El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, conocido comúnmente como SNAP y anteriormente llamado cupones para alimentos, es la iniciativa anti-hambre más grande y efectiva en Estados Unidos. Sus orígenes se remontan a las reformas sociales de la década de 1930, cuando el gobierno federal buscó maneras de apoyar a los ciudadanos afectados por la Gran Depresión. Hoy en día, SNAP es vital para más de 42 millones de estadounidenses, representando aproximadamente el 12.6% de la población, y ayuda a prevenir la desnutrición en hogares con bajos ingresos. Aproximadamente el 40% de los beneficiarios son niños, pero también una gran parte corresponde a adultos que viven solos.
Para 2025, conocer cuánto dinero puede recibir una persona individual bajo este programa es fundamental tanto para solicitantes como para quienes quieren comprender el impacto de este sistema en la sociedad estadounidense. El USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) administra el programa SNAP en colaboración con los estados. Cada año, ajusta las directrices de elegibilidad, además de las cantidades máximas de beneficios mensuales, basándose en la inflación y en otros factores económicos que afectan el costo de vida. Esto significa que los montos y requisitos cambian regularmente, adaptándose a la realidad del país. Para una persona que vive sola, el beneficio máximo mensual para el año fiscal 2025 es de 292 dólares, tan solo un dólar más que en el año anterior, demostrando cómo los ajustes son generalmente modestos pero constantes.
Los beneficios de SNAP se calculan a partir del llamado "Plan de Alimentación Económico" (Thrifty Food Plan), uno de cuatro planes que el USDA utiliza para estimar el costo de seguir una dieta saludable con diferentes niveles de gasto. Este plan refleja cuánto se necesita para una alimentación equilibrada con el mínimo gasto posible, y es la base para establecer los límites de subsidio que recibe cada hogar bajo SNAP. Para calcular la asignación mensual específica para un beneficiario individual, SNAP asume que esa persona debe contribuir con el 30% de sus ingresos netos hacia la compra de alimentos. Por ejemplo, si alguien recibe un ingreso neto mensual de 200 dólares, se considera que esa persona puede aportar 60 dólares para alimentos (30% de 200). Al restar esta contribución esperada del máximo beneficio de 292 dólares, resultaría un subsidio mensual de 232 dólares.
Este sistema de cálculo busca equilibrar la ayuda estatal con la responsabilidad individual dentro de las posibilidades económicas de cada solicitante. Sin embargo, no todo el que aplica a SNAP es automáticamente elegible. Los solicitantes deben cumplir ciertas condiciones de ingresos, que incluyen límites tanto para el ingreso bruto como para el ingreso neto mensual según el tamaño del hogar. El ingreso bruto es la suma total de ganancias antes de deducciones, mientras que el ingreso neto resulta después de considerar deducciones permitidas, como gastos médicos o de vivienda. Es indispensable cumplir ambas restricciones para ser beneficiario en la mayoría de los casos, lo que garantiza que el programa focalice su ayuda en quienes realmente lo necesitan.
Cada estado tiene además su propia administración y puede añadir ciertas regulaciones o ajustes, siempre dentro del marco general que establece el USDA. Esto significa que el proceso de solicitud y la documentación requerida pueden variar ligeramente dependiendo del lugar de residencia. Sin embargo, los principios de cálculo de beneficios y las pautas de ingresos se mantienen consistentes para asegurar equidad en todo el país. La importancia de SNAP va más allá del monto mensual que recibe un individuo. En momentos de crisis económica, como recesiones o aumentos significativos en los precios de los alimentos, esta ayuda se convierte en un salvavidas para millones de familias.
El programa no solo reduce el hambre, sino que también apoya la estabilidad económica mejorando la capacidad de los hogares para mantener una nutrición adecuada sin sacrificar otros gastos esenciales como vivienda o servicios. En suma, para una persona que solicite SNAP en 2025, el beneficio máximo mensual es de 292 dólares. Esta cifra es una estimación ajustada cada año y está diseñada para facilitar una alimentación saludable según estándares económicos razonables. No obstante, la asignación real dependerá del ingreso neto de cada solicitante, ya que el cálculo considera la contribución personal hacia la compra de alimentos. El conocimiento sobre este programa es fundamental tanto para quienes enfrentan inseguridad alimentaria como para quienes trabajan en políticas públicas y atención social.
Conocer cómo funcionan los beneficios y los requisitos contribuye a una mejor transparencia y a que más personas puedan aprovechar los recursos disponibles, mejorando así su calidad de vida. SNAP representa un esfuerzo continuo del gobierno estadounidense por combatir el hambre y la desnutrición, demostrando que, aunque con retos, es posible brindar apoyo efectivo a quienes más lo necesitan en la sociedad actual.