedad sorprendente de coronavirus SARS-related, que abarcan una amplia diversidad genética, y que evolucionan en diferentes nichos ecológicos, registrando recombinaciones y mutaciones que pueden facilitar un salto eventual a los humanos. El fenómeno de recombinación genética en los coronavirus juega un papel clave en la aparición de nuevas cepas con potencial pandémico. La recombinación permite la mezcla de segmentos genómicos entre diferentes virus, acelerando la innovación genética y aumentando la capacidad del virus para infectar nuevas especies. En los murciélagos, que pueden albergar múltiples coronavirus simultáneamente, este proceso es más común y sirve como mecanismo para la aparición de patógenos emergentes, como es el caso de los virus ancestrales del SARS-CoV y SARS-CoV-2. Geográficamente, las investigaciones realizadas en países del sudeste asiático como China, Tailandia, Camboya y Laos han aportado valiosos datos sobre la distribución y diversidad de estos virus.
Estos hallazgos indican que la capacidad de los coronavirus de murciélagos para adaptarse y evolucionar puede estar influenciada directamente por la biodiversidad y las condiciones ambientales específicas de estas regiones, en las cuales la interacción entre especies silvestres, animales domésticos y humanos puede facilitar eventos de zoonosis. El análisis de la secuencia genética de muestras virales provenientes de murciélagos ha permitido estimar la edad evolutiva de estos virus. Estudios recientes señalan que el ancestro común más reciente de los virus relacionados con SARS-CoV-2 podría haber surgido en las últimas pocas décadas. Esta recencia evolutiva destaca que la aparición de nuevas variantes con potencial para infectar humanos puede ser un proceso activo y en curso. La importancia de monitorear estos virus radica en prevenir futuras pandemias.
Conocer las zonas geográficas donde se encuentran estos reservorios virales es crucial para implementar sistemas de vigilancia epidemiológica que detecten eventos tempranos de transmisión viral entre especies. Además, la conservación de hábitats naturales y la regulación del comercio de animales silvestres pueden disminuir los riesgos de contacto próximo entre murciélagos portadores de virus y humanos. Además de la evaluación genética y ecológica, las investigaciones sobre los virus ancestrales a SARS-CoV y SARS-CoV-2 incluyen el estudio del comportamiento de murciélagos y sus patrones migratorios. Estos factores biológicos revelan cómo la dispersión geográfica de las especies huésped influye en la circulación de los virus y en la posibilidad de recombinaciones con otros coronavirus presentes en la misma o diferentes especies. La interacción humana con ecosistemas naturales ha cambiado considerablemente las últimas décadas, a menudo aumentando la cercanía entre humanos y especies silvestres.
Este cambio en la dinámica ha incrementado la probabilidad de que los virus de murciélagos ancestrales salten a los humanos, comenzando brotes epidémicos que pueden escalar a pandemias. Por ello, los esfuerzos en salud pública deben considerar tanto la ciencia viral como las dinámicas ambientales y sociales que facilitan estos eventos. El futuro de la investigación sobre los virus ancestrales al SARS-CoV y SARS-CoV-2 debe incluir un enfoque multidisciplinario que integre virología, ecología, epidemiología y políticas de conservación. Comprender la recencia y el origen geográfico no es solo un interés científico sino una herramienta imprescindible para desarrollar estrategias efectivas de mitigación contra futuras amenazas virales. En conclusión, el estudio de la evolución reciente y el origen geográfico localizado de los virus de murciélagos relacionados con los coronavirus humanos SARS-CoV y SARS-CoV-2 ofrece un panorama claro sobre la interacción entre la biodiversidad, la ecología y la salud global.
La vigilancia constante y la investigación rigurosa en estas áreas geográficas y en estos reservorios naturales serán esenciales para anticipar y prevenir futuras emergencias sanitarias causadas por virus emergentes.