La accesibilidad digital ha sido una preocupación creciente desde el auge de Internet. Durante más de dos décadas, las Web Content Accessibility Guidelines (WCAG) han guiado a desarrolladores y diseñadores para crear experiencias digitales más inclusivas. Sin embargo, el modelo tradicional basado en criterios de éxito binarios, establecidos por WCAG 2.x, ha mostrado limitaciones al no reflejar plenamente la complejidad de la experiencia real de usuarios con discapacidades. En respuesta, la propuesta de WCAG 3.
0 surge como una transformación radical en la manera en que evaluamos la accesibilidad, desplazando la atención desde la mera conformidad técnica hacia una evaluación más matizada de la usabilidad y la efectividad real. El modelo actual, vigente desde el lanzamiento de WCAG 2.0 en 2008 y evolucionado hacia WCAG 2.2, se fundamenta en el principio de que un criterio o es cumplido o no, un enfoque dicotómico que si bien facilita la auditabilidad y la regulación, no refleja con precisión la complejidad en el uso diario. Los usuarios no interactúan con sitios web o aplicaciones en términos absolutos, sino que navegan a través de flujos multifacéticos, contenido dinámico y estados interactivos que no siempre se pueden validar con checklists o pruebas automatizadas.
Así, una interfaz que técnicamente cumple un requisito puede resultar dificultosa o frustrante para alguien con discapacidad. WCAG 3.0 propone un cambio paradigmático para superar esta brecha. Su enfoque se centra en cómo los usuarios con discapacidades pueden completar tareas significativas, privilegiando la experiencia y la funcionalidad real. En lugar de preguntas binarias, incorpora un sistema de puntuación flexible que mide el grado de accesibilidad, permitiendo una evaluación más realista y práctica.
Este nuevo modelo en construcción no solo amplía el alcance de la accesibilidad a aplicaciones, dispositivos conectados, tecnologías emergentes como la realidad extendida y la interacción por voz, sino que también promueve una filosofía centrada en la inclusión efectiva y sostenible. El cambio de la estructura tradicional basada en los principios POUR (Perceptible, Operable, Comprensible y Robusto) hacia un esquema centrado en resultados (‘outcomes’) y métodos prácticos supone un avance significativo. En lugar de criterios de éxito rígidos, WCAG 3.0 plantea metas accesibles vinculadas a necesidades concretas del usuario. Estos ‘outcomes’ se traducen en evaluaciones que pueden ponderarse según la calidad de la experiencia que ofrecen, desde pobre hasta excelente, mediante escalas que permiten la gradación.
Por ejemplo, en un flujo de compra online, se puede puntuar la navegación por teclado, el etiquetado de formularios o la gestión de errores por separado, ofreciendo una visión más completa y accionable del estado general de la accesibilidad en lugar de una aprobación o rechazo global. Este sistema de puntuación incorpora distintos tipos de pruebas, que pueden ser binarias, basadas en porcentajes o cualitativas con juicios valorativos. Esta flexibilidad permite capturar matices esenciales, como la claridad de un texto alternativo en imágenes o el grado de cobertura de etiquetas en formularios. Además, se introducen errores críticos, que representan fallos de gran impacto que pueden invalidar puntuaciones positivas si impiden el uso esencial de una función, como la imposibilidad de completar un formulario vital para una compra o registro. Esto asegura que, pese a la flexibilidad, los errores graves no se diluyan dentro de una evaluación positiva general.
En cuanto a la conformidad, WCAG 3.0 abandona las conocidas categorías A, AA y AAA, y las reemplaza por niveles Bronze, Silver y Gold. Este nuevo esquema busca incentivar la mejora progresiva y puede aplicarse a características específicas, flujos o aplicaciones, facilitando un enfoque iterativo y adaptable para equipos técnicos. Bronze coincide aproximadamente con el nivel AA en términos de requisitos básicos y es alcanzable mediante pruebas automáticas y manuales guiadas. Silver y Gold son estándares cada vez más exigentes que incluyen validación con usuarios con discapacidades, procesos de diseño inclusivo e innovación.
Aunque la propuesta representa un gran avance, también plantea desafíos que requieren atención cuidadosa. El modelo basado en puntuaciones puede dar lugar a interpretaciones subjetivas, generando variabilidad en los resultados según quien evalúe. Esto podría complicar la comparabilidad de informes y la estandarización, especialmente en entornos regulatorios y contratos. La desaparición de umbrales binarios claros podría erosionar la claridad en la definición de cumplimiento legal, dado que muchas leyes actuales se refieren específicamente a WCAG 2.x.
Por lo tanto, se prevé un período prolongado de coexistencia de ambos estándares, implicando mayores costos y estrategias duales para organizaciones en sectores regulados. Otro riesgo reconocido es el fomento de un enfoque de 'accesibilidad mínima viable', donde alcanzar una puntuación de nivel básico pueda inducir complacencia y reducir esfuerzos en mejoras continuas. En entornos de alta presión temporal, existe el peligro de que se priorice simplemente alcanzar un puntaje suficiente en lugar de abordar barreras significativas que aún excluyen a usuarios. Por tanto, la cultura organizacional y la formación juegan un papel clave para evitar que esta situación se materialice y promover, en cambio, un compromiso genuino con la inclusión. Para los profesionales de diseño, desarrollo y dirección de producto, la transición hacia WCAG 3.
0 supone repensar la accesibilidad no como una carrera por cumplir normativas, sino como una oportunidad para habilitar verdaderamente a las personas. Adoptar una mentalidad enfocada en resultados y usabilidad, involucrar a usuarios con discapacidades desde etapas tempranas y quizás más importante, comprender que la accesibilidad es una dimensión integral de la experiencia de usuario serán aspectos esenciales para aprovechar el potencial de esta nueva propuesta. Actualmente, dado que WCAG 3.0 todavía se encuentra en fase de borrador y posiblemente tome años o incluso décadas para su completa adopción formal, es recomendable continuar alineándose con WCAG 2.2 como estándar vigente y reconocido internacionalmente.
Paralelamente, familiarizarse con los conceptos emergentes en torno a resultados, evaluaciones graduadas y diseño inclusivo ayudará a preparar a los equipos para la transición futura. En conclusión, WCAG 3.0 representa una transformación significativa en la forma en que abordamos la accesibilidad digital, priorizando la efectividad y la experiencia real de los usuarios sobre la mera conformidad técnica. Este enfoque más holístico y flexible, aunque desafiante, tiene el potencial de conducirnos hacia un ecosistema digital verdaderamente inclusivo y usable para todas las personas, independientemente de sus capacidades. El éxito radicará en equilibrar la innovación con el rigor, la flexibilidad con la claridad y, sobre todo, en mantener el foco en quienes son el centro de la accesibilidad: los usuarios reales.
La invitación para equipos y organizaciones es clara: no se trata solo de alcanzar puntuaciones o cumplir checklists, sino de construir experiencias digitales que realmente puedan ser usadas, disfrutadas y aprovechadas por todos.