En las últimas semanas, el escenario político y económico de Estados Unidos ha experimentado cambios significativos que merecen ser analizados con detenimiento. Una de las figuras que ha cobrado relevancia en este contexto es la vicepresidenta Kamala Harris, cuya popularidad ha ido en aumento en las encuestas. Este fenómeno ha coincido, y se ha visto amplificado, por las expectativas de un posible recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Juntos, estos factores han tenido un impacto notable en lo que algunos han denominado el "Trump trade", es decir, el movimiento del mercado impulsado por la expectativa de las políticas de Donald Trump. La ascensión en las encuestas de Kamala Harris es digna de mención.
Tras un periodo en el que su aprobación había estado en declive, principalmente debido a la falta de avances significativos en agenda política y las críticas hacia la administración Biden-Harris en temas como la inmigración y la inflación, Harris ha logrado revitalizar su imagen. Esta recuperación se ha visto impulsada por una serie de iniciativas que han captado la atención de los votantes y por su capacidad para comunicar efectivamente los logros de la administración. Entre sus esfuerzos más notables se encuentra su liderazgo en causas que afectan directamente a las comunidades marginadas, así como su enfoque en cuestiones de salud y educación. Una reciente serie de discursos y apariciones públicas ha mostrado a Harris como una figura decidida y capaz, lo que ha resonado positivamente entre los electores. Esto ha llevado a un incremento en su favorabilidad que, aunque aún está lejos de las cifras de otros líderes políticos, ha traído consigo la esperanza de una mayor estabilidad para el Partido Demócrata de cara a las próximas elecciones.
Por otro lado, el pronóstico de un recorte de tasas por parte de la Reserva Federal ha alterado significativamente el paisaje económico. Los analistas económicos han estado debatiendo la viabilidad de este movimiento dada la presión inflacionaria, pero las recientes señales de una desaceleración económica han puesto este tema en el centro de atención. Un recorte de tasas podría estimular el crecimiento económico y facilitar el acceso al crédito, con efectos positivos potenciales sobre la inversión y el consumo. El "Trump trade", un término que surgió durante la presidencia de Donald Trump, se refiere a la tendencia de los mercados financieros a responder favorablemente a las políticas que prometían tax breaks (reducciones fiscales) y desregulaciones. Durante su mandato, los mercados experimentaron un auge espectacular, alimentado por la expectativa de un crecimiento robusto impulsado por estas políticas.
Sin embargo, a medida que Harris ha ido fortaleciendo su posición y a la vez se han ido acumulando las pruebas de que la Reserva Federal podría tomar medidas para apuntalar la economía, los analistas han comenzado a cuestionar la sostenibilidad del "Trump trade". La idea de que la administración Biden-Harris está aportando eficacia y visión, en contraste con la incertidumbre que marcó los últimos años del mandato de Trump, está empezando a cambiar la narrativa en Wall Street. Muchos inversionistas, que una vez apostaron por las políticas de Trump, ahora están reevaluando sus posiciones. La convergencia de estas dos tendencias —el aumento de popularidad de Kamala Harris y la expectativa de políticas monetarias más laxas— podría estar sentando las bases para un nuevo ciclo de crecimiento que beneficie a las acciones y a la economía en general. Este cambio en la percepción no ha pasado desapercibido.
Las encuestas recientes muestran no solo un aumento en la popularidad de Harris, sino también una cierta restauración de la confianza en la gestión económica de la administración. La combinación de una vicepresidenta progresista que conecta con muchos de los temas actuales mediante ejemplos concretos y un entorno económico que parece más flexible está llevando a un replanteamiento de cómo los mercados podrían reaccionar en el futuro. Es importante señalar que este cambio no es un fenómeno a corto plazo. La política y la economía están profundamente interconectadas, y cualquier movimiento en uno de estos frentes influirá en el otro. Por ello, la evolución de las encuestas también podría tener un impacto en la percepción de estabilidad en el gobierno actual, lo que a su vez serviría de catalizador para cambios aún mayores en el mercado.
Los inversionistas están contemplando este nuevo escenario y considerándolo a la hora de ajustar sus carteras. Sin embargo, también es esencial mantener una perspectiva crítica. A pesar de la recuperación de Harris y las esperanzas de un recorte de tasas, el legado de la administración Trump no se desvanecerá de la noche a la mañana. Muchos de los desafíos que enfrentó la administración Biden-Harris, incluida la polarización política y los problemas económicos persistentes como la inflación y los cuellos de botella en la cadena de suministro, aún están presentes y no desaparecerán rápidamente. Por otro lado, la propia administración Biden-Harris podría enfrentarse a presiones dentro del partido por parte de los progresistas que exigen políticas más audaces, mientras que los moderados podrían temer que un enfoque demasiado radical impacte negativamente en las elecciones de mitad de mandato.