La creatividad es una habilidad fundamental en nuestra vida personal y profesional, una capacidad que nos permite solucionar problemas, innovar y generar ideas únicas que marcan la diferencia. Sin embargo, encontrar métodos efectivos para fortalecer esta facultad puede resultar todo un desafío. Entre las muchas técnicas y consejos sobre cómo ser más creativos, existe un “hack” poco conocido pero poderoso: leer las esquelas. A primera vista, las esquelas suelen ser vistas simplemente como una sección más del periódico, un espacio donde se anuncian fallecimientos con fechas y logros. Pero para quienes tienen la curiosidad y la mente abierta, cada esquela representa una ventana hacia un mundo desconocido y un relato de vida que puede abrir las puertas a una fuente inesperada de inspiración.
Al sumergirte en estas historias, accedes a un mosaico de experiencias, profesiones, aficiones y contextos culturales variados que rara vez encuentras todos juntos en otro lugar. La creatividad se alimenta de conexiones entre ideas, especialmente cuando estas ideas provienen de ámbitos muy diferentes. El cerebro humano funciona a través de redes conceptuales; cuanto más lejanas estén dos ideas dentro de esa red, mayor será la posibilidad de que su combinación produzca un resultado original y sorprendente. Leer las esquelas desafía al lector a captar aspectos dispares de la vida y a reflexionar sobre conexiones inexploradas, transformando esa diversidad en un combustible para la imaginación. La investigación científica respalda esta experiencia.
Investigadores como Yoed Kenett han demostrado que la creatividad prospera cuando vinculamos conceptos distantes en nuestra mente. Su estudio sobre la cognición y creatividad revela que existe un “Google mental” interno capaz de buscar y relacionar datos de distintas áreas. De esta forma, a mayor amplitud y diversidad del conocimiento previo, más probabilidades hay de generar nuevas ideas. Lo crucial es que esas ideas no estén estrechamente relacionadas, pues la creatividad verdadera surge de asociaciones inesperadas. Este concepto no es nuevo.
En la década de 1960, el psicólogo Sarnoff Mednick exploró cómo la estructura de la memoria afecta el pensamiento creativo. A través de experimentos clásicos, descubrió que las personas creativas no solo responden con asociaciones evidentes, sino que suelen generar vínculos inusuales entre conceptos, explorando un espectro más amplio. A esta dinámica la llamó teoría asociativa de la creatividad y sentó las bases para entender por qué las ideas más originales suelen ser resultado de combinaciones mentales remotas. Ejemplos históricos de innovaciones nacidas de estas conexiones sorprendentes abundan. La invención del velcro, por ejemplo, surgió cuando George de Mestral observó cómo los pequeños ganchos de los cardos se adherían al pelo de su perro.
Esta observación arrancó una idea revolucionaria, derivada de una asociación entre las plantas y un sistema de cierre textil. Igualmente, creaciones como las notas Post-It o el horno microondas tienen en común el haber nacido de una conexión inesperada entre mundos aparentemente inconexos. Una forma de fortalecer la habilidad para establecer estas conexiones es exponiéndose continuamente a nuevas ideas, especialmente cuando provienen de campos o culturas diferentes a los propios. Aquí es donde las esquelas ofrecen un material invaluable. Mientras que la mayoría del contenido que consumimos en internet o medios está diseñado para ser relevante para nuestros intereses y hábitos previos, las esquelas presentan historias diversas sin filtro, muchas veces sin relación aparente con quienes las leen.
Al leer con atención, sin buscar una idea concreta, nos permitimos absorber lugares de vida, profesiones, pasiones y logros que amplían nuestro panorama mental. Por ejemplo, la historia de alguien que fue pionero en la televisión en español en Estados Unidos o de un inventor que desarrolló un enjuague bucal único puede parecer anecdótica, pero se convierte en una semilla para indagar, cuestionar y conectar con otros ámbitos totalmente disímiles. Este acto invita a hacernos preguntas profundas: ¿Cómo influyó un pensador espiritual británico que vivió en México en la cultura latinoamericana? ¿Qué procesos llevaron a un académico a ser un emprendedor serial en áreas tan variadas como minería y salud? Estas interrogantes mantienen activas nuestras redes neuronales, obligándonos a mirar más allá de lo evidente y a descubrir relaciones estructurales que pueden derivar en nuevas ideas o enfoques. Además, la lectura de esquelas nos conecta con historias humanas auténticas y enriquecedoras, funcionando como un puente cultural y temporal. A diferencia de la información generalizada y masiva que circula, las esquelas ofrecen relatos íntimos y personales que desafían preconceptos y nos muestran vidas complejas y multifacéticas con las que quizás no hubiéramos tenido contacto.
No se trata solo de acumular datos, sino de practicar la curiosidad activa, que es el motor indispensable de la creatividad. Por eso, es importante leer con calma, sin prisa ni prejuicios, permitiendo que las imágenes, palabras y circunstancias nos inspiren. Se trata de un entrenamiento mental que alimenta la capacidad de hacer analogías remotas y mapeo estructural, procesos mediante los cuales se trasladan atributos o relaciones de un concepto a otro, dando lugar a nuevas combinaciones originales y con potencial creativo. Incorporar esta práctica dentro de una rutina diaria o semanal puede generar un impacto positivo en nuestra capacidad de innovar. Más allá de técnicas clásicas como la meditación, el brainstorming o el contacto con especialistas, leer las esquelas funciona como un ejercicio único de exposición a diversidad cognitiva.
En definitiva, la creatividad no es solo un don reservado para unos pocos, sino una habilidad que puede desarrollarse con hábitos adecuados. Introducirnos en la vida de otras personas a través de sus esquelas es una forma sutil pero potente de expandir nuestro horizonte mental y fomentar conexiones inesperadas que pueden traducirse en ideas sorprendentes. Así que la próxima vez que tomes un periódico o accedas a la edición digital un domingo, no pases por alto esa sección pequeña y aparentemente gris donde se anuncian vidas que han partido. En esas líneas esconden historias valiosas capaces de abrir puertas a mundos distintos, potenciar tu pensamiento creativo y acompañarte en el camino hacia la innovación. Leer las esquelas es una invitación a la curiosidad, a la conexión y a la creatividad.
Un hábito sencillo que puede cambiar tu forma de ver el mundo y de concebir lo posible, transformando el acto de recordar vidas en una fuente inagotable de nuevas ideas.
