CVS Health es un nombre que resuena poderosamente en el sector de la salud estadounidense. Con ingresos que superaron los 124 mil millones de dólares el año pasado, esta empresa se posiciona como una de las más grandes e influyentes en la industria sanitaria del país. Sin embargo, a pesar de su tamaño y trayectoria, CVS enfrenta una encrucijada estratégica que plantea una pregunta fundamental: ¿qué es exactamente CVS y hacia dónde se dirige en el complejo ecosistema de la salud? La trayectoria y el alcance de CVS se sustentan en su modelo de negocio verticalmente integrado, que abarca desde la venta minorista en farmacias hasta la gestión de beneficios farmacéuticos y seguros de salud. Esta integración le permite ofrecer una gama amplia de productos y servicios, pero también implica enfrentar desafíos propios de cada una de sus divisiones. Mientras algunas áreas prosperan, otras luchan por adaptarse a cambios del mercado, regulaciones y presiones políticas.
En primer lugar, la parte minorista, es decir, las farmacias CVS que muchos consumidores reconocen por su conveniencia y accesibilidad, ha visto dificultades en los últimos años. Este segmento se enfrenta no solo a la competencia tradicional, sino también a nuevos actores y a la digitalización creciente que modifica el comportamiento del consumidor. Las ventas frontales en tiendas físicas han registrado un estancamiento o incluso caídas, reflejo de la transformación en la forma en que los pacientes y clientes acceden a productos farmacéuticos y servicios conexos. Por otro lado, Caremark, la división de gestión de beneficios farmacéuticos de CVS, se encuentra en el ojo del huracán político. Su función es negociar precios y administrar las recetas en nombre de aseguradoras y empleadores, lo que la coloca en medio de debates sobre costos de medicamentos y acceso a tratamientos.
La presión regulatoria y la atención mediática han aumentado, generando incertidumbre sobre su evolución y adaptabilidad en un entorno donde la política sanitaria juega un rol decisivo. La rama de seguros, representada especialmente por Aetna, también refleja un panorama mixto para CVS. Con su cartera de planes médicos, Aetna enfrenta los retos comunes a la industria de seguros de salud, incluyendo la retención de clientes, manejo de riesgos y respuesta a cambios legislativos. La diversificación en este segmento pretende complementar el modelo de CVS, pero la sinergia entre las divisiones aún está en proceso de consolidación. Un paso estratégico importante para CVS fue la adquisición en 2023 de Oak Street Health, compañía especializada en atención primaria para adultos mayores.
Esta compra marcó un giro hacia la prestación directa de servicios médicos, ampliando la visión de CVS más allá de la farmacia y los seguros. No obstante, la integración de Oak Street y la efectividad de este nuevo enfoque aún deben demostrarse en el terreno comercial y operativo. El panorama ejecutivo también ha registrado cambios significativos. La partida de la CEO Karen Lynch a finales de 2024 abrió un periodo de reflexión y revisión estratégica bajo la nueva dirección de David Joyner, actual CEO. Joyner ha expresado públicamente que la compañía está en un proceso de autodefinición, reconociendo que la pregunta "¿Qué es CVS?" está en el centro de la agenda directiva.
Este ejercicio no es menor, pues implica evaluar la estructura, prioridades y modelo de negocio para responder a las dinámicas del mercado con mayor claridad y efectividad. Joyner ha dejado claro que no hay intención inmediata de desmembrar la empresa ni deshacerse de alguna de sus unidades principales, a pesar de rumores anteriores. La aspiración prioritara es convertir a CVS en la empresa de salud más confiable en Estados Unidos, siendo un referente tanto en la prestación de servicios médicos como en la gestión del riesgo a través de sus operaciones aseguradoras. Esta visión integradora refleja la apuesta por mantener un enfoque híbrido que combine farmacia, clínica y seguros. Un ejemplo reciente que ilustra esta estrategia es la decisión de CVS respecto a los medicamentos para la pérdida de peso basados en GLP-1, una clase de tratamientos que ha ganado popularidad creciente.
CVS eligió incluir en su lista preferida el medicamento Wegovy, de Novo Nordisk, mientras excluyó a Zepbound, de Eli Lilly. Esta selección no solo tiene implicaciones económicas, sino que también refleja un posicionamiento comercial que busca gestionar costos y accesibilidad. La reacción de Eli Lilly, competidor clave en el mercado de medicamentos para adelgazar, fue inmediata. El CEO David Ricks expresó que no persiguen acuerdos exclusivos y que confían en sus propias vías de acceso para pacientes, como su plataforma LillyDirect que permite la prescripción y entregas en línea. Este intercambio resalta cómo CVS juega un papel clave en la canalización y regulación del acceso a ciertos tratamientos innovadores.
Este tipo de decisiones estratégicas pone a CVS en el centro de debates que trascienden lo comercial. El control sobre qué medicamentos forman parte de las listas preferidas puede influir en la salud pública, en la experiencia del paciente y en el desarrollo de la industria farmacéutica. CVS, en su rol híbrido, se convierte en un actor que debe balancear intereses económicos, regulatorios y sociales. En este contexto complejo, la aspiración de CVS de consolidarse como la compañía de salud más confiable implica enfrentar múltiples retos a la vez: mejorar la rentabilidad y el crecimiento de sus unidades comerciales, adaptarse a la regulación y la política sanitaria, innovar en modelos de atención y cuidado, y construir una marca que transmita confianza y eficiencia. El futuro de CVS dependerá en buena medida de su capacidad para armonizar sus partes dispares.
La experiencia de compañías similares, como UnitedHealth Group, muestra que lograr una integración total bajo las restricciones regulatorias es complicado. Sin embargo, CVS parece interesado en preservar la diversidad funcional de sus divisiones, optando por un modelo que permite flexibilidad y especialización en cada segmento. La gestión de riesgos será clave en esta trayectoria. Asegurar la sostenibilidad económica de sus planes de salud y servicios médicos implica comprender y mitigar las variables financieras y clínicas que afectan a sus clientes y pacientes. La innovación tecnológica, la analítica avanzada y la personalización del cuidado son elementos que, sin duda, jugarán un papel fundamental.
Además, la creciente digitalización en el sector salud desafía a CVS a potenciar su presencia online y sus canales de servicio digital. La competencia ya no proviene únicamente de otras cadenas de farmacias o aseguradoras, sino de startups de salud digital, plataformas de telemedicina y nuevos formatos de distribución de medicamentos. En suma, CVS Health se encuentra en un punto de inflexión que requerirá decisiones audaces y precisas. La pregunta sobre su identidad corporativa refleja un proceso profundo de ajuste estratégico que afectará no solo a la empresa, sino también a millones de consumidores que confían en sus servicios para su bienestar. Analizar qué es CVS hoy y qué buscará ser en el mañana es entender la transformación del sistema de salud estadounidense, donde la convergencia entre farmacia, atención médica y seguros será, muy posiblemente, la clave para enfrentar los retos de una población cada vez más envejecida y exigente con la calidad y accesibilidad de los servicios.
La evolución de CVS estará seguida de cerca por inversores, reguladores, competidores y, sobre todo, por los propios usuarios que dependen de esta gran empresa para cuidar su salud.