Suiza está marcando un antes y un después en el panorama de las energías renovables con un proyecto audaz y pionero que convierte las vías férreas en verdaderas plantas solares. La iniciativa, impulsada por la start-up suiza Sun-Ways, consiste en instalar paneles solares desmontables entre los rieles del tren, transformando un espacio tradicionalmente despejado y sin uso en una fuente de energía limpia y eficiente. Esta innovación no solo resalta el compromiso de Suiza con la sostenibilidad, sino que además abre nuevas posibilidades para la explotación inteligente de infraestructuras existentes sin afectar ni interrumpir el transporte ferroviario. La idea surgió en 2020, cuando el ingeniero Joseph Scuderi, fundador de Sun-Ways, se preguntó por qué no se podía utilizar el espacio abandonado entre las vías para producir energía solar. Tras cinco años de desarrollo y pruebas, en abril de 2025 se inauguró una instalación piloto en Buttes, un pequeño pueblo en el cantón de Neuchâtel, donde se colocaron 48 paneles solares fijados sobre las traviesas de madera que sostienen los rieles del tren.
Esta primera instalación cubre aproximadamente 100 metros y tiene la capacidad de generar alrededor de 16,000 kilovatios hora al año, lo que equivale al consumo anual de entre cuatro y seis hogares promedio. Lo que hace verdaderamente revolucionaria esta tecnología es la capacidad de los paneles solares para ser instalados y removidos rápidamente sin necesidad de detener el tráfico ferroviario. Gracias a una máquina desarrollada en colaboración con la empresa de mantenimiento ferroviario Scheuchzer, es posible colocar y retirar hasta 1,000 metros cuadrados de paneles en cuestión de horas. Esta flexibilidad asegura que las labores de mantenimiento de las vías puedan realizarse sin complicaciones ni interrupciones, manteniendo la seguridad y eficiencia del sistema ferroviario. Además, se han diseñado equipos especiales para mantener limpias las superficies de los paneles, como un cepillo cilíndrico que se adapta al extremo de los trenes, garantizando así su rendimiento óptimo.
Este nivel de innovación refleja la importancia de concebir soluciones sostenibles que no solo respeten la infraestructura existente, sino que también faciliten su operatividad y mantenimiento. La ambición detrás del proyecto es enorme: Suiza cuenta con aproximadamente 5,320 kilómetros de red ferroviaria — descontando secciones en túneles y áreas con baja exposición solar — y Sun-Ways estima que la implementación masiva de esta tecnología podría alcanzar la producción de un billón de kilovatios hora por año. Esta generación energética equivaldría al consumo eléctrico de 300,000 hogares y cubriría cerca del 2% del consumo total de electricidad del país. Estas cifras adquieren mayor importancia en el contexto del compromiso suizo para alcanzar una sociedad sin emisiones contaminantes antes de 2035. Para cumplir con esta ambiciosa meta, el país suizo debe multiplicar por siete su producción de energía solar respecto a los niveles actuales.
Proyectos como el de Sun-Ways son cruciales para ampliar la matriz energética renovable aprovechando espacios que de otro modo quedarían desperdiciados. Aunque ya existen iniciativas similares en países como Alemania, Italia, Francia y Japón, la particularidad de Suiza radica en la rapidez y facilidad con la que se pueden instalar y quitar los paneles solares sin afectar la circulación de trenes. Esta ventaja ha llamado la atención de expertos internacionales y organismos dedicados a la innovación energética y el transporte sostenible. Instituciones como la Agencia Suiza para la Promoción de la Innovación (Innosuisse) han respaldado financieramente el proyecto, que ha contado con una inversión inicial cercana a 585,000 francos suizos. Este apoyo ha sido fundamental para validar la viabilidad técnica y económica de esta solución, que combina innovación con respeto por la infraestructura ferroviaria y la seguridad operativa.
