El mundo de las criptomonedas está en constante evolución y los reguladores de todo el planeta buscan formas de armonizar la innovación con la seguridad financiera y la protección del consumidor. En este contexto, el Reino Unido ha presentado recientemente un conjunto de reglas para la industria cripto que han generado un intenso debate entre todos los actores del sector. Estas reglas son ampliamente consideradas como un marco normativo estricto y complicado, describiéndose como 'oneroso' por algunos expertos y empresas emergentes nativas del ecosistema cripto. Sin embargo, para las fintech consolidadas como Revolut, esta regulación representa una oportunidad para consolidar su liderazgo, aprovechar su experiencia en cumplimiento normativo y establecer una clara ventaja competitiva. Con la creciente popularidad y adopción de los activos digitales a nivel mundial, el Reino Unido ha decidido posicionarse con una regulación más cercana al modelo estadounidense que al europeo, particularmente en comparación con el Reglamento de Mercados en Criptoactivos (MiCA) de la Unión Europea, el cual ha sido criticado por su complejidad y efectos restrictivos sobre la innovación.
El Grupo Revolut, por medio de su jefe legal para el área cripto, Konstantinos Adamos, ha reconocido que el marco británico es significativamente más riguroso que MiCA, apuntando que las empresas que operan sin experiencia previa en entornos regulados deberán realizar enormes esfuerzos para ajustarse. Esta circunstancia pone de manifiesto una clara división entre las fintechs establecidas y las startups cripto, estas últimas tradicionalmente acostumbradas a operar en zonas grises regulatorias para maximizar velocidad, innovación e internacionalización sin las cargas legales que imponen autoridades como la Autoridad de Conducta Financiera (FCA, por sus siglas en inglés) en Reino Unido. La nueva legislación obliga a estas empresas a cumplir con una serie de requerimientos hasta ahora desconocidos para ellas, equiparándolas con firmas de inversión tradicionales en cuanto a supervisión y exigencias, incluyendo la obligación de adherirse a regímenes como el Senior Managers Certification Regime y la Consumer Duty, lo cual eleva considerablemente el costo y la complejidad para operar. Revolut, una neobanco con un valor estimado en 48 mil millones de dólares, ha desarrollado una estrategia de crecimiento agresiva en el ámbito de las criptomonedas en los últimos años. La compañía ha lanzado una app independiente llamada Revolut X, expandido su equipo de cripto en un 60% y probado tarjetas virtuales que permiten a los usuarios pagar directamente con criptomonedas.
Estas iniciativas impulsaron que Revolut alcanzara un beneficio de 1.5 mil millones de dólares en 2024, confirmando su éxito en integrar el cripto dentro de su ecosistema financiero. Para esta fintech, la regulación estricta que establece el Reino Unido no solo no es un impedimento sino un catalizador que favorece a quienes cuentan con sistemas robustos y cultura de cumplimiento. El sector fintech, y en particular aquellas organizaciones que ya interactúan con reguladores bancarios tradicionales, ven en estas reglas una oportunidad para diferenciarse frente a las startups cripto. Empresas como Robinhood también reflejan esta tendencia: han desarrollado negocios cripto de rápido crecimiento, evidenciando que la convergencia entre los servicios financieros tradicionales y las innovaciones digitales es cada vez más inevitable.
A su vez, gigantes bancarios estadounidenses muestran interés creciente en participar en esta industria emergente, lo que confirma que el futuro de las finanzas será híbrido. Por otro lado, para las empresas cripto de origen nativo, especialmente las que dependen de modelos ágiles y estructuras ligeras, la implementación de estas regulaciones puede suponer un desafío económico y operativo significativo. El ejemplo europeo es esclarecedor; tras la entrada en vigor de MiCA, se ha registrado un declive del 99% en la cantidad de empresas cripto basadas en la región, según un estudio de Coincub. Esta realidad generó preocupación respecto a un posible éxodo de talento y una paralización de la innovación en el ecosistema cripto europeo. El Reino Unido, que ha dejado la Unión Europea, tiene ahora la oportunidad de posicionarse como un referente global en regulación cripto al ofrecer reglas claras, rigurosas pero transparentes, que protejan a los consumidores sin sofocar el desarrollo tecnológico.
La ventaja para empresas como Revolut reside en que ya operan bajo supervisión bancaria, conocen los requerimientos legales y cuentan con plataformas de cumplimiento ya instaladas, lo que les permite adaptarse sin mayores sobresaltos. Además, la consolidación regulatoria significa que el mercado comenzará a mostrarse más predecible y confiable frente a inversores institucionales y usuarios finales, factores que podrían impulsar una segunda ola de adopción masiva para las criptomonedas en Reino Unido y más allá. Desde la perspectiva de la política pública, garantizar la seguridad jurídica es clave para atraer capital y talento, y para evitar que operaciones riesgosas o fraudulentas dañen el desarrollo sustentable del sector. En resumen, aunque la normativa británica pueda parecer un obstáculo para las startups cripto en fase inicial, crea un entorno competitivo donde las empresas con robustas estructuras, experiencia regulatoria y capacidad financiera como Revolut salen fortalecidas. Este fenómeno genera un ‘foso regulatorio’ o barrera de entrada que protege a las startups más consolidadas y cambia el mapa competitivo, favoreciendo una mayor profesionalización del mercado.
Con la creciente atención pública y mediática sobre las criptomonedas y los nuevos horizontes que estas abren en el mundo financiero, este nuevo marco regulatorio en Reino Unido marca un punto de inflexión. De cara al futuro, será fundamental observar cómo las distintas empresas se adaptan y evolucionan para aprovechar las nuevas reglas, cómo influirá esto en la innovación y si Reino Unido logra sumar talento mientras protege a sus ciudadanos en un ecosistema financiero cada vez más digital y globalizado.