El mundo de las criptomonedas continúa experimentando grandes transformaciones y desafíos regulatorios, especialmente en Estados Unidos, donde las stablecoins son un componente crucial para la adopción masiva y la integración con el sistema financiero tradicional. En mayo de 2025, el proyecto de ley conocido como GENIUS Act (Guiding and Establishing National Innovation for US Stablecoins of 2025 Act) sufrió un revés significativo al no conseguir superar un procedimiento llamado cloture en el Senado. Este fracaso puso en evidencia no solo las complejidades inherentes a la regulación de activos digitales, sino también las tensiones políticas derivadas de la relación de algunos liderazgos con el ecosistema criptográfico, particularmente aquellas vinculaciones con el expresidente Donald Trump y sus intereses en criptoactivos. El GENIUS Act fue concebido como una propuesta bipartidista para proporcionar un marco regulatorio claros y efectivos para las stablecoins, aquellas criptomonedas que se diseñan para mantener un valor estable al estar vinculadas a activos tradicionales como el dólar estadounidense. La intención del proyecto era facilitar el crecimiento legal y la adopción generalizada de estos instrumentos en pagos y transacciones, promoviendo la innovación manteniendo controles suficientes para prevenir riesgos como el lavado de dinero y la volatilidad excesiva.
Desde el comienzo, el GENIUS Act contó con el respaldo de varios senadores de ambos partidos, incluyendo al ponente principal Bill Hagerty, junto con los senadores Tim Scott, Kirsten Gillibrand, Cynthia Lummis y Angela Alsobrooks. Sin embargo, el apoyo demócrata empezó a resquebrajarse cuando surgieron preocupaciones vinculadas a la posibilidad de que la legislación pudiera favorecer indirectamente las iniciativas en criptomonedas relacionadas con Donald Trump, cuyo papel en el ecosistema ha sido objeto de controversia. Este factor provocó un aumento de tensiones y una postura más reticente de algunos legisladores, que exigieron condiciones más estrictas y garantías adicionales. Para abordar estos cuestionamientos, el proyecto de ley fue objeto de enmiendas que introdujeron requisitos más rigurosos para los emisores de stablecoins, incluyendo disposiciones ampliadas en materia de prevención de lavado de dinero y supervisión regulatoria. Aunque estas modificaciones buscaban mitigar las preocupaciones de los demócratas, no fueron suficientes para asegurar su respaldo en el momento decisivo.
El rechazo en el Senado, específicamente la imposibilidad de superar el voto para avanzar en el procedimiento de cloture, representó un golpe para los esfuerzos de regulación proactiva en el sector de las criptomonedas. El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, expresó su frustración ante la retirada del apoyo demócrata, señalando que habían hecho concesiones en múltiples ocasiones y no comprendía las razones detrás de la paralización. La caída de esta legislación ha generado reacciones significativas en el ámbito financiero y tecnológico. Varias voces destacadas del sector manifestaron su descontento y preocupación ante lo que perciben como una falta de liderazgo en Estados Unidos para establecer reglas claras que permitan a las stablecoins y otros activos digitales prosperar de manera segura y competitiva en el escenario global. Cynthia Lummis, una de las promotoras republicanas del GENIUS Act, publicó una declaración en la que expresó su profunda decepción por no lograr la aprobación de una ley que consideraba fundamental para el futuro de los activos digitales y la posición de Estados Unidos como líder en innovación financiera.
En la misma línea, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, utilizó sus redes sociales para enfatizar que sin una orientación regulatoria adecuada, los activos digitales dificultarán competir a nivel mundial, subrayando la necesidad de un liderazgo estadounidense firme en este campo. Además, la directora ejecutiva de la Blockchain Association, Kristin Smith, señaló que aunque estaban decepcionados por la votación fallida, mantenían esperanzas gracias al compromiso bipartidista que se había demostrado durante la elaboración de la legislación. Esto evidencia que, pese al revés, existe voluntad política y del sector privado para seguir trabajando en marcos regulatorios adecuados. Este episodio pone de relieve la complejidad de regular un ámbito tan dinámico y en evolución como el de las criptomonedas y las stablecoins. La búsqueda de un equilibrio entre fomentar la innovación, proteger a los consumidores y mitigar riesgos financieros es un desafío constante que enfrenta el Congreso estadounidense.
A su vez, la polarización política y las vinculaciones personales o empresariales con criptomonedas generan un terreno complicado para alcanzar consensos duraderos. El impacto inmediato de la falla en la aprobación del GENIUS Act puede traducirse en una ralentización en la claridad normativa para los emisores y usuarios de stablecoins en Estados Unidos, lo cual podría afectar la competitividad del país frente a otras regiones que avanzan en sus regulaciones digitales. Por ejemplo, la Unión Europea ha mostrado un interés significativo en establecer reglas explícitas para las stablecoins a través de su propuesta Markets in Crypto-Assets (MiCA), lo que podría situar a Europa como un referente en regulación mientras Estados Unidos enfrenta incertidumbre. Por otra parte, la negativa afecta también la expansión y el desarrollo de un sistema financiero más inclusivo basado en tecnologías blockchain. Las stablecoins son consideradas una herramienta clave para el acceso a servicios financieros, especialmente en contextos donde la inflación o la falta de infraestructura bancaria son problemas relevantes.
Sin un marco regulatorio claro, la adopción masiva puede verse dificultada por la desconfianza o la inseguridad jurídica tanto para inversores como para consumidores. A pesar del revés, expertos sugieren que la regulación sobre stablecoins no será abandonada por mucho tiempo. La creciente demanda de mercados digitales y la presión de la comunidad empresarial harán que se retomen los debates con nuevas propuestas, quizás más equilibradas o con mayor capacidad de negociación entre las partes involucradas. Mientras tanto, el ecosistema de las criptomonedas sigue evolucionando con nuevos participantes y tecnologías que buscan facilitar la integración con sistemas tradicionales. La ausencia de reglas firmes puede producir tanto oportunidades como riesgos, como mayor volatilidad, uso indebido o incluso una fragmentación regulatoria que complique las operaciones transfronterizas.
En conclusión, el bloqueo del GENIUS Act en el Senado muestra claramente la complejidad política y técnica de regular las stablecoins en Estados Unidos. Aunque la iniciativa tenía un enfoque bipartidista y estaba pensada para establecer un entorno que impulse la innovación y la seguridad, las disputas políticas y preocupaciones específicas frenaron su aprobación. El mercado de activos digitales y sus reguladores tendrán que continuar dialogando para encontrar soluciones que protejan intereses públicos, motiven el desarrollo tecnológico y posicionen a Estados Unidos como líder en finanzas digitales a nivel mundial.