El gobierno y las autoridades de transporte muestran un interés cauteloso pero prometedor. La Oficina Federal de Transporte (FOT) ha autorizado la prueba piloto con una duración mínima de tres años, asegurándose de que se realicen estudios rigurosos para evaluar el desgaste de la vía, la seguridad de circulación, y la eficacia del mantenimiento tanto de los paneles como del sistema ferroviario. Esta prudencia busca garantizar que la introducción de paneles solares entre las vías no comprometa en ningún momento la integridad ni funcionalidad del transporte por tren. La tecnología también invita a reflexionar sobre el aprovechamiento del espacio en entornos urbanos y rurales, donde la expansión de parques solares puede ser limitada por restricciones territoriales o conflictos de uso del suelo. En este sentido, los ferrocarriles del país se convierten en un recurso valioso y poco explorado para la generación de energía limpia sin la necesidad de afectar áreas naturales o agrícolas.
Algunos expertos internacionales, como el investigador Martin Heinrich del Instituto Fraunhofer para Sistemas de Energía Solar, han expresado que poner paneles solares en áreas ya construidas es una estrategia más sostenible y deseable que la instalación de grandes superficies en entornos naturales. No obstante, señala que los módulos fotovoltaicos suelen estar diseñados para permanecer instalados por décadas y que una frecuencia elevada de instalación y desinstalación podría incrementar costos y riesgos de daños. Aun así, el modelo suizo apuesta por la flexibilidad necesaria para mantener la infraestructura ferroviaria en óptimas condiciones mientras se genera electricidad. Esta característica puede ser decisiva para la replicabilidad del sistema en otros países con extensas redes ferroviarias y condiciones climáticas diversas. El interés global hacia la tecnología de Sun-Ways no se limita a Europa.
Países como Corea del Sur, España, Rumania, Estados Unidos, China e Indonesia han manifestado contacto o colaboración para llevar a cabo proyectos pilotos similares. En Corea del Sur, por ejemplo, se espera que un proyecto piloto comience en 2025 apoyado por entidades gubernamentales clave, en respuesta a la posibilidad de instalar paneles solares a lo largo de sus aproximadamente 6,600 kilómetros de líneas férreas. Japón también sigue de cerca esta innovación con miras a contribuir con sus objetivos de descarbonización para 2050. Sin embargo, los legisladores japoneses han subrayado la necesidad de estudiar a profundidad la seguridad operativa y el impacto del mantenimiento antes de adoptar el sistema diseñado en Suiza. En Indonesia, la empresa privada Mutitron Automa busca replicar la iniciativa en la ciudad de Bogor y eventualmente extenderla a lo largo de toda la isla de Java, demostrando que la adaptabilidad de esta tecnología puede adaptarse a distintas geografías y contextos socioeconómicos.
Suiza demuestra con este proyecto que es posible integrar tecnología limpia en espacios inéditos para la producción de energía, optimizando la infraestructura existente y contribuyendo a la transición ecológica. Este modelo abre caminos para que otros países combinen transporte y generación energética, fomentando sinergias que minimicen el impacto ambiental y maximizan el uso de recursos. La instalación de paneles solares entre las vías férreas representa mucho más que una innovación técnica: es un símbolo de cómo los desafíos medioambientales pueden enfrentarse con creatividad y colaboración, transformando infraestructuras tradicionales en soluciones para un futuro sostenible. Mientras la energía solar sigue ganando protagonismo en el mix energético mundial, iniciativas como la suiza no solo aportan kilovatios hora sino que impulsan un cambio de paradigma en la forma en que concebimos los espacios y recursos a nuestro alcance. La combinación entre la movilidad sostenible y la generación limpia es una apuesta segura para países que buscan reducir sus emisiones y alcanzar la neutralidad climática.
La experiencia que actualmente se desarrolla en Buttes podría ser solo el comienzo de una tendencia global hacia ferrocarriles solares, donde la innovación y la responsabilidad ambiental viajan juntas sobre las mismas vías.