Nissan, uno de los principales fabricantes de automóviles a nivel mundial y la tercera automotriz más grande de Japón, ha anunciado la cancelación de su ambicioso proyecto para construir una planta de baterías para vehículos eléctricos (EV) en la ciudad de Kitakyushu, en la isla suroeste de Kyushu, Japón. Este movimiento representa un cambio significativo en la estrategia de la compañía frente a la creciente competencia y los desafíos económicos del sector automotriz global, especialmente en el dinámico mercado de los vehículos eléctricos. La planta estaba presupuestada en aproximadamente $1.1 mil millones (153.3 mil millones de yenes) y tendría una capacidad anual de producción de 5 gigavatios-hora, utilizando tecnología de baterías de fosfato de hierro y litio (LFP, por sus siglas en inglés).
Se esperaba que la planta generara alrededor de 500 empleos directos y contaba incluso con un subsidio del gobierno japonés de hasta 55.7 mil millones de yenes. La construcción y operación de esta instalación representaban una apuesta fuerte de Nissan para reforzar su producción y presencia en el sector de vehículos eléctricos en el mercado doméstico y asiático, en un momento en el que la transición hacia la electrificación se convierte en prioridad para la industria automotriz mundial. Sin embargo, después de una evaluación cuidadosa sobre la eficiencia de la inversión y los actuales problemas financieros de la empresa, Nissan decidió abortar el proyecto. Esta decisión ocurre en un contexto en que la compañía japonesa enfrenta dificultades económicas que la han llevado a efectuar un proceso exhaustivo de reestructuración.
La empresa proyecta para el último año fiscal una pérdida neta récord de entre 700 mil y 750 mil millones de yenes (entre $4.8 y $5.14 mil millones de dólares) debido a cargos por deterioro y otros factores financieros desfavorables. También tiene en marcha un plan para reducir su capacidad global en un 20% y disminuir su plantilla laboral en alrededor de 9,000 empleados a nivel mundial. Además, Nissan prepara una oferta de jubilación anticipada para varios cientos de empleados en Japón, un movimiento que no ocurría en el país desde hace 18 años, reflejando un cambio claro en su política laboral y un ajuste a la disminución de la producción en el mercado doméstico.
Aunque Nissan no ha comentado oficialmente esta estrategia, reportes del periódico Nikkei detallan que la reducción de personal estaría dirigida principalmente a divisiones administrativas dentro de Japón. La llegada de un nuevo CEO, Ivan Espinosa, en abril de 2025, ha marcado el comienzo de una nueva fase en la gestión de Nissan, centrada en una profunda reestructuración con el objetivo de restaurar la rentabilidad y competitividad de la empresa. Entre las acciones más visibles están la revisión de proyectos de inversión, optimización de operaciones y el cierre o redimensionamiento de fábricas. La cancelación de la planta de baterías en Kitakyushu está alineada con esta estrategia más conservadora y enfocada en mejorar la eficiencia económica. Este movimiento de Nissan también tiene implicaciones importantes para la industria automotriz japonesa y mundial.
Japón ha sido un jugador fundamental en la fabricación de vehículos eléctricos y la tecnología de baterías, y la decisión de Nissan podría influir en la percepción de inversiones futuras de otras compañías en el país. La planta de Kitakyushu representaba no solo una expansión de la capacidad productiva, sino también un impulso significativo para impulsar el desarrollo tecnológico y crear empleos especializados en energías limpias y sostenibles. Por otra parte, la creciente competencia global, especialmente de fabricantes chinos y surcoreanos, que han avanzado rápidamente en la producción y comercialización de baterías de litio y vehículos eléctricos, representa un desafío que Nissan está evaluando cuidadosamente. La decisión de cancelar la planta podría indicar un replanteamiento en su cadena de suministro y estrategia tecnológica, posiblemente optando por alianzas estratégicas o externalización de producción fuera de Japón para reducir costos y riesgos. La elección de la tecnología LFP para la planta también tiene relevancia dentro del sector.
Las baterías de fosfato de hierro y litio son conocidas por ser más económicas y seguras, aunque con menor densidad energética en comparación con otras tecnologías de baterías como las de níquel-cobalto. Nissan había apostado por esta tecnología para fortalecer su gama de vehículos eléctricos con alternativas más asequibles y sostenibles, anticipando una demanda creciente en segmento masivo de consumidores. La cancelación de esta planta hace cuestionar el rumbo que tomará Nissan en cuanto a su innovación en baterías y su oferta ecología en el mercado global. En el marco de la crisis que enfrenta Nissan, con pérdidas millonarias y reestructuraciones profundas, la cancelación del proyecto se enmarca como una medida para optimizar recursos y minimizar riesgos financieros. Sin embargo, esta decisión podría también ralentizar la transformación eléctrica de la compañía y permitir la entrada más agresiva de sus competidores en sectores en crecimiento.
La industria automotriz global se encuentra en medio de una transición acelerada hacia vehículos eléctricos, con diferentes actores compitiendo por la cuota de mercado y las tecnologías más avanzadas. La capacidad de reacción de Nissan será clave para su futuro. Al cancelar la planta de Kitakyushu, Nissan también podría estar enviando una señal de que el mercado doméstico japonés no es el epicentro estratégico para su recuperación y crecimiento en los próximos años. La madurez y ralentización del mercado japonés, junto con los cambios demográficos y económicos, han llevado a que muchas empresas reconsideren sus inversiones y busquen oportunidades más dinámicas en otros mercados emergentes o consolidados. Mientras tanto, el gobierno japonés, que había mostrado su apoyo económico a la planta a través de subsidios multimillonarios, probablemente tendrá que ajustar sus políticas y estrategias hacia la electrificación y la industria automotriz, buscando incentivar no solo la inversión privada sino también la innovación tecnológica para mantener la competitividad del país a nivel global.