En un momento crítico para el desarrollo de la industria de las criptomonedas en Estados Unidos, Matt Hougan, el director de inversiones (CIO) de Bitwise, ha expresado serias preocupaciones sobre la capacidad del Congreso para aprobar una regulación clara y significativa que beneficie al ecosistema cripto. Con el auge del mercado y un incremento en la adopción global, la falta de una legislación adecuada podría poner en riesgo los avances alcanzados y generar incertidumbre en el sector, lo que deja en alerta tanto a inversores como a empresas tecnológicas. Hougan ha mostrado un optimismo prudente sobre el futuro de las criptomonedas, pronosticando que muchas de estas podrían alcanzar máximos históricos en precio, e incluso ha sugerido que Bitcoin podría llegar a los 200,000 dólares bajo la actual administración gubernamental. Sin embargo, advierte que estos pronósticos positivos dependen en gran medida de que el Congreso tome medidas concretas para codificar la claridad regulatoria que la industria demanda desde hace tiempo. La reciente histórica de la administración Trump agregó incentivos positivos para el sector cripto, como la creación de una Reserva Estratégica de Bitcoin, la reversión de varias acciones de la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EE.
UU.) y flexibilizaciones regulatorias que impulsaron el crecimiento de activos digitales. No obstante, Hougan hace hincapié en que estas medidas ejecutivas pueden ser fácilmente revertidas por futuras administraciones si no se traduce en legislación formal. Uno de los mayores esperanzas de Hougan era la aprobación del proyecto de ley sobre stablecoins, conocido como la Ley GENIUS, que había superado con éxito el Comité Bancario del Senado con un apoyo bipartidista en marzo de 2025. Este proyecto busca establecer requerimientos rigurosos, tales como respaldo del 100% para las stablecoins, auditorías regulares y estrictas reglas de comercialización e insolvencia para salvaguardar la confianza del mercado y los consumidores.
Sin embargo, las esperanzas se vieron frustradas cuando nueve senadores demócratas, incluido el líder minoritario Chuck Schumer, retiraron repentinamente su respaldo. Argumentaron preocupaciones respecto a las provisiones relacionadas con el lavado de dinero y la seguridad nacional, aunque la versión actualizada del proyecto presentó mejoras significativas en estas áreas. Este giro genera un clima de incertidumbre política, indicando que los desacuerdos podrían estar más vinculados a consideraciones políticas que a diferencias técnicas en el proyecto. El contexto político se complica aún más por la disminución de la popularidad del expresidente Trump, quien ha sido objeto de un creciente escrutinio sobre sus vínculos con negocios vinculados a las criptomonedas, algo que, según Hougan, también está influyendo en la dinámica legislativa. Además, advierte que tratar de combinar la legislación sobre stablecoins con reformas más amplias de estructura del mercado puede ser contraproducente y poner en peligro ambos esfuerzos.
En la Cámara de Representantes, las tensiones también son evidentes, con informes sobre un posible boicot de los demócratas a una audiencia conjunta dedicada a discutir la estructura del mercado cripto. Paralelamente, otro proyecto legislativo, la Ley STABLE, sigue avanzando, un indicio de que los debates sobre regulación continúan intensificándose. Un actor adicional en el escenario legislativo es World Liberty Financial, una plataforma DeFi respaldada por Trump, que recientemente lanzó su propia stablecoin. Esto añade una nueva dimensión a la compleja relación entre política, regulación y desarrollo tecnológico en el sector de activos digitales. En otro giro relacionado, Florida ha retirado recientemente sus esfuerzos para establecer una reserva estratégica estatal de Bitcoin después de que dos proyectos de ley enfocados en criptomonedas fueran desistidos tras el cierre de la sesión legislativa de mayo de 2025.
La retirada de Florida se suma a una lista creciente de estados que han fracasado en aprobar leyes que permitan estrategias de inversión basadas en Bitcoin, incluyendo Wyoming, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Pensilvania, Montana y Oklahoma. El retroceso a nivel estatal en cuanto a adopción regulatoria refleja un panorama fragmentado y de incertidumbre política que podría afectar la confianza de inversores y desarrolladores, obstaculizando el crecimiento y la innovación que podrían derivarse de un entorno normativo claro y estable. Pese a estos reveses, Hougan mantiene una esperanza cautelosa. Reconoce que las stablecoins y, en general, las criptomonedas, son elementos fundamentales para la economía estadounidense, el dólar, los comerciantes y los emprendedores, y que es improbable que la política partidista pueda frenar de manera permanente esta tendencia. Más bien, el reto reside en que las autoridades y legisladores alineen sus esfuerzos para facilitar un marco legal robusto y funcional que pueda sostener un mercado en expansión.
El impacto de la demora o la ausencia de regulación adecuada podría ser significativo, generando volatilidad extrema, riesgos sistémicos, y una desconexión entre las innovaciones tecnológicas y las normativas que deberían garantizar protección para inversores y estabilidad financiera. Sin embargo, si Washington logra estabilizar las aguas políticas y regulatorias, las perspectivas para un mercado alcista sostenido serán mucho más sólidas y duraderas. En conclusión, la industria cripto se encuentra en una encrucijada decisiva. La acción legislativa o la falta de ella en los próximos meses determinarán el rumbo y la salud del sector de activos digitales en Estados Unidos durante los próximos años. Con un mercado dinámico, creciente interés institucional y un público cada vez más involucrado, el llamado de Matt Hougan es claro: el Congreso debe superar las divisiones políticas y consolidar una regulación que proteja, impulse y garantice el desarrollo responsable y sostenible del ecosistema cripto.
La alternativa, según su advertencia, es afrontar un verano difícil, donde las oportunidades de crecimiento se verían significativamente limitadas, y la volatilidad e incertidumbre podrían aumentar, afectando a todos los actores del mercado. La importancia de esta coyuntura no solo afecta el corto plazo, sino que sienta las bases para cómo Estados Unidos competirá en la economía digital global del futuro. La responsabilidad recae ahora sobre los hombros del Congreso, que tiene la oportunidad histórica de demostrar liderazgo y visión en un campo tan innovador y estratégico como es el de las criptomonedas.