La industria de la tecnología médica en Estados Unidos se encuentra en una encrucijada crucial debido a la investigación que lleva a cabo el Departamento de Comercio de EE.UU. sobre la importación de semiconductores. Esta investigación, realizada bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, evalúa si la dependencia de los semiconductores importados representa un riesgo para la seguridad nacional. Dada la importancia fundamental que tienen los semiconductores en la fabricación de dispositivos médicos modernos, los posibles cambios en las políticas comerciales podrían tener consecuencias significativas para el sector.
Los semiconductores son componentes esenciales en una amplia gama de dispositivos médicos, desde monitores implantables hasta sistemas avanzados de diagnóstico por imágenes y dispositivos impulsados por inteligencia artificial. Sin estos chips, la funcionalidad, precisión y eficacia de muchos equipos médicos se verían comprometidas, lo que transforma cualquier cambio en los costos o la disponibilidad de estos componentes en un desafío directo para la capacidad del sector de innovar y operar eficientemente. En primer lugar, hay que considerar el impacto económico. En el primer trimestre de 2025, varias compañías líderes en tecnología médica como GE Healthcare y Thermo Fisher revisaron a la baja sus previsiones de beneficios anuales debido a los aumentos en costos relacionados con las tarifas arancelarias vigentes, que ya afectan a una variedad de productos. Además, empresas como Johnson & Johnson y Danaher han advertido que esperan enfrentar cientos de millones de dólares en costos adicionales derivados de estas tarifas.
Un posible incremento en las tarifas o imposición de nuevas tasas arancelarias sobre semiconductores y equipos relacionados podría exacerbar estas tensiones financieras en un sector que opera con márgenes ajustados. Un aspecto importante de esta problemática es que los fabricantes de dispositivos médicos a menudo gestionan ciclos de planificación prolongados y estrategias rigurosas de control de costos. Por esta razón, es probable que no puedan trasladar inmediatamente al consumidor final los incrementos en los costos de materiales, lo que agudiza la presión sobre sus resultados financieros y limita la capacidad de inversión en investigación y desarrollo. Scott Almassy, líder en semiconductores para PwC en Estados Unidos, destacó que los dispositivos que dependen de chips avanzados enfrentan un impacto de costos acumulativo significativo, lo cual podría afectar desde pequeños dispositivos implantables hasta grandes equipos de diagnóstico. La importancia estratégica de los semiconductores para Estados Unidos se refleja en la preocupación de que su escasa producción nacional y la alta dependencia de proveedores extranjeros, especialmente en Asia Oriental, representen una vulnerabilidad.
La mayoría de la fabricación de semiconductores de grado médico y de altos estándares se realiza fuera del país, principalmente en Taiwan, Corea del Sur y China. Esta situación crea un escenario donde las tensiones geopolíticas o comerciales pueden comprometer el suministro y la estabilidad del mercado para la industria medtech. Durante la pandemia de COVID-19, la escasez mundial de semiconductores puso de manifiesto lo críticos que son estos componentes para los dispositivos médicos esenciales. Equipos como ventiladores, monitores de glucosa, marcapasos y sistemas robóticos de cirugía dependen directamente de estos chips. Sin embargo, el mercado de semiconductores para tecnología médica representa solo alrededor del 1% del mercado total global de semiconductores, según datos de AdvaMed en 2022, lo que dificulta la capacidad del sector para competir en el suministro frente a sectores como el automotriz o el tecnológico, donde la demanda es mucho mayor y los volúmenes de compra superan considerablemente a los de medtech.
Esta dinámica de mercado genera incertidumbre sobre la prioridad que recibirá la industria médica en posibles futuros escenarios de escasez o bloqueo comercial. Los fabricantes de dispositivos médicos también enfrentan desafíos en términos de aseguramiento de su cadena de suministro, ya que dependen tanto de componentes provenientes de mercados extranjeros como de la estabilidad política y comercial de estos países. Problemas en esta cadena pueden traducirse en retrasos en la producción, aumentos inesperados en costos y dificultades para cumplir con regulaciones y estándares estrictos propios del sector salud. En cuanto a la seguridad nacional, la investigación de la Sección 232 busca determinar si la dependencia de chips importados pone en riesgo la capacidad de Estados Unidos para responder a emergencias sanitarias, mantener su liderazgo en innovación médica o garantizar la disponibilidad continua de dispositivos críticos. Un argumento central es que controlar la producción y suministro de semiconductores permitiría fortalecer la autonomía tecnológica y disminuir la vulnerabilidad ante posibles conflictos geopolíticos o interrupciones comerciales.
Como respuesta a estos retos, algunas empresas del sector están explorando alternativas, como incrementar la inversión en desarrollo de procesos internos y buscar asociaciones con fabricantes nacionales o en países aliados con cadenas de suministro más seguras. Sin embargo, la complejidad técnica y el costo elevado de la producción de semiconductores avanzados hacen que un cambio rápido sea difícil y demandante en términos de recursos. En resumen, la investigación en curso sobre la importación de semiconductores en Estados Unidos se erige como un factor de gran influencia para la industria de tecnología médica. El aumento potencial de tarifas, la incertidumbre en la cadena de suministro y la presión sobre los costos operativos plantean desafíos significativos para los fabricantes de dispositivos médicos. La importancia estratégica de los semiconductores y su creciente uso en dispositivos avanzados posicionan a esta cuestión en el centro del debate político y económico en torno a la seguridad nacional y el futuro de la innovación sanitaria.
Para enfrentar este panorama, será vital que el sector medtech colabore estrechamente con autoridades y otros sectores industriales para lograr un equilibrio entre la protección nacional y la viabilidad económica. Solo así se podrá garantizar el desarrollo y disponibilidad continua de tecnologías médicas avanzadas que mejoren la salud y calidad de vida a nivel global.