La transición en la dirección de Berkshire Hathaway y la fuerte acumulación de efectivo de la compañía han generado una gran incertidumbre y entusiasmo en el mercado financiero, especialmente en torno a su posible incursión en el mercado de Bitcoin. Con Greg Abel asumiendo el liderazgo de Berkshire hacia finales de 2025, muchas preguntas surgen acerca de las capacidades y la estrategia que la gigantesca firma invertidora podría adoptar respecto a las criptomonedas, en particular Bitcoin, el activo digital por excelencia. Berkshire Hathaway, bajo la tutela de Warren Buffett, se ha caracterizado durante años por una posición crítica frente a Bitcoin. Buffett llegó a denominarlo “veneno para ratas al cuadrado”, dejando claro que no veía valor en esta moneda digital que considera sumamente especulativa. No obstante, con Greg Abel al mando y debido al tamaño histórico del efectivo disponible de Berkshire Hathaway, la discusión en torno al potencial de inversión en Bitcoin adquiere una nueva dimensión.
A finales del cuarto trimestre de 2024, Berkshire Hathaway contaba con unos asombrosos 347 mil millones de dólares en efectivo y valores del Tesoro de Estados Unidos. Para poner esta cifra en perspectiva, representa aproximadamente el 32% del valor total de mercado de Berkshire, que supera los 1.1 billones de dólares. Esta posición de liquidez no solo es un testimonio de la fortaleza financiera de la empresa, sino también una indicación clara de su enorme capacidad operativa para realizar inversiones significativas. Si Berkshire decidiera invertir todo ese efectivo en Bitcoin, el cálculo según los precios aproximados de mayo de 2025 muestra una capacidad para adquirir alrededor de 3.
52 millones de bitcoins al precio de 95.000 dólares por unidad. Esto significaría controlar aproximadamente el 17.88% del suministro circulante total de Bitcoin, que se estima en unos 19.69 millones de monedas en ese momento.
Tal adquisición pondría a Berkshire Hathaway en una posición predominante dentro del mercado de criptomonedas, convirtiéndolo en uno de los actores más influyentes en esta industria emergente. Incluso si solo se destinara parte del efectivo, como los 295.98 mil millones de dólares invertidos en valores del Tesoro, la empresa podría comprar cerca de 3.12 millones de bitcoins. Esto equivale a un 15.
85% del suministro total, lo que sigue siendo una participación volatilmente significativa en Bitcoin, capaz de influir en los movimientos de precios y señalizar un cambio importante hacia la aceptación institucional de las criptomonedas. Al comparar esta potencial inversión con los mayores poseedores corporativos de Bitcoin, se observa algo realmente revelador. Strategy Inc., anteriormente conocida como MicroStrategy, ostenta actualmente la mayor reserva corporativa de Bitcoin, con unas 553.555 monedas valoradas en alrededor de 52.
2 mil millones de dólares. Berkshire Hathaway podría igualar esta stash de bitcoins con apenas una fracción, cerca de una sexta parte, de su reserva total de efectivo. Esta comparación no solo pone en perspectiva el tamaño relativo de la inversión de Strategy, sino que también enfatiza la magnitud de la capacidad de Berkshire para posicionarse de manera dominante. Desde el punto de vista del mercado, los analistas de Bernstein proyectan un crecimiento sustancial en las inversiones corporativas en Bitcoin durante los próximos años. Estiman que para 2029, la entrada de fondos de tesorerías corporativas en Bitcoin podría alcanzar los 330 mil millones de dólares, con grandes fracciones provenientes de empresas públicas que buscan reposicionarse en el entorno económico actual.
Esta tendencia indica que, aunque Berkshire todavía no haya mostrado un interés público claro en bitcoin, el contexto de mercado y las presiones competitivas podrían acelerar su involucramiento. La actitud de Greg Abel respecto al bitcoin, si bien aún no ha sido explícitamente definida, parece continuar alineada con la filosofía tradicional de valor de Warren Buffett, que privilegia inversiones en activos con flujo de caja tangible y previsible. Esto deja en segundo plano a activos considerados más especulativos o volátiles por la dirección actual. Aun así, la empresa mantiene una exposición indirecta al ecosistema cripto a través de sus inversiones en compañías como Nu Holdings y Jefferies Financial Group, esta última con participaciones en fondos ligados a Bitcoin como el iShares Bitcoin Trust de BlackRock. Este patrón recuerda la actitud previa de Berkshire frente al oro.
A pesar de que Buffett criticó repetidamente el oro por no generar rendimientos productivos, la compañía sorprendió al adquirir acciones de Barrick Gold en 2020, aunque luego optó por venderlas. Este precedente sugiere que, bajo la nueva dirección, podría haber una apertura a exploraciones más cautelosas o indirectas en activos alternativos como bitcoin, sin necesidad de adoptar una postura radical. El impacto potencial en el precio y la dinámica del mercado Bitcoin también merece atención. La compra masiva de 3 millones o más de bitcoins por parte de una institución de la envergadura de Berkshire tendría sin duda consecuencias significativas, tanto en la percepción del mercado como en la asignación de activos a nivel global. Además, un movimiento de este tipo podría alentar a otras grandes empresas a seguir una estrategia similar, alimentando un ciclo de adopción institucional más amplio.
Por otro lado, el riesgo que implica destinar una fracción tan significativa del efectivo corporativo a un activo tan volátil como Bitcoin no puede ser subestimado. Los líderes de Berkshire deben balancear cuidadosamente el potencial retorno con la estabilidad financiera de la empresa y las expectativas de sus accionistas. La gestión del riesgo y la preservación del capital siguen siendo prioridades en estrategias de inversión corporativa, especialmente en un entorno económico global aún marcado por incertidumbres. En resumen, Berkshire Hathaway posee una capacidad financiera monumental para adquirir una porción sustancial del suministro total de Bitcoin si así lo deciden bajo la guía de Greg Abel. Este potencial, sin embargo, choca con la filosofía tradicional del valor inversionista que la empresa ha mantenido históricamente.
A pesar de ello, la existencia de una enorme reserva en efectivo y la apertura a inversiones indirectas en criptomonedas señalan que, en los próximos años, podríamos presenciar una evolución en la postura de Berkshire Hathaway respecto a Bitcoin y otros activos digitales. El mercado está atento, y cualquier anuncio de inversión directa de parte de Berkshire en Bitcoin sería sin duda un evento resonante que podría marcar un antes y un después en la trayectoria de las criptomonedas hacia la adopción masiva institucional. Mientras tanto, el debate continúa abierto y es un excelente momento para seguir de cerca las decisiones y movimientos de esta icónica compañía y su nueva dirección. La capacidad de Berkshire Hathaway para cambiar el escenario de inversión en Bitcoin es innegable. La pregunta no es solo cuánto Bitcoin pueden comprar, sino cuándo y bajo qué condiciones decidirán hacerlo.
El futuro de la relación entre el mundo corporativo tradicional y las criptomonedas parece estar en una etapa crucial, llena de potencial y desafíos.