En un evento sin precedentes para la Iglesia Católica y para la historia moderna del papado, el cardenal Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, fue elegido como el 267º papa el 8 de mayo de 2025. Al asumir el pontificado, eligió el nombre de León XIV, posicionándose como el primer papa originario de Norteamérica. Su elección no solo revolucionó la representación geográfica dentro de la Santa Sede, sino que también trajo esperanzas renovadas para los fieles alrededor del mundo, especialmente para los católicos estadounidenses y latinoamericanos, dadas sus raíces y su amplia labor en Perú. La elección de un papa estadounidense tiene profundas implicaciones en el contexto global. Por primera vez, la voz de Norteamérica toma un papel central en la dirección espiritual de más de mil millones de católicos.
Robert Prevost, con una infancia y juventud marcadas por la cultura estadounidense y una vida adulta dedicada a la misión y el servicio en Perú, encarna un enfoque pastoral que combina el rigor intelectual y la sensibilidad misionera. Posee ciudadanía tanto de Estados Unidos como de Perú, lo que refleja su identidad multicultural y su compromiso con la Iglesia universal. El esperado anuncio del nuevo papa se dio en el corazón del Vaticano, cuando, después de la habitual señal de humo blanco que emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina a las 6:07 p.m., el mundo se paralizó para escuchar el emblemático “Habemus Papam”.
Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el cardenal francés protodiácono Dominique Mamberti proclamó en latín la elección y reveló el nombre elegido por Prevost: León XIV. La elección del nombre “León” es significativa y evoca la tradición de papas que han promovido la fortaleza, la defensa de la fe y la justicia social, honrando así el legado de León XIII, reconocido por su doctrina social de la Iglesia. Pope Leo XIV apareció ante miles congregados en la Plaza de San Pedro y millones atentos a través de los medios de comunicación mundiales, vestido con el tradicional hábito blanco papal y la capa roja (mozzetta). Su sonrisa junto con lágrimas brillando en sus ojos cautivó a la multitud, estableciendo de inmediato un vínculo humano, cercano y espiritual. Sus primeras palabras estuvieron cargadas de serenidad y esperanza: “La paz sea con ustedes”.
Estas palabras marcaron el tono de un pontificado centrado en la reconciliación y la paz desarmada, enfatizando una Iglesia abierta y acogedora hacia todos. Durante su saludo, el papa León XIV dejó claro que su mensaje se basa en la enseñanza del buen pastor, Jesucristo, que entrega la vida por sus ovejas. Habló con calidez de la unidad y la misión de la Iglesia como puente de diálogo y esperanza, comprometiéndose a liderar una comunidad sin exclusiones y abierta a quienes sufren. Subrayó su identidad como agustiniano y recordó una máxima de San Agustín que resuena profundamente en su ministerio: “Con ustedes soy cristiano y por ustedes soy obispo”. Este espíritu de servicio y humildad refleja sus prioridades pastorales: un papado dedicado a la misión, a la cercanía y al acompañamiento de los hermanos y hermanas en la fe.
Antes de su elección, la figura de Robert Prevost era ampliamente reconocida entre los cardenales y los fieles en todo el mundo. Como prefecto de la Congregación para los Obispos desde enero de 2023 hasta su elección como papa, jugó un papel clave en la selección y supervisión de obispos de rito latino en diversas diócesis globales. Su trabajo en esta área evidenció su capacidad para identificar líderes pastorales con auténtica vocación de servicio y predicación, alejados del clericalismo y comprometidos con la evangelización. Bajo su liderazgo, además, la incorporación de mujeres a la comisión para asesorar en la elección de obispos fue un paso revolucionario, promoviendo diversidad y escucha en la toma de decisiones eclesiales. La formación académica y espiritual del papa León XIV es igualmente destacable.
Con un título en matemáticas de la Universidad Villanova, y estudios avanzados en teología realizados en Chicago y en Roma —incluyendo un doctorado en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino—, su base intelectual es sólida, combinada con una experiencia pastoral extensa. Su pertenencia a la Orden de los Agustinos y su prolongada misión en Perú, donde ejerció como obispo de Chiclayo y administrador apostólico de Callao, reflejan su profunda conexión con las comunidades marginadas y un compromiso vital con la evangelización en contextos diversos. Sin embargo, su camino no ha estado exento de controversias. En septiembre de 2024, surgieron acusaciones de que, mientras era obispo en Perú, no habría tomado acción inmediata ante denuncias de abuso sexual contra un sacerdote de su diócesis. La investigación local, la respuesta inmediata de Prevost al remover al sacerdote y la investigación vaticana que concluyó con la ausencia de evidencia suficiente han sido parte del complejo contexto que rodea a su figura, reflejando los desafíos constantes que enfrenta la Iglesia para abordar y erradicar el abuso clerical desde sus raíces.
El papa León XIV tiene un estilo de liderazgo que busca derribar divisiones internas. En múltiples ocasiones expresó que la falta de unidad es una herida profunda para la Iglesia y que los obispos deben fomentar la comunión y el diálogo. Rechaza cualquier forma de autoridad dominadora y promueve un modelo de servicio y acompañamiento tanto a sacerdotes como a fieles. En plena época donde el mundo experimenta grandes divisiones sociales, políticas y religiosas, su enfoque pone la mirada en la reconciliación, la justicia y la misión de construir puentes. Su elección coincide con un contexto global marcado por múltiples crisis: conflictos armados, crisis migratorias, pandemias, y desafíos medioambientales.
Su mensaje de una paz “desarmada y desarmante” se convierte en una llamada urgente a la humanidad para buscar soluciones pacíficas, justicia social y solidaridad. Además, releva la necesidad de una Iglesia sin miedo, abierta al diálogo y siempre atenta a las necesidades del prójimo, especialmente de los más vulnerables y sufrientes. Desde su nombramiento, el papa León XIV ha recibido felicitaciones no solo de líderes religiosos, sino también de figuras políticas alrededor del mundo, incluyendo al gobierno de Estados Unidos, que celebra con orgullo el histórico papado de un hijo de Chicago. Este reconocimiento internacional subraya el impacto histórico de su elección y la expectativa de que su pontificado marque un giro de inspiración hacia una Iglesia más sinodal, inclusiva y comprometida con los desafíos del siglo XXI. Con su dominio de múltiples idiomas, incluyendo inglés, español, italiano, francés, portugués, y conocimiento de latín y alemán, el papa León XIV se posiciona como un líder global accesible y versátil para comunicarse con los fieles de todos los continentes.