En el panorama actual de los mercados energéticos, el petróleo West Texas Intermediate (WTI) se encuentra en una posición de incertidumbre técnica que marca un escenario neutral a medio plazo. Tras un periodo de alta volatilidad y caídas significativas en su cotización, analizar los aspectos técnicos y fundamentales que definirán su comportamiento próximo se vuelve esencial para inversionistas, analistas y demás participantes del mercado. Recientemente, el WTI se ha ubicado en torno a los 61 dólares por barril, un nivel que evidencia una recuperación tras haber tocado mínimos a principios de abril. Es importante contextualizar estas cifras: el petróleo sufrió una caída del 19% desde un cierre alto de 71.70 dólares el 2 de abril, además de disminuir en un 26% comparado con su máximo registrado a inicios de 2025, que alcanzó los 78.
80 dólares por barril. Esta brusca reducción lo colocó en niveles de precio no vistos desde principios de 2021, en un momento donde la industria se recuperaba gradual y lentamente de las consecuencias derivadas de la pandemia. Desde el punto de vista técnico, el WTI rompió un soporte clave dentro de su rango de negociación multianual, ubicado en la banda de 64 a 66 dólares. Este soporte funcionaba como un piso que contenía un posible descenso mayor y su quiebre constituye una señal de advertencia para los mercados. La recuperación del precio a esta zona es fundamental para evitar nuevas caídas y retornar a un ciclo de estabilidad o crecimiento.
Si el petróleo no logra mantener estos niveles, los riesgos de pérdidas adicionales y correcciones pronunciadas aumentan considerablemente. Un aspecto técnico destacable es la posible formación de un patrón de doble fondo, un indicio clásico en el análisis gráfico que puede anticipar un cambio de tendencia positiva. Para que esta figura se valide y tenga potencial para impulsar el precio al alza, es necesario que el WTI supere la resistencia situada cerca de los 65 dólares. Esta ruptura actuaría como señal de continuidad alcista, generando confianza en los inversores y abriendo la puerta a un repunte sostenido. Además, desde la perspectiva de los indicadores técnicos, el mercado se encuentra en condiciones de sobreventa, lo que generalmente sugiere una proximidad al suelo y plantea la oportunidad de un rebote.
En este sentido, se están desarrollando divergencias alcistas en algunos indicadores de momentum, signos de que el impulso bajista pierde fuerza y que podría comenzar a fortalecerse la presión compradora. Los datos del compromiso de traders (COT), que reflejan las posiciones abiertas de diferentes tipos de participantes del mercado, aportan otro elemento positivo. La información muestra un sesgo alcista en las operaciones especulativas y de fondos, lo que es un indicativo alentador para el mediano plazo. Paralelamente, la estacionalidad del mercado, que generalmente favorece al precio del petróleo entre primavera y verano hasta septiembre, contribuye a mantener una perspectiva técnica neutral, inclinado levemente hacia una posible subida. Si bien la técnica refleja cautela, es imprescindible no perder de vista el contexto macroeconómico y geopolítico.
Estos factores tienen un impacto sustancial en la oferta y demanda global de petróleo y, por ende, en sus precios. Tensiones geopolíticas en regiones productoras, decisiones de la OPEP+, la recuperación económica post-pandemia y cambios en el consumo energético son elementos que pueden alterar la dirección prevista por el análisis técnico. La correlación con otros activos también ofrece señales importantes. Por ejemplo, el oro, representado por ETF como SPDR Gold Shares (GLD), evidenció un patrón parabólico de cinco ondas y ahora podría enfrentar una corrección significativa. Estos movimientos en metales preciosos, que suelen actuar como refugio en tiempos de incertidumbre, también pueden influir en la percepción de riesgo y en el comportamiento del petróleo.
Es preciso mencionar que el petróleo no solo es un commodity fundamental en la economía global, sino que también refleja movimientos de capital que buscan aprovechar las oportunidades de volatilidad y de tendencias. Por ello, un enfoque técnico sólido que combine patrones de gráficos, indicadores, volúmenes operativos y la observación de datos externos es esencial para un buen desempeño en el trading o la gestión de portafolios. En conclusión, el análisis técnico aplicado al WTI muestra que el mercado se encuentra en un estado neutral en el mediano plazo. Aunque hubo caídas considerablemente fuertes y se perdió un soporte clave, el escenario no es completamente bajista gracias a indicios de posible reversión y señales alcistas en datos complementarios. La clave para los operadores será observar la capacidad del precio para regresar y mantenerse por encima del rango de 64 a 66 dólares, así como la reacción del mercado a las señales estacionales y de posicionamiento.
La prudencia sigue siendo la recomendación principal: mantener la vigilancia cercana a los niveles críticos, considerar el impacto de factores externos y estar preparados para un escenario que podría transitar entre consolidaciones y movimientos bruscos. Esta perspectiva equilibrada permitirá tomar decisiones más informadas y aprovechar las oportunidades en un contexto de incertidumbre técnica. De cara al futuro inmediato, el comportamiento del WTI dependerá no solo de la evolución de su análisis técnico, sino también del entorno macroeconómico global, la dinámica energética mundial y la gestión estratégica de los principales productores. Por lo tanto, el seguimiento constante de noticias relevantes, reportes de mercado y datos económicos será vital para anticipar cambios y adaptar las estrategias de inversión en consecuencia.