Nissan, uno de los gigantes de la industria automotriz japonesa, se enfrenta a un cambio profundo tras anunciar el cierre de siete de sus fábricas en todo el mundo. Esta decisión impactará directamente en 20,000 empleos a nivel global, marcando un momento significativo en la historia reciente de la compañía. La medida, que busca reestructurar la empresa para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado, forma parte de una estrategia más amplia que pretende garantizar la rentabilidad y sostenibilidad de Nissan en un entorno competitivo y complejo. La reducción de las plantas de producción a diez para 2027, desde las actuales diecisiete, refleja la urgencia con la que Nissan debe ajustar su operación para sobrevivir a los desafíos económicos y comerciales que enfrenta. A pesar de no haber especificado cuáles son las instalaciones afectadas, se sabe que la fábrica de Sunderland, en el noreste de Inglaterra, la única en Europa y empleadora de 6,000 trabajadores, no será cerrada, lo que da cierta esperanza a esa región, donde la producción automotriz tiene gran relevancia.
Este ajuste en la estructura productiva de Nissan también está acompañado por una reducción del 15% en su fuerza laboral global, con 20,000 trabajos perdidos sumados a una oleada previa de 9,000 recortes anunciada en noviembre. Los despidos no solo alcanzan al personal de manufactura, sino que también afectan los ámbitos de ventas, administración e incluso investigación y desarrollo, mostrando que la transformación de la compañía abarca todas sus áreas funcionales. Ivan Espinosa, el nuevo director ejecutivo de Nissan, ha asumido la difícil tarea de revertir la tendencia negativa que ha afectado el prestigio y la viabilidad financiera del fabricante. Su visión ha sido clara: Nissan debe centrarse en la rentabilidad más que en la cantidad de vehículos producidos. Esto refleja un cambio en la mentalidad corporativa que antepone la eficiencia y la optimización de recursos sobre el volumen de producción y ventas, algo que en tiempos anteriores había sido un objetivo prioritario.
Estas medidas surgen en un contexto económico complicado para la empresa. Durante el año fiscal más reciente, Nissan reportó una pérdida neta de 671 mil millones de yenes (equivalentes a 3.4 mil millones de libras esterlinas). Estos resultados adversos fueron consecuencia de una caída en las ventas en mercados clave como Estados Unidos y China, además de los impactos iniciales de la guerra comercial iniciada por Donald Trump. Un intento de fusión con Honda por 60 mil millones de dólares fracasó, adicionando incertidumbre a su futuro inmediato.
Para fortalecer la rentabilidad, Nissan también planea una reestructuración profunda en su cadena de suministro. La firma pretende consolidar el origen de sus componentes, dependiendo de menos provedores, lo que debería generar ahorros significativos. Adicionalmente, se proyecta una reducción del 20% en el costo promedio por hora de su fuerza laboral mediante la racionalización de instalaciones de investigación y desarrollo y la redistribución de trabajos hacia ubicaciones con costes más competitivos. Cabe destacar que, mientras Nissan reduce su presencia en ciertos países, ciertos proyectos tecnológicos y de innovación permanecen activos. Un ejemplo es AESC, el proveedor de baterías eléctricas controlado por Nissan, que recientemente consiguió financiamiento por mil millones de libras para un nuevo centro de producción de baterías eléctricas en Sunderland.
Este desarrollo, apoyado por el gobierno británico, es vital para garantizar un futuro prometedor dentro del sector automotriz en el Reino Unido, especialmente en la electromovilidad. Pero ¿qué significa esto para los trabajadores y las comunidades afectadas? La reducción masiva de empleos trae consigo un impacto significativo en las economías locales y los empleos indirectos relacionados. La incertidumbre se extiende a contratistas, proveedores y sectores vinculados. Sin embargo, Nissan ha expresado su intención de gestionar la transición con prudencia, buscando minimizar daños y explorando todas las oportunidades para asegurar una recuperación sostenible de la compañía. El anuncio también refleja cambios profundos en la dinámica global de la industria automotriz.
Los fabricantes ahora enfrentan presiones para adaptarse rápidamente a tecnologías emergentes como los vehículos eléctricos, conducción autónoma y criterios ambientales cada vez más estrictos. Nissan, que fue pionero en el mercado de autos eléctricos asequibles, debe ahora equilibrar su legado con la necesidad de ser rentable y competitivo en esta nueva era. La estrategia de Nissan se asemeja a la de otros gigantes automotrices que también han tenido que reducir sus operaciones para hacer frente a una demanda fluctuante y a la necesidad de innovar. La reducción de fábricas y empleos, aunque dolorosa, se ve como un paso necesario para mantener la viabilidad a largo plazo y establecer una base financiera sólida que permita la inversión en nuevas tecnologías y mercados emergentes. En suma, Nissan está atravesando una etapa crítica de transformación.
El cierre de siete plantas y el recorte de 20,000 empleos reflejan un replanteamiento profundo tanto operativo como estratégico. El nuevo enfoque en rentabilidad, la racionalización de la cadena de suministro y la focalización en tecnologías competitivas serán claves para que la compañía resurja con fuerza. Queda por verse cómo este proceso afectará la dinámica global de Nissan y cómo logrará adaptarse a las nuevas demandas del mercado automotriz mundial, particularmente en un contexto económico y político cada vez más incierto. La industria automotriz mundial está en constante evolución, y solo aquellas empresas que logren flexibilizar sus modelos productivos y de negocio lograrán sobrevivir. Nissan, con esta reestructuración, apunta a posicionarse no solo como un fabricante más pequeño, sino como una compañía ágil, rentable y preparada para los retos del futuro.
Adaptarse rápido, enfocarse en la rentabilidad y en la innovación será la ruta indispensable para mantener su lugar en un mercado cada vez más competitivo y tecnológico.