En un escenario económico mundial marcado por incertidumbres y tensiones comerciales, la reciente noticia sobre el acuerdo de alivio arancelario entre Estados Unidos y China ha generado un impacto positivo y significativo en los mercados globales. Durante 90 días, ambas potencias económicas han decidido reducir temporalmente los aranceles que se habían impuesto recíprocamente, una medida que desencadenó una fuerte reacción en los mercados financieros y en el valor de la moneda estadounidense. La decisión de los gobiernos de Washington y Pekín, alcanzada tras intensas negociaciones realizadas en Ginebra, representa un hito en la relación comercial bilateral, una relación que ha sido un factor determinante para la estabilidad económica global durante las últimas décadas. Según el acuerdo, Estados Unidos disminuirá sus tasas arancelarias sobre productos chinos del 145% al 30%, mientras China hará lo propio con sus aranceles sobre importaciones estadounidenses, reduciéndolos del 125% al 10% durante el periodo de negociación. Este movimiento ha sido interpretado por inversionistas y mercados como una señal clara de desescalada en la guerra comercial que durante años ha generado turbulencias no solo en ambas economías, sino también a nivel global.
Como resultado inmediato, los principales índices bursátiles en Wall Street experimentaron importantes avances. El índice S&P 500 incrementó su valor en un 3.3%, mientras que el tecnológico Nasdaq Composite lideró las ganancias con un impresionante alza del 4.4%. Además, el dólar estadounidense mostró un desempeño robusto, recuperando terreno desde un mínimo no visto en tres años.
Un índice que mide el comportamiento del dólar frente a las principales divisas subió cerca de un 1.17%, mientras que monedas consideradas tradicionalmente como refugios seguros, como el yen japonés y el franco suizo, sufrieron depreciaciones significativas. Este fenómeno refleja, en parte, la confianza renovada en la fortaleza de la economía estadounidense y en los avances diplomáticos para reducir la incertidumbre comercial. El impacto del acuerdo no se limitó a los mercados bursátiles y las divisas. Otros activos considerados como refugio, como el oro, experimentaron una caída en sus precios.
Tras alcanzar máximos históricos el mes anterior, el precio spot del oro se redujo en un 2.7%, situándose en torno a los 3,234 dólares por onza, evidenciando el retorno del apetito por activos de mayor riesgo en un contexto de optimismo. Los analistas del sector financiero destacaron este escenario como una recuperación típica tras caídas abruptas del mercado. Según Gina Bolvin, presidente de Bolvin Wealth Management Group, el quiebre de niveles de resistencia técnica en los mercados refleja un triunfo para los inversores, consolidando un ambiente más favorable para las acciones, especialmente en sectores relacionados con tecnología y consumo. Este escenario también genera expectativas positivas para los resultados corporativos durante la temporada de reportes, que hasta hace poco eran motivo de preocupación para los mercados.
Por su parte, expertos en divisas como Kit Juckes, estratega principal de FX en Societe Generale, definieron la pausa en los aranceles como un “alivio sustancial” para ambos países. La ansiedad generada por las tarifas elevadas ya había comenzado a impactar negativamente en las decisiones de los exportadores chinos, reflejado en recientes datos económicos que mostraban una caída significativa en los precios de fábrica del país. Otro elemento destacado es la reacción en el mercado de materias primas. El petróleo, por ejemplo, mostró un aumento considerable en su precio, con el Brent cotizando cerca de los 65 dólares por barril, un incremento notable con respecto a la semana previa. Este comportamiento responde a la perspectiva de una desaceleración del riesgo recesivo derivado de las tensiones comerciales, lo que se traduce en una mayor expectativa de demanda futura.
Sin duda, este acuerdo temporal pone sobre la mesa una posibilidad concreta para que ambas economías puedan evitar una ruptura mayor, restableciendo canales de diálogo y cooperación que pueden servir de base para futuras negociaciones más profundas y estructurales. Asimismo, este giro ha causado alivio en sectores industriales y exportadores de ambas naciones, que habían estado ajustando planes y reevaluando sus estrategias debido al clima de incertidumbre prolongado. Sin embargo, aunque el anuncio ha sido recibido con entusiasmo, muchos expertos coinciden en señalar que el camino hacia una solución definitiva sigue siendo complejo. La reducción temporal de tarifas durante tres meses proporciona una ventana para negociar, pero también implica que ambas partes deberán llegar a acuerdos contundentes que aborden no solo las tasas impositivas, sino también temas estructurales como propiedad intelectual, transferencia tecnológica y acceso a mercados. El fortalecimiento del dólar tiene también implicaciones globales importantes.
Aunque beneficie a los inversores locales y al consumo en Estados Unidos, una moneda fuerte puede representar desafíos para los exportadores estadounidenses que compiten internacionalmente. Además, países emergentes con deudas denominadas en dólares podrían experimentar presiones adicionales en sus economías. Por otra parte, la caída del euro ante la moneda estadounidense refleja la volatilidad que siguen enfrentando las monedas a nivel mundial. Después de haber ganado terreno en abril como posible alternativa al dólar como moneda de reserva, el euro se depreció un 1.4%, situación que pone en evidencia la influencia determinante de las decisiones políticas y comerciales internacionales en los mercados cambiarios